Juan Carlos Rodríguez: ‘Está bien limitar el gasto inútil’


Conversación tranquila de @jmfrancas con Juan Carlos Rodríguez, investigador de Analistas Socio-Políticos, Gabinete de Estudios y participante en MIRADAS ANTE LA CRISIS DEL COVID-19 del Club Tocqueville.

Tuitter:@jmfrancas Webhttps://sinpostureo.com bloghttps://www.noentiendonada.esYouTubehttps://www.youtube.com/channel/UCUGcEzxyMJwuOCBNnjwPDxg?view_as=subscriber

JMF: ¿Cómo llevas la crisis del maldito virus?

JCR: En mi familia se han dado varios casos. Dos de mis hermanas y sus maridos. Ambos tuvieron que ingresar en el hospital y estuvieron relativamente graves, pero ahora están bien. En mi casa no somos muy de salir, más allá de ir a trabajar y visitar a nuestros padres mayores. Tanto mi mujer como yo hemos podido trabajar desde casa. Ella es profesora de instituto y yo, aparte de mi trabajo en ASP, soy profesor asociado en la Complutense. He podido dar clases online con bastante normalidad, dentro de lo que cabe. En definitiva, habría preferido no estar encerrado, pero no ha sido tan dañino como para tanta gente.

JMF: El teletrabajo, ¿ha venido ya en muchos casos para quedarse?

JCR: El teletrabajo ya estaba aquí, pero poco extendido. A mí me da la impresión de que, en comparación con la situación previa a la crisis sanitaria, una vez que pase esta, habrá más gente teletrabajando, pero creo que la inmensa mayoría volverá al trabajo, digamos, presencial. Eso sí, se verá con algo más de normalidad, con menos desconfianza, que algunos días no se vaya a trabajar y se trabaje desde casa. Creo que muchos querrán volver a trabajar en su lugar de trabajo porque los horarios están más claros. Quizá en la enseñanza los profesores optemos algo más por híbridos que incluyan más trabajo y atención online.

JMF: ¿Qué sacaremos de ‘bueno’ de esta pandemia?

JCR: Obviamente, no lo sé. No podemos saberlo. Supongo que, al menos, muchos habremos incorporado a nuestro instrumental vital técnicas que antes usábamos poco o nada, como las videoconferencias o las compras online, cosas así. Supongo, también, que, mal que bien, nos quedará una mayor conciencia de las interdependencias en que vivimos y de la necesidad de cuidar esas interdependencias. También puede que seamos más conscientes de las fragilidades y las fortalezas de nuestro modo de vida. De todos modos, ni siquiera estoy seguro de que podamos aprender a estar preparados para la próxima pandemia. No todos los países que vivieron las anteriores más recientes, sacaron las enseñanzas apropiadas. Y, si las sacaron, no supieron mantener la alerta y la preparación (los recursos dispuestos) el tiempo suficiente.

JMF: Como especie, nuestra gran virtud es que aprendemos, ¿no lo ves nada claro?

JCR: Estaba hablando de España. Sí, claro, como especie aprendemos, pero también desaprendemos. O, dicho de otro modo, volvemos a cometer los mismos o parecidos errores. Y no es tan fácil predecir cuándo pasará una cosa o la otra.

JMF: Tropezamos dos veces con la misma piedra… ¿en qué piedra volveremos a tropezar ahora?

JCR: En España quizá no consigamos aprender a mantener un debate público menos enconado, menos polarizado, con mejores formas, etc.

JMF: Siguen las dos Españas ante cualquier tema. ¿Por qué es así?

JCR: No es solo cuestión de dos Españas. Es cuestión de cómo vemos al adversario político, sea de la “otra España” o no. Demasiadas veces lo vemos como un enemigo, como alguien con poca o ninguna legitimidad, siquiera, para expresar su opinión. En principio, los ciudadanos del común son muy contrarios a esas formas y esos comportamientos, pero no está del todo claro que los penalicen con sus votos.

JMF: ¿Qué son los ‘ciudadanos del común’?

JCR: Tú y yo. La gente corriente. Los votantes.

JMF: Muchos de los votantes están tanto o más polarizados que los líderes de las dos Españas…

JCR: Algunos o bastantes, sí, claro. Pero no estoy nada seguro de que sean la mayoría. En nuestros trabajos hemos observado que hay zonas amplias de consenso (dos tercios, cuatro quintos a veces) en una variedad de políticas públicas. De hecho, si analizamos buena parte de esas políticas, observaremos mucha más continuidad que cambio a lo largo de las últimas décadas, independientemente del color del partido en el gobierno. En cualquier caso, desde luego, muy amplias mayorías expresan una aversión clara a las formas políticas poco civilizadas.

JMF: ¿Cuales son las formas políticas poco civilizadas?

JCR: Son los comportamientos a los que me refería antes. Tratar al adversario como enemigo. No escucharle. Los insultos. Los desprecios. No saber mantener una conversación…

JMF: En tu video del Club Tocqueville hablas de ‘cuidar’, de ‘cuidados’, ¿a qué te refieres?

