Manuel Fernández Ordóñez: ‘La energía nuclear es imprescindible en la lucha contra el cambio climático’


Conversación tranquila de @jmfrancas con Manuel Fernández Ordóñez (@fdezordonez), doctor en Física Nuclear y analista de energías.

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JMF: ¿Hay energía obsoleta?

MFO: Desde el punto de vista estrictamente físico, no. Desde el punto de vista de las exigencias medioambientales de las sociedades más avanzadas y ricas, desde luego. Las personas a nivel mundial exigimos energías que nos permitan continuar mejorando nuestro nivel de vida, pero sin generar gases de efecto invernadero.

JMF: La atómica entonces…

MFO: La energía nuclear no es, ni mucho menos, una de esas energías obsoletas. Las nucleares producen el 10% de la electricidad en el mundo. En Europa, producen el 26% de la electricidad total y el 50% de la electricidad libre de emisiones. Es una energía de presente y de futuro. La energía nuclear es imprescindible en la lucha contra el cambio climático y no podremos hacer una transición energética sin ella.

JMF: Lo digo justo por eso, me choca que los activistas contra las energías del carbono sean contrarios a la nuclear…

MFO: Es absolutamente incomprensible. Nos enfrentamos a un enorme reto a nivel mundial: la descarbonización de las economías. Ante esta ingente tarea es asombroso que se pretenda prescindir de la fuente de electricidad más fiable y estable que no emite CO2. Este hecho únicamente se puede entender en base a cuestiones ideológicas. La evolución histórica de los movimientos antinucleares que han parecido preferir siempre la connivencia de las industrias emisoras por llevar la militancia antinuclear en su ADN. Ante el reto de descarbonizar, pretender prescindir de la energía nuclear es una vuelta de tuerca esperable de la exégesis medioambientalista, siempre en contra del progreso.

JMF: ¿Es un hecho objetivo que hay cambio climático?

MFO: Por supuesto, es indiscutible el hecho de que hay cambio climático.

JMF: ¿Es un hecho objetivo que el hombre causa este cambio?

MFO: Aquí hay diferentes puntos de vista. Uno mayoritario que afirma que así es de manera inequívoca. Otras corrientes que afirman que el hombre impacta en el clima junto con otros factores y, luego, hay muchas gradaciones en cuanto al impacto concreto que el hombre tiene en el clima.

JMF: Cuando se afirma que hay consenso científico en la responsabilidad del hombre sobre el cambio climático, ¿se manipula la ciencia?

MFO: La ciencia del cambio climático no es mi área de especialización. No tengo herramientas para afirmar o negar si “se manipula la ciencia”. La Ciencia, según Kuhn, se basa en un proceso permanente de duda en el marco de un consenso paradigmático. De vez en cuando, alguna observación hace que el paradigma establecido se tambalee y se desmorone, creando una revolución y creándose un nuevo paradigma. Para Feyerabend, sin embargo, la ciencia se basa en lo que él denominó el anarquismo epistemológico. Sin embargo, desde el punto de vista de la realidad que trasciende a la sociedad generalista, me preocupa ver desde fuera el alineamiento casi absoluto entre la mayoría de científicos, los políticos, las grandes líneas de financiación y la sociedad. Ante un clima de estas magnitudes es muy fácil la persecución del disidente, tenga o no razón. En mi opinión, la ciencia del cambio climático ha superado a todas las corrientes de la ciencia en el pasado en materia de impacto público y esto genera claros grupos de interés que probablemente nunca hayamos visto antes.

JMF: Si tú no tienes herramientas, imagínate los políticos y la prensa, algunos, o muchos de los cuales, dogmatizan continuamente. Si el CO2 es vital para la vida, las plantas viven de él. ¿Por qué es malo?

MFO: Ningún científico considera que el CO2 sea malo per se. Lo que preocupa a los científicos es el impacto que el CO2 puede tener sobre el clima y, por tanto, las consecuencias que los cambios en el clima pueden tener sobre la sociedad y los ecosistemas tal y como los conocemos.

JMF: ¿Y qué impactos negativos tiene?

MFO: Según los modelos actuales, se prevé un aumento de la temperatura global del planeta, con alteraciones significativas en el clima tal y como lo conocemos, así como subidas en el nivel del mar. Todo esto, según los expertos, originará cambios profundos a nivel social. Hay autores que afirman que esto será así y, por tanto, las consecuencias del cambio climático serán, en realidad, consecuencias estrictamente económicas que conviene afrontar. En definitiva, postulan que el cambio climático es una realidad pero que el ser humano no va a poder hacer nada para evitarlo y conviene prepararse para las consecuencias. Bjorn Lomborg es uno de estos exponentes.

JMF: ¿Qué características debe tener la energía del futuro?

