El cigarrillo que Mato

110887b6f2fece47be681da61fc79be7

Ya estamos otra vez con la historia de las prohibiciones, ahora le toca al cigarrillo electrónico. El pobre ha cometido el grave error de venderse cada día más siendo un negocio de éxito y, no se engañen, el todavía peor pecado de escaparse a la escandalosa fiscalidad del tabaco. Entre obligaciones y prohibiciones, siempre con multas, este gobierno se lleva la palma. Decía un sabio amigo mío que cuando a un ser normal le pones uniforme… ni te cuento; yo añado que si el ser no es normal, imagínense. Según qué cargos son más que un uniforme, sobre todo cuando en la vida precargo la máxima aspiración era más que discreta.

El motivo-excusa de esta prohibición es «proteger la salud de los ciudadanos«. Y una leche. El motivo es meterse en la vida de todos y cada uno. El motivo es fiscalizar, nunca mejor dicho, hasta los actos privados. El motivo, en el fondo, es que se sepa quién manda. Fíjense la gran preocupación por hacernos sanos a guantazos que la ministra de las fiestas infantiles se atreve a decir que «la regulación nacional se hará con independencia de lo que se acuerde en la Unión Europea». Solo busca euros Les recomiendo, a estos políticos de oferta que en algunos casos ni distinguen un seiscientos de un jaguar, que lean Rebelión en la granja o que, simplemente, piensen en un concepto tan básico como es el de libertad. Puede ser que no entiendan nada, entonces enmarquen su cartera ministerial, su uniforme, y váyanse en coche oficial a su casa.