El día de los ‘ex’

73e980c50c9e8e6293405b7f1235846fHoy han coincidido en Madrid dos expresidentes de Gobierno presentando sendos libros. Bien por ellos que no solo saben escribir, sino que lo hacen. No sé si es simplemente mala pata que coincidan y deban repartirse el espacio dedicado por la prensa a este tipo de efemérides o es la providencia que quiere que el trago amargo sea en un único día.

Además de compartir la presencia mediática propia de aquellos ilustres que presentan un libro haciendo el correspondiente bolo en cadenas de radio, ambos dos han coincidido en declarar que no tienen intención de volver a la política activa y, faltaría más, han dejado a sus sucesores recaditos que los dejan muy en entredicho: los ven poca cosa.

Felipe González, que para los muy suyos sigue siendo el summum de estadista casi nunca ha permanecido callado y pese a que dejó el gobierno con un fuerte tufo a corrupción y a desastre económico, la actuación de algún que otro sucesor suyo ha estado a punto de llevarle a los alteres políticos. De su amigo Rubalcaba ha dicho  que es «la mejor cabeza política de España» pero, esos peros suelen ser más que terribles, «tiene una crisis de liderazgo», aseveración que a pocas horas de la Conferencia Política del PSOE cumple estrictamente el aserto de que ‘quien te quiere te hará sufrir’.

Lo de Aznar es parecido, cada vez que habla sube el pan y tiembla Génova y, si no fuera por el proverbial temple de Rajoy, éste tendría frecuentemente problemas coronarios. Amado por los muy suyos y odiado por sus contrarios, el personaje se las trae. Con grandes aciertos como dirigente político y jefe del ejecutivo, acabó como acabó probablemente por simple engreimiento.

A pesar de lo dicho, tengo que reconocer que cuando hablan me gusta y, cuando con más o menos sutileza, ponen nerviosos a sus delfines, me suelen resultar encantadores. En el fondo, no nos engañemos, si sus sucