No hay salida


Es difícil escribir hoy cuando muchos hablan del día D. ¿Qué puñetas puedo aportar yo ante un momento tan trascendental y dónde tantos ‘cerebros’ opinan y tantos ‘estrategas’ trabajan?  Sabemos lugar, día, hora y protagonista; cientos de periodistas quieren retransmitirlo en directo y miles de ciudadanos esperarán en la calle el momento preciso en que Puigdemont declarará la independencia de Catalunya. ¿Lo hará? Puede. ¿Habrá independencia? Imposible.

En los últimos años me han preguntado cientos de veces como acabará el llamado ‘procés’ y siempre he respondido los mismo: ¡yo que sé!,  añadiendo que de derecho ‘no pasará nada’. No puedo ocurrir aquello que es imposible. Es imposible que Catalunya sea independiente en el siglo XXI. Una Catalunya independiente en tiempos de más Unión Europea y en plena globalización, no es posible. El mundo desarrollado no camina en esa dirección. Así de fácil: no hay salida. Cuestión distinta es lo que pueda ocurrir en un callejón sin salida con miles de personas deseando encontrarla, no puede ser nada bueno y en esas estamos.

No entiendo nada. En un callejón sin salida cabe  dar marcha atrás si te dejan y dejar en la gatera todo aquello que el que controla la única salida te permita. ¿Ganará o perderá Catalunya autonomía? ¿Alguien me lo explica?


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