Y yo, que venía tan «campancho» (artículo publicado en la contra de la Gaceta el 10 de noviembre de 2009)


Por fin, aunque estemos en noviembre, y vivamos en España, me las prometía felices. Me disponía a escribir, como dice mi hijo pequeño, tan “campancho”, de buen rollito. Había dedicado este largo fin de semana en Madrid, ayer lunes celebramos la fiesta de nuestra patrona, la Virgen de la Almudena, a recabar las noticias positivas, probablemente ayudado por la celebración de la caída del Muro de Berlín. Por fin íbamos a tener un caleidoscopio positivo, con más color.

            Los tres días de asueto en la zona del país que ordinariamente más chirría nos habían deparado de una parte bronca baja en el ámbito político y, de otra, resultados deportivos tranquilizantes. Los grandes de nuestro fútbol, a pesar de estar amenazados por la supresión de la llamada ley Beckham, habían ganado. El Barça con claridad, el Madrid sufriendo –tenía un partido algo más difícil–, el Valencia y el Sevilla habían cumplido. Todos han sumado tres puntitos, que está muy bien. Además, en Valencia, en el circuito de Cheste, traca final del Campeonato del Mundo de Motociclismo y triplete español. ¡A la hora de ir como una moto no hay quien nos tosa!

            Hay que recordar que el Ministro de Deportes in pectore en España es nuestro Rodríguez Zapatero. En algo se debía notar la tan esperada y pronta conjunción planetaria: en España en el deporte y en USA en la luz verde del Congreso, por los pelos y con matices, de la nueva ley de la reforma sanitaria de Obama. Para más alegría, el responsable gubernamental del cine, Ignasi Guardans, nos había alegrado el finde, con una más que ansiada noticia: desde el sindeministerio se va a subvencionar «sin complejos» con dinero público el cine español. ¿Más?

            Tengo que reconocer que aquí, en este punto, se produce la inflexión de mi forzaba bonhomía. Me voy calentando, me empiezan a venir a la mente las otras noticias y se me acaba el buen rollo. Empieza por la noticia del cine e inmediatamente y a pesar de que Zapatero está en Berlín, María Teresa, la vice, está en Argentina, lo cual debiera tranquilizarme, sin embargo se me aparece la cruda realidad. De la crisis económica ni hablemos, la gripe A en plena expansión, ya hemos superado el medio millón de contagios. Las bombillas de Sebastián, que nos han costado algo así como unos 50 millones de euros, descansan en su mayoría en oficinas de correos.

            Y, por si fuera poco, nos enteramos de que en Cataluña, donde ayer tampoco fue fiesta, se concentran los grandes trabajadores, curiosamente muy ligados a la política, y así conocemos los 14 trabajos –ha desmentido y se quedan “sólo” en 11– que tiene la mujer del presidente Montilla, superada claramente por los 41 cargos que llegó a acumular en su época de conseller el número dos de Convergència Felip Puig. Así no se puede, está gente me agría el carácter y fíjense no he hablado para nada del Alakrana, eso sí que tiene bemoles y puede agriar hasta el carácter del nuevo negociador Zapatero.


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