El que no corre, vuela


uvas

El hecho se narra en El Lazarillo de Tormes. Ahí va el diálogo de la escena en la que se reparten el racimo de uvas con la condición de que ambos comerán una a una.

-Lázaro: engañado me has. Juraré yo a Dios que has comido las uvas de tres a tres.

-No comí -dije yo-; mas, ¿por qué sospecháis eso?

Respondió el sagacísimo ciego: -¿Sabes en qué veo que las comiste de tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas.

Recuerda mucho este hecho el recriminar de nuestros políticos. Ya no es que se defiendan con el consabido: tu más. Es que actúan pensando que tonto el último.

Por supuesto que los partidos como organización no tiene ninguno autoridad moral. Todos los que han gozado de gobierno, repito todos, han tenido en su seno corruptos a los que han tapado y defendido hasta que estéticamente no podían más.

Y, a  nivel individual pasa tres cuartos de lo mismo con muchos de ellos. ¿Qué le recrimina Rubalcaba hoy a Rajoy? El rey del Faisán y secretario general de un partido cuyo presidente, Griñan, está liado con la cuestión de los EREs de Andalucía que solo malgastaron algo así como mil millones de euros? ¿A quién echará en cara Artur Mas comportamientos corruptos si tiene la sede de su partido embargada por el caso Palau y su secretario general, Oriol Pujol,  está a puntito de ser imputado por las ITV? ¿Cómo exigirá Rajoy a sus oponentes limpieza si el acusado de sobresueldos en dinero negro solo sabe decir no y enseñar sus declaraciones de hacienda donde, lógicamente, solo figura lo no opaco?

Solo hay una solución: desaparecen todos o se ponen de acuerdo para limpiar a fondo y se salvan ellos. Componendas, echarse conductas en cara y operaciones de estética ya no valen. Asi de simple: no nos fiamos.


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