28-N, Moncloa a la vista


El Barça-Madrid, partido morboso donde los haya, que iba a ser el remate de la jornada electoral, se ha convertido, por mor de un tal Roures, en el inicio de lo que será una precampaña maratoniana. Será el pistoletazo de salida de un cambio de Gobierno en Cataluña, de la campaña de las municipales con el Ayuntamiento de Barcelona en el horizonte y, especialmente, el arranque de la carrera hacia La Moncloa. No olvidemos que para el PP (y el PSOE) la derrota de ZP empieza en Cataluña.
Dicen que “el pescado está vendido”. Es posible. Pero cuando se acerca el momento final, el 28-N, nadie está dispuesto a racanear y no rebanar un voto. Todos se juegan demasiado.
Artur Mas se juega la existencia. Dos elecciones ganadas sin gobernar no le permiten otro fracaso. Hoy por hoy, su campaña está hecha. El cabreo de los catalanes con el tripartito le lleva en volandas, pero no puede colocar mal los alerones, meter la pata, sino quiere acabar en el fracaso.
Montilla lo tiene crudo, pero con respecto a las encuestas ya no puede perder nada. Dejará el resto, acosará a su contrario y no dudará en hacer lo que haga falta. Sus votantes son los más desanimados. Su objetivo es motivarlos y siempre –él y los suyos– han usado el mismo método, el recurso al miedo: que viene la derecha, porque Mas pactará con el PP, y que viene la independencia, porque Mas pactará con ERC. Probablemente esta vez tenga razón, ya que si lo que más preocupa a los catalanes es la crisis, no es fácil que Montilla pueda vendernos que él es el más capaz de liderar la recuperación económica.
El PP y ERC se juegan la tercera plaza. Alicia Sánchez-Camacho ahora está acelerando. Puigcercós, cayendo en picado. ¿Que pasará? Ya veremos. Para ERC hay que salvar algún mueble, está Carod Rovira al acecho. Para el PP esta campaña es un banco de pruebas para presentar propuestas de cara a las generales. Debe utilizar el escaparate mediático para demostrar que tiene programa y que éste es votable. Las elecciones catalanas se le quedan pequeñas a Rajoy.

(artículo publicado en LA GACETA el 13 de noviembre de 2010)


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