Impuestos electorales


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En plena campaña del IRPF, en pleno juicio de Messi y, aún con los afectos colaterales de los ‘papeles de Panamá’, aparece la noticia de que las cuentas del Reino de España vuelven a estar tiesas porque la rebajita gubernamental de impuestos preelectorales ha hecho un roto en las arcas públicas. Por si fuera poco, el eterno candidato popular, Mariano Rajoy, ha planteado como medida importante de su nuevo programa electoral, la bajada de IRPF a todos y todas, al tiempo que, sometido a Bruselas, está dispuesto a recortar lo que toque para cumplir con el déficit al que le obliguen.

¿Rizar el rizo? Quizás. ¿Vendernos motos? Es muy probable. El resto de partidos han lanzado al grito al cielo ante semejante atrevimiento. Podemos y el PSOE subirán impuestos lo que haga falta y Ciudadanos, que hasta ahora quería bajar algún IVA, ya ni eso. Todos son partidarios de cosernos a pagos; eso sí, apelando a la necesidad de no retroceder ni un ápice en el ‘estado del bienestar’. Tendremos la mejor sanidad pública, la más extensa red de colegios y sin duda las mejores promesas sobre la ayuda a la dependencia, pero euros en nuestro bolsillo, ni uno.

El problema de la promesa de Rajoy no es la teoría económica, es bien conocido que bajar impuestos incrementa la recaudación al igual que si bajas un poco el precio vendes más y por tanto facturas el doble, el problema es quién lo promete. Rajoy prometió lo que prometió, gracias a ello ganó, y de lo prometido nada. ¿Por qué hay que creerle ahora?

No entiendo nada. La batalla de las cuentas públicas sigue librándose en la tasa impositiva, ¿Será que las páginas donde se habla de bajar gastos y de ganar en eficiencia ya no están en los manuales de economía? ¿Alguien me lo explica?


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