No entiendo nada. Este miércoles ha comparecido en la Comisión de Justicia el fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido. Entre las informaciones que ha aportado destacan las referentes a la fiscalía anticorrupción y al número de asuntos en trámite de casos que hacen referencia a partidos políticos. Los datos hablan por sí solos y vuelven a situar en primera página la necesidad ya comentada del famoso “que alguien haga algo”.
El fiscal -supongo que impresionado por el contenido de la información que trasladaba a los miembros de la comisión- se ha apresurado a afirmar que “no llega al 1% el número de los responsables públicos de este país que en toda su vida han hecho algo que merezca la sospecha de un juez o un fiscal”. Otra de las perlas de la sesión ha sido el comentario del parlamentario de ERC, el ya famoso Juan Tardà, que ni corto ni perezoso ha exclamado: “Nunca hubiera dicho que la izquierda era más corrupta que la derecha”.
El total de las 730 causas abiertas se reparte en el siguiente vergonzoso ranking: 264 afectan a militantes del PSOE, 200 a militantes de PP, 43 afiliados de CC, 30 pertenecientes a CiU, 24 al PA, 20 de IU, 17 del todavía activo GIL, 7 de UM, 3 del BNG, 3 del PNV, 1 de ANV y otro de EA. Las conclusiones son obvias: en todas partes cuecen habas, aunque en algunas más que otras, y un 1% es un porcentaje bajo, pero no es un uno por ciento cualquiera. Es el uno por cien de aquellas personas que avaladas por un partido político, tienen los redaños de presentarse a unas listas y ser escogidos para gobernar a los demás, jurando o prometiendo la Constitución. Son pocos pero, sin duda alguna, demasiados.
Hace unos días pregunté a unos 600 políticos en activo por medio de correo electrónico lo siguiente: “¿Alguna medida concreta para frenar la corrupción en el ámbito político?”. A fecha de hoy me han contestado algo más de un 1%, y de sus respuestas –que he reflejado integras en la pestaña de mi blog “Lo que de dicen”-, extraigo como punto de partida sugerido por varios de ellos “aplicar la ley”, “hay mucho y legislado”, “que el peso íntegro de la ley caiga sobre el condenado” o “promover ya cambios en la legislación”, cosa que, curiosamente, pueden -y solo pueden ellos- hacer sin más dilación, con consenso y, sobre todo, con valentía.
Entre las medidas que me parecen más novedosas y claras destaco las siguientes:
María Caballero, senadora de UPN: “Prohibir las donaciones económicas para su financiación y también que los bancos o cajas puedan condonarles las deudas”.
Manel Mas, diputado del PSC: “Creación por parte de los partidos políticos de un departamento de asuntos internos, como tienen los cuerpos policiales serios de todo el mundo, para supervisar a sus cargos orgánicos e institucionales”.
Mercè Pigem, diputada de CiU: “Abrir las listas y vincular al político a la ciudadanía que le vota”.
María Antonia Trujillo, diputada del PSOE: “Publicar en el BOE los bienes y actividades detallados de los cargos electos y altos cargos, antes, durante y después del mandato”.
Carles Bonet, senador de ERC: “Prohibir que los partidos se financien con los sueldos de los cargos electos e institucionales y de las subvenciones de los grupos parlamentarios. Impedir que en las instituciones se coloque a personal que no dependa -exclusivamente- de la institución. Facilitar una relación más clara entre elegidos y electores. Pienso que un buen modelo de listas es el modelo híbrido alemán: una lista de circunscripción y una lista de partido. La ideología debe continuar siendo el alma de la política y son los partidos los que la articulan. Del mismo modo que se demanda hacer público el patrimonio de los políticos, habría que hacer también público los curricula –veraces- de los candidatos”.
Juan Carlos Aparicio, diputado del PP y alcalde de Burgos: “Revisar los criterios de selección de las personas a las que pueden encomendárseles responsabilidades futuras. Una mejor selección del personal reducirá los riesgos”.
Jesús Quijano, diputado del PSOE: “Limitar en la legislación del suelo la discrecionalidad municipal en la aprobación de recalificaciones”.
Espero más respuestas que les iré comentando. No entendería que esperáramos a otros escándalos para seguir mareando la perdiz y no hacer casi nada.