MFO: El reto energético al que nos enfrentamos exige que las tecnologías de generación respondan a lo que el profesor Mariano Marzo llama el “trilema energético”. Se trata de un triángulo en el que los tres vértices tiene igual importancia: seguridad de suministro, sostenibilidad medioambiental y sostenibilidad económica. No podemos inundar el sistema de energías respetuosas con el medioambiente si éstas son muy caras o no aseguran el suministro. Del mismo modo, no podemos basar el sistema en energías que aseguren el suministro si suponen la emisión masiva de CO2. Las energías del futuro, sin duda, deberán cumplir estos tres requisitos. A medio plazo, hasta 2050 al menos, el mundo seguirá dominado probablemente por los combustible fósiles (petróleo y gas). Al menos esto es lo que nos dicen las perspectivas a futuro de los estudios más solventes. Más allá, mi opinión personal, es que el futuro de la energía vendrá determinado drásticamente por los desarrollos tecnológicos. Mi apuesta es que la energía del mundo se basará en hidráulica, solar, eólica, tecnologías de almacenamiento, nucleares modulares de fisión de baja potencia y reactores de fusión.

JMF: ¿Hidráulica supone más pantanos?

MFO: La energía hidráulica produce en la actualidad el 16% de la electricidad del mundo. Es la mayor fuente de electricidad libre de emisiones, seguida por la nuclear. Hay países del mundo donde esta fuente de energía tiene un peso muy relevante, como Noruega o Suiza. Habrá que explotarla allá donde sus recursos lo permitan, pero aún sin hacer más pantanos, su peso seguirá siendo relevante en el futuro.

JMF: ¿La solar tendera a estar casa por casa para el autosuministro?

MFO: La solar fotovoltaica tiene un enorme potencial de autoconsumo. Con tecnologías de almacenamiento a costes competitivos será un modelo viable de producción. Pero no nos engañemos, en grandes núcleos de población, las superficies disponibles solo serán suficientes para poder abastecer una pequeña parte de la demanda total de electricidad.

JMF: Ahora mismo, de estas energías, ¿cuáles son rentables?

MFO: Para el productor todas son rentables, si no fuera así no existirían. Desde el punto de vista del consumidor, unas son rentables a precios de mercado mayorista y otras han sido financiadas todos estos años en base a primas a la producción que hemos pagado en el recibo de electricidad. En la actualidad estamos viendo cómo hay subastas internacionales donde las energías eólica y solar están entrando a precios inferiores a los 20 €/MWh. Estos precios son muy competitivos incluso para las nucleares, donde en USA producen en el entorno de los 25 €/MWh. En España, sin embargo, estamos pagando energías termo solares a más de 300 €/MWh desde el año 2004.

JMF: ¿Y por qué ese precio de locos en España?

MFO: En el año 2004 se pretendió dar un impulso a la generación de energías renovables lo cual se articuló mediante una legislación específica que favorecía enormemente a estas tecnologías. Por ejemplo, la energía solar fotovoltaica recibía unas primas a la producción que se situaban en un 575% de la tarifa de referencia. El efecto llamada fue espectacular y, desde entonces, venimos sufriendo las consecuencias de una nefasta política energética financiada con cargo al contribuyente.

JMF: ¿Estamos condenados a seguir asi por mucho tiempo?

MFO: La legislación original establecía primas a 30 años vista. La cuantía de las mismas, en connivencia con la actuación política de los sucesivos gobiernos entre 2004 y 2013, originó que el sistema eléctrico fuera insostenible desde el punto de vista económico y hubiera que llevar a cabo unos recortes de primas con carácter retroactivo. Entonces se les impuso a los productores renovables un concepto de “rentabilidad razonable” que sitúa las primas a estas tecnologías en unos 7.000 millones de euros anuales. Este concepto acaba de ser renovado por el gobierno en funciones y estaremos pagando estas cuantías, al menos, hasta el año 2031. Conviene aclarar que las nuevas tecnologías renovables que se instalen lo harán a unos costes mucho menores que las de hace 15 años, pero seguimos pagando la herencia de haber hecho las cosas sin la planificación adecuada.

JMF: ¿Es por eso que en España la electricidad es más cara al consumidor ya sea privado o empresa?

MFO: Efectivamente, las primas a este tipo de energías, unidas a los costes financieros del déficit de tarifa y a otra serie de partidas incluidas en los costes del sistema eléctrica hacen que España tenga una de las facturas de la electricidad más cara de Europa, lastrando el desarrollo de nuestra economía e impactando muy negativamente en nuestra industria.

JMF: Entiendo que estamos condenados hasta el 2031 a no ser competitivos, ¿no tiene otra solución menos lacerante este error del 2004?

