Laporta apunta maneras para la política


No entiendo nada. Hoy era un día para seguir con la crisis. Titulares como el de Expansión (“Zapatero se queda solo con su Economía Sostenible”) o como el de El País (“La ley estrella del Gobierno choca con la descalificación de todos los grupos”), su propio sumario (“Los portavoces critican la falta de contenido y tachan la norma de publicitaria”), me conducían a ello. Si a esta información escrita añado las noticias que hoy apuntan a que España es el único país del euro que sigue en recesión, el artículo casi ya estaba hecho. Pero hoy me ha podido el corazón. He leído los comentarios de Laporta, que no explicaciones, sobre su comportamiento nocturno el día del derby y no puedo resistirme: veo en él, ahora ya con total seguridad, un futuro político, apunta maneras.

Laporta, a raíz de las fotografías publicadas inicialmente por La Gaceta y reproducidas por la casi totalidad de medios de comunicación -excepción hecha de muchos catalanes, claro-, dice: “Es una estirpe más de la caverna mediática españolista”; “no soportan que el Barça ganara al Madrid”; “ponen toda su rabia en intentar desprestigiar al Barcelona”.

Tengo que reconocer que al leer el artículo en La Gaceta de mi colega Xavier Horcajo (señor Laporta, fíjese en lo de Xavier) me he tranquilizado. Dice muy bien lo que yo siento. Pero, no me voy a quedar con las ganas de añadir algún pequeño comentario, dado que al trabajar en La Gaceta me siento también aludido.

Señor Joan Laporta: le escribe Josep Maria Francàs, natural de Manresa, del Barça desde antes que usted (nací antes), que celebró la victoria del Barcelona al Madrid -igual tiene más mérito que hacerlo en “Luz de Gas” hacerlo en Madrid, con mis amigos, muchos del Barça y alguno del Madrid-, con cava catalán dels cellers de Can Suriol del Castell y Anna de Codorniu -para más señas-, el momento lo merecía, pero lo pagaba yo de mi bolsillo, supongo que como usted. Tengo de caverna lo propio, las raíces comunes suyas y mías con los ancestros del hombre hará muchos miles de años. Y me cabrea profundamente cuando para defender comportamientos libres y por tanto criticables, los personajillos, “els homenets”, normalmente del mundo político –por eso le auguro futuro ya que apunta sus malas maneras-, se refugian en dos nauseabundas costumbres: descalificar personalmente al que critica y esconderse bajo el paraguas de alguna institución, colectivo o país para escurrir el bulto. Por si no me explico: usted no es el Barça, ni el Barça es usted, aunque lo represente oficialmente como presidente, no siempre estando a la altura por cierto. Ánimo, ya le queda poco.


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