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El Instituto de Política Familiar (IPF) ha presentado este mayo su informe sobre la “evolución de la familia en Europa 2018”, y como se podía suponer la realidad es más que alarmante.

Partiendo del reconocimiento de la importancia de la “familia  como soporte de la sociedad, así como de las funciones sociales que cumple y que no puede cumplir ninguna otra institución que no sea la familia: la transmisión de la vida (garantía de futuro); la educación e integración social (futuro de la sociedad); la prevención de la salud personal y social (colchón de amortiguamiento ante las crisis); o el cuidado de los abuelos y nietos (solidaridad intergeneracional)”, el informe es tremendamente prolijo y vale la pena leerlo.

La realidad, no solo de España sino de la UE, es que la natalidad ha caído y se está agravando todavía más con el aborto, más de un millón de abortos anuales, y así la mitad de los países de la UE han tenido un crecimiento natural negativo (-15.854 personas),  eso si con una inmigración neta 1,2 millones de personas y un envejecimiento  alarmante.

El resumen de este llamado invierno demográfico es que en la UE: nacen menos personas de las que mueren, ya hay más de 18 millones personas mayores que jóvenes, cada vez hay más personas mayores y que además también viven más tiempo (ya alcanza los 81 años) y por tanto la pirámide poblacional se está invirtiendo de manera que en el 2050, por cada dos personas mayores habrá un joven. Todo un panorama que nos lleva directos al precipicio.

No entiendo nada. Esos datos que son públicos, ¿no los conocen nuestros políticos? ¿Alguien me lo explica?