No entiendo nada. Nuestro gobierno ha declarado hasta la saciedad que en España no habrá una reforma laboral y nuestro presidente este lunes en una jornada organizada por la revista The Economist en Madrid nos adelanta que «España está en condiciones de recuperar un crecimiento económico vigoroso». ¿Cómo puede ser la realidad tan tozuda? ¿Por qué los expertos auguran lo contrario?

¿Por qué el mismo día Trichet, presidente del BCE, en la Convención Anual Financiera organizada por la Asociación de Mercados Financieros nos dice que en España existe la necesidad de que se moderen los salarios para que la economía gane competitividad, al tiempo que recomendó una reforma del mercado laboral?

¿Por qué en su comparecencia ante la Comisión de Presupuestos del Senado el Gobernador de Banco de España, afirma que la economía española se enfrenta a una «encrucijada decisiva» que obliga a emprender «ambiciosas» reformas estructurales en términos de mercado laboral y educación? No entiendo nada.

No habrá reforma laboral, faltaría más. Sin embargo hoy hemos conocido el informe anual de empleo difundido por la Comisión Europea y es aterrador: España aportó uno de cada tres de nuevos desempleados (32% del total). El incremento ha sido “abrupto” en España, que ha doblado su tasa de paro, y en los países bálticos, donde el número de desempleados se ha triplicado. En España vive ahora uno de cada cuatro parados de la UE. La tasa de paro alcanzó un 18, 9% de la población activa en agosto, la más alta de la UE y el doble de la media comunitaria.

Como ven, el panorama no está para muchas celebraciones. Pero me alegra el día saber que al menos una empresa dependiente del gobierno va viento en popa, la Dirección General de Tráfico, la conocida DGT. Y, así, mientras en el año 2007 los ingresos de la DGT fueron de 871 millones de euros en 2008 pasó a 924,1 millones, un 6% más, y los ingresos por multas pasaron de 301 millones hasta los 395, un 30% más. ¿Les consuela? ¡Pere Navarro for President!