Aquí, ¿quién paga?

MINISTRO DE ECONOMÍA, LUIS DE GUINDOS

La misma semana en la que nuestro euroministro in pectore de economía, Luis de Guindos, anuncia nuevas cifras macroeconómica mejoradas, y su gran amigo el responsable de Hacienda, Montoro, se jacta del cumplimiento de las cifras del déficit comprometido por nuestro país, sabemos que hasta las empresas del IBEX se saltan la Ley y pagan más que tarde.

La Ley española fija un máximo de 60 días de morosidad y nuestras empresas punteras de media casi lo triplican. Lo curioso es que ellas cobran también tarde pero mucho antes con lo cual hay un tiempecito en que son posibles unos euritos de negocio financiero a costa de sus acreedores.

La morosidad de la banca sube, las empresas de cobros a morosos crecen, España como reino empieza a volar y de los grandes no paga a tiempo nadie, vaya panorama.

No entiendo nada, ¿para qué sirve una ley de morosidad si hasta los poderosos se la saltan? Que alguien me lo explique.

Impuestos vendo

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Es conocido que algunas comunidades autónomas se quejan del actual modelo de financiación, pactado en su momento por Rodríguez Zapatero, en el sentido de que no responde a la realidad actual en número de habitantes y, sobre todo, que castiga a las CCAA que más recaudan. Tarea urgente del gobierno central es dar respuesta a esta petición que parece de los más objetiva: Catalunya y Madrid, amen de Valencia y otras, están en esta tesitura.
Curiosamente hoy dos de ellas son noticia por su intención de mover ficha en cuanto a su realidad impositiva. Catalunya, más tiesa que la mojama y con vistas a cumplir el objetivo de déficit, se plantea para ya, resucitar el impuesto de sucesiones y sacarse de la manga, ancha por cierto, impuestos verdes. Madrid en cambio, con una cuentas casi saneadas, prevé bajar impuestos empezando por el tramo autonómico del IRPF. Dos gobiernos uno llorón y el otro más discreto, dos partidos, dos estilos y dos realidades fiscales.
Por cierto, y ahí es nada, Montoro, al conocer la información del gobierno de Madrid, ha declarado a un corro de periodistas en el Congreso: «serà que les sobra dinero». Pobre, no habrá estudiado un sinfín de textos del famoso profesor Cristobal (Montoro) donde, con meridiana claridad comprensible hasta para un ministro, se explicaba que bajar impuestos supone incrementar la recaudación. Madrid si se lo ha estudiado y bajará impuestos para recaudar más euros.

 

Escrituras fantasmas

6ae8cd91b13d6ca348a79c7f591cfb7aEl hecho es que en un informe remitido el pasado viernes por la Agencia Tributaria al Juez Castro, a petición de éste, acerca de datos económicos de doña Cristina tales como las cuentas en las que aparece apoderada, sus bienes muebles e inmuebles, fondos de inversión, activos financieros y depósitos de la que es titular desde 2002. En el capítulo de inmuebles aparece la venta de fincas y tierras que poseía en las provincias de Alicante, Ciudad Real y Barcelona por un valor total de 1.435.603 euros entre los años 2005 y 2006. Ya el mismo viernes y a través de la Casa del Rey la Infanta negaba tajantemente estas operaciones. El fin de semana ha sido prolijo en dimes y diretes sobre el tema y, aún hoy, campa por las portadas. Así, el fiscal general del Estado pide tiempo para estudiar el informe y el Ministro Montoro, responsable de Hacienda, afirma no saber nada e incluso deja la puerta abierta a un error de los suyos. Bien no huele, pero faltan datos.

Es de esperar que en breve se aclare la cuestión dado que no estamos frente a un sainete, sino a una filtración sobre una información oficial de la Agencia Tributaria a un Juez instructor acerca de una Infanta de España. Poca coña con estas cosas. Digo esto porque, Urdangarín, Nóos y Aizoon aparte, si bien comparto la idea de que todos somos iguales ante la Ley, no todos somos iguales ante la opinión pública, y de la misma manera que muchos pretenden trasladar la repulsa sobre el comportamiento de Cristina de Borbón a la Monarquía Española, habrá que aceptar -usando este mismo criterio de los vasos comunicantes- que frente a una institución tan básica en la actual democracia española como es la Monarquía, si no somos capaces de separar personas de institución, tendremos que tener mucho más cuidado con la información, al menos dudosa, sobre estas personas. Jugar con fuego muchas veces quema.