Mucho hecho aislado

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Primero fue el líder de los socialistas catalanes, Pere Navarro, el que sufrió violencia, ahora han sido el ministro Montoro y la presidenta del PP de Catalunya Alicia Sánchez Camacho. En un lapsus pequeño de tiempo dos actos extemporáneos que lógicamente, el primero más que el segundo, han merecido una condena unánime y poco más. Un grano no hace granero y probablemente dos tampoco, pero cuidadito que ha habido muchos más. Curiosamente algunas sedes de determinados partidos también han salido malparadas. ¿Son hechos aislados? Es probable que sean multitud de hechos aislados que, fruto de la casualidad, solo afectan a los partidos que hoy por hoy se enfrentan a la independencia. De mi etapa de educador recojo el siguiente aprendizaje: cuando en el mobiliario nuevo de un colegio aparece el primer manchón provocado hay que correr a borrarlo y llamar la atención de la gravedad del suceso. Si no se actúa así, el segundo, tercero y demás manchones son casi instantáneos. O la justicia actúa de inmediato o los manchones se extienden y ya no se llegará a tiempo. La violencia es una línea de lo más roja que si nos separa en buenos y malos.

No entiendo nada. ¿Hay alguien en su sano juicio que piense que la violencia ayuda para algo? Los no afectados de momento por ella, ¿no se dan cuenta que tarde o temprano el que no acata dócilmente determinados postulados también será atacado? Democracia supone estado de derecho y esto implica que todos deben cumplir la ley y el que no la cumple debe sufrir sus democráticas consecuencias, ¿no ven que la excepción conduce siempre a la ley de la selva? Alguien me lo explica.

Yo destrozo y tu pagas

incidentes

Pasados ya días del dramático desenlace del impropiamente llamado ‘sábado de la dignidad’ en Madrid, el tema aún colea. Muchas manifestaciones, exceptuando las contrarias al terrorismo y las favorables a la vida, acaban en tumultos y graves desperfectos una y otra vez. El sábado confluyeron en Madrid las llamadas ‘Marchas por la Dignidad’ y el domingo hubo otra gran manifestación por ‘la Vida, la Mujer y la Maternidad’ y ocurrió lo que por otra parte las autoridades y la gente esperaba: las primeras acabaron en vandalismo puro y la segunda, pacífica total, en el silencio de los medios. Destrozos y roturas especialmente dolorosas las que sufrieron multitud de policías en sus carnes y, ya muy en segundo lugar, aunque sin duda monetariamente costosas, el mobiliario urbano y las sedes de empresas de todo tipo. Llueve sobre mojado y los detenidos, excepto uno que por poco mata a un policía, pasaron por el juzgado como si de un fotocall de reality se tratara.

¿Terroristas profesionales en las manifestaciones, fallos por síndrome de Melilla en la actuación policial, complejos en la judicatura, miseria en los partidos políticos? De todo un poco y todo a la vez. Al final los ciudadanos que pagamos a policías, jueces y políticos, también pagaremos los desmanes de los salvajes.

No entiendo nada. Parece que manifestación implica destrozos ¿Por qué casi nunca los que destrozan los pagan y los organizadores escurren el bulto? Nuestra clase política, ¿no entiende que la violencia no es democrática y por tanto nunca jamás es justificable? ¿Cuánto nos cuesta a todos, y especialmente a los bares, tiendas y demás directamente afectados, la blandura de la justicia con estos gañanes? ¿Alguien me lo explica?