“Pablo, no sabes dónde estás”. Con esta frase resumía Antonio Hernando, portavoz del PSOE en el Congreso, la gracia que les había hecho a los socialistas la última oferta de Podemos. Puede ser que Pablo, Iglesias Turrión para más señas, no sepa dónde está cuando pretende aumentar cada año 24.000 millones de euros el gasto público. Puede ser que el mismo Pablo no sepa dónde está cuando pretende dar carta de naturaleza a un referéndum de unos españoles sobre los del resto de España. Puede ser que el tal Iglesias no sepa dónde está cuando pretende incrementar la presión impositiva en la España con más impuestos de la historia.  Puede ser que no lo sepa. Pero, lo que es seguro, es que el PSOE de Sánchez aún sabe menos dónde está si pretende homologar en Europa un gobierno con Podemos y, sobre todo, no sabe dónde está si no se da cuenta que dar la mano a los de Iglesias supone que se te coman el brazo, el tórax, las extremidades y el mismísimo cráneo incluyendo el propio encéfalo.

No entiendo nada. ¿Nadie en el equipo dirigente del PSOE se da cuenta que el objetivo de Iglesias es humillarlos al ver como renuncian a su ideología por un plato de malas lentejas? ¿Alguien me lo explica?