Ni tres, ni reyes, ni magos, ni independencia


La referencia histórica de la fiesta que llamamos de “Los Reyes Magos” está en el Evangelio de San Mateo, que nunca habla de tres, tampoco habla de Reyes y, si bien habla de Magos, se refiere, según sentido de la época, a sabios astrólogos. ¿Qué celebramos entonces? Celebramos la llamada fiesta de la ‘Epifanía’, que rememora la ‘manifestación’ del Mesías a sabios no judíos que le rinden honores y regalos: oro, incienso y mirra. La fiesta por tanto tiene una base histórica, pero en cuanto a los detalles solo podemos recurrir a la tradición.

No fueron por tanto tres, no eran reyes y de magos, nada de nada. Los ciudadanos de Vic, provincia de Barcelona, ya puestos, han querido añadirle una nueva tradición, que parece que ya lleva cuatro años, y es la de asociarlos a la independencia de la tierra catalana, y así instan a sus niños, auténticos protagonistas de esta fiesta, a pedir la independencia como regalo de sus majestades. Politiza que algo queda; no se dan cuenta de que lo más excelso que es la madre, cuando le añades la política, se convierte en suegra.

No entiendo nada. ¿Han pensado esos genios de la politización que pedir lo imposible es frustrante? ¿Alguien me lo explica?


Un comentario en «Ni tres, ni reyes, ni magos, ni independencia»

  1. Lo importante sobre la Epifanía no es ni el cómo ni el dónde ni el cuántos. Lo importante es que la divinidad se manifestó y unos hombres de conocimiento fueron a adorarla. Un poco menos importante, pero muy considerable, es la ilusión que genera en los niños y la magia de estos días. Una persona sin ilusiones es muy infeliz. Una nación sin ilusiones está muy desanimada. Si los de Vic tienen una ilusión no es necesario ir en contra, seguramente es mucho más cristiano reorientarla fraternalmente.
    En España no veo que haya un exceso de politización, más bien todo lo contrario. Hay ignorancia y desprecio hacia la actividad política, que ya nos decía Platón que era la actividad más noble. Lo que tenemos en España es un exceso de intolerancia, una falta de práctica brutal para el diálogo, carencia de libertades y de democracia.
    Por último, en política lo esencial es el arte de construir soluciones. Muy cosas son realmente imposibles en el trabajo político. Las cosas políticas pueden ser convenientes o no, pueden ser éticas o no, pueden ser fáciles o difíciles, pueden ser muy caras o baratas, pero los verdaderos maestros de la política son geniales construyendo lo que nadie creía posible.

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