Calma electoral


Lo habitual es que a los periodos de calma informativa,  por aquello de que la normalidad no da titulares ni es noticia, de vez en cuando aparecen en primera página nuestros políticos ombligueando coincidiendo con el inicio de una campaña electoral. Curiosamente esta vez ha sido algo distinto, la paz esta viniendo con las elecciones, y se nota. Hasta las redes sociales están perdiendo fuelle al pasar, de las excentricidades de Puigdemont y demás compañeros visionarios, a la ahora normalidad, por falta de interés, de si se presentarán a las elecciones con un nombre nuevo y si ficharán a pepito o zutanita. Como era de esperar, el ‘procés’ ha pasado a un segundo plano, y la DUI y el 155 también. Ahora toca ir al peluquero, disfrazarse de líder nato y empezar a vender burras o mejor dicho duros a cuatro pesetas disimulando la risa del estafador camuflado. La razón de vivir del político debería ser ganar las elecciones para modular la sociedad según el piensa que será lo mejor  para el ciudadano, pero, desgraciadamente la puñetera realidad nos indica que el político busca el poder en beneficio propio. No es que ahora venga la ‘calma chicha’ en el territorio de la república fallida y por tanto aun comunidad autónoma, histórica eso si, de España, sino que, comparado con el ruido histriónico y con más decibelios que una discoteca de playa en pleno verano del ‘procés’, la que nos viene encima de promesas y de poner al contrario a caer de un burro será como un terapéutico silencio monástico.

No entiendo nada. Vienen elecciones en Catalunya convocadas por Rajoy, ¿es consciente el ciudadano, harto de ‘procés’ y de que le callen, que ahora tiene la oportunidad de cambiar las cosas en Catalunya votando? ¿Alguien me lo explica?


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