JCR: Me refiero a que podemos vernos, como sociedades, de muchas maneras, pero también como sistemas de cuidados mutuos, directos e indirectos. Todos somos cuidadores en algún momento de nuestras vidas; todos recibimos cuidados. En ese vídeo insistía en dos cosas. Por una parte, “cuidado” tiene un sentido amplio y va bastante más allá de la madre o el padre alimentando, vistiendo, criando a su hijo, alcanzando hasta la producción y distribución de bienes, fundamental, obviamente, para el sostenimiento de la vida. Por otra, recordaba que, al menos en castellano, la palabra “cuidado” implica conocimiento, inteligencia. Viene de “cogitatus”, el participio de “cogitare”. Es decir, no es solo cuestión de buenas emociones, sino de aplicar la inteligencia. Por ejemplo, hoy, queremos salir del confinamiento y volver a la normalidad, procurando mantener a raya a la epidemia, de modo que haya muy pocos enfermos y muy pocos fallecidos. Queremos seguir cuidándonos. Pero hay que hacerlo con muchísima inteligencia y conocimiento, por ejemplo, el que se derivaría de contar con una capacidad de hacer tests y rastrear eficazmente los nuevos contagios, de modo que podamos contenerlos rápidamente y sin el enorme coste económico que ha conllevado el encierro y la semiparalización de la vida económica. Es decir, nos hace falta inteligencia para aplicar el que debería haber sido el Plan A (tipo Corea del Sur), como dice mi amigo Josu Mezo en su blog Malaprensa.

JMF: Inteligencia para saber hacerlo y voluntad para querer hacerlo, da la sensación de que a nuestras autoridades les ha fallado todo…

JCR: No estoy seguro de que no hayan querido hacerlo bien. El coste de no hacerlo bien es elevadísimo. Y no están solos en lo de no hacerlo demasiado bien. A mi juicio, una vez que no has podido controlar la epidemia con muy pocos muertos, como se ha hecho en Corea del Sur, pero también en países europeos bastante cercanos, tiene que seguir siendo fundamental la capacidad para saber en qué momento de la epidemia estamos, a escala nacional y a escala local, para poder ir tomando decisiones razonables. Eso implica recursos de conocimiento bien dispuestos por todo el territorio. No hay más remedio.

JMF: Después de la crisis sanitaria viene, ya estamos en ella, la crisis económica. ¿Ves en nuestros líderes inteligencia para ella?

JCR: Hay comportamientos que me hacen dudar de ello. Inteligencia, en este caso, implica, no solo tener buenos asesores (economistas y demás), sino ser capaz de incorporar puntos de vista que no tienen por qué coincidir del todo con el tuyo, pues pueden iluminar la realidad de otro modo, y abrir caminos a soluciones más eficaces. Creo que en esto seguimos flojeando bastante. Tenemos una suerte, de todos modos. Me da la impresión de que esta vez, y no como ocurrió con la crisis de 2008 en adelante, las instituciones europeas (el Banco Central en especial) y los países protagonistas (Alemania, Francia) van a cometer menos errores, lo cual no puede menos que beneficiarnos.

JMF: Coincido contigo que es una suerte si deciden ellos y no los nuestros…

JCR: No es tanto que decidan ellos y no nosotros, sino que sus decisiones no nos van a perjudicar, como sí nos perjudicaron algunas adoptadas, por ejemplo, en 2010/2011: el BCE se empeñó en ponerse a controlar la inflación (una inflación minúscula, por otra parte), con la que estaba cayendo. Y, de ese modo, contribuyó a la recesión en W que vivimos.

JMF: Pues yo prefiero que cercenen las ganas de gastar, de comprar votos, de nuestro gobierno…

JCR: En general, está bien limitar el gasto inútil, pero no todo el gasto lo es. La cuestión, por otra parte, es cómo se financia ese gasto de manera sostenible y con el menor daño para el crecimiento económico. Para mí, desde luego, lo fundamental es recuperar cuanto antes el nivel de renta previo a la pandemia y volver a crecer, lo más rápido posible, si se me permite la expresión.

JMF: Y según tu criterio,¿cómo se hace esto?

JCR: Obviamente, no soy un experto. Y nos llevaría a una conversación mucho más prolongada. De todos modos, para volver al crecimiento económico, aparte de tener controlada la epidemia, hay un par de cosas principales: que las señales que envían los agentes principales (gobiernos, bancos centrales: es fundamental que la política monetaria sea la adecuada) vayan, precisamente, en esa línea, la de que esperan volver a la normalidad cuanto antes; que las empresas hayan contado, sigan contando con la liquidez suficiente; que se les pongan las menores trabas posibles; y que, cuanto antes, con perdón de la simpleza, vuelva el turismo…

JMF: Mil gracias Juan Carlos, no queda entonces una conversación pendiente más prolongada en materia económica. Un abrazo y espero que la tengamos pronto, Mil gracias.

JCR: Gracias a ti. Otro abrazo.


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