MFO: El sistema eléctrico tiene unos costes debidos a decisiones políticas que deben ser sufragados. Hay varias alternativas, pero ninguna de ellas es buena. Por un lado se podrían eliminar las primas con carácter retroactivo, esto implicaría la quiebra de muchos productores, una pérdida de seguridad jurídica inasumible que lastraría la inversión extranjera y una serie de laudos internacionales que España perdería, sin duda. Por otra parte se pueden eliminar todas estas partidas del recibo de la electricidad y pasarlas a presupuestos generales del estado, pero esto implicaría que nos bajaría la factura de la luz pero nos tendrían que subir los impuestos e cambio. Por último, podemos hacer que la industria no pague esos costes, pero esto implicaría que la factura eléctrica le baja a la industria, pero nos subiría en igual medida a los usuarios domésticos, incrementando todavía más la presión sobre los hogares. En definitiva, el problema no tiene una solución fácil.

JMF: ¿Quién fue el genio de la pifia del 2004?

MFO: El genio fue el Real Decreto 436/2004 publicado en el BOE el 12 de marzo (un día después de los atestados del 11M y dos días antes de las elecciones generales). Este Real Decreto fue elaborado por el Gobierno de José María Aznar.

JMF: Esa idea que anuncian algunos gobiernos de prohibir coches diesel y gasolina, ¿qué te perece?

MFO: Las decisiones de los gobiernos en mercados intervenidos son las que marcan las preferencias de la gente. El diésel es más barato que la gasolina porque el gobierno decidió en su momento cargarle menos impuestos. Si queremos transitar hacia un cambio de sistema debemos dar facilidades a tecnologías alternativas, pero la solución nunca pasa por las prohibiciones. El estado se financia con los combustibles fósiles, de hecho, en 2018 recaudó más de 11.000 millones de euros. Veo difícil que pueda prescindir de esta fuente de financiación.

JMF: ¿El futuro es el coche mixto, eléctrico…?

MFO: Es difícil aventurar el futuro en estos tiempos donde los desarrollos tecnológicos ocurren a tanta velocidad. En cualquier momento puede aparecer una tecnología disruptiva que nos haga cambiar de paradigma. Ahora mismo, el coche eléctrico está haciéndose nicho en el mercado, pero a un ritmo menor del esperado. Los motores eléctricos son mucho más eficientes que los motores de combustión y sus emisiones no son locales, aunque dependen del mix eléctrico de cada país. Hay corrientes que piensan que el coche eléctrico no llegará a alcanzar la masa crítica necesaria. No lo sabemos, pero sí es cierto que su penetración en el mercado dependerá enormemente de los avances en las tecnologías de baterías. Y no debemos olvidarnos del hidrógeno.

JMF: Sobre tu tema preferido, la energía, ¿algo que se me haya olvidado preguntarte?

MFO: Me gustaría hacer hincapié en el enorme reto al que nos enfrentamos en materia de transición energética para cumplir los objetivos que los países se han fijado en el Acuerdo de París. A este respecto, los países de la OCDE tienen la responsabilidad de liderar el camino, puesto que son los actores que acumulan la mayor parte de riqueza en el mundo y, por tanto, los que más capacidad de inversión presentan. La tecnología va a marcar un papel fundamental y, por tanto, las inversiones en innovación serán clave. La innovación ha de venir del sector privado, en busca de desarrollos eficientes que sean competitivos y no lastren las economías. Para ello, los estados deberían limitarse a asegurar unas condiciones óptimas que favorezcan un clima de inversión y evitar los errores del pasado mediante legislaciones que únicamente provocan el efecto llamada de buscadores de renta. Todas las tecnologías que nos ayuden en este camino son absolutamente necesarias y no podemos permitirnos el lujo de prescindir de fuentes energéticas que no emitan gases de efecto invernadero. Si no abandonamos las posiciones ideológicas en pro del pragmatismo técnico, no les quepa duda, fracasaremos.

JMF: Gracias Manuel, un abrazo y seguimos en contacto si te dejas jaja.

MFO: De nada Josep. Por supuesto, estoy a tu disposición para lo que necesites cuando quieras.


Un comentario en «Manuel Fernández Ordóñez: ‘La energía nuclear es imprescindible en la lucha contra el cambio climático’»

  1. Aunque algunos dicen que la hemos vencido porque se ha disuelto, no es verdad. Ese fue el primer ‘éxito atronador’ de la banda terrorista ETA, que con el asesinato del ingeniero Ryan (jefe de Lemóniz), consiguió paralizar definitivamente la construcción de esa central y de cualquier otra central nuclear. Sin duda que nos permitiría tener una energía eléctrica muchísimo más barata (la técnica nuclear), pero en España miramos pasmados a la punta del dedo de los ecologistas que nos señalan acusadoramente las consecuencias de un posible accidente nuclear y somos incapaces de pensar que allende los Pirineos tienen más de 50 centrales nucleares y sólo son unos cientos de kilómetros, en algunos casos menos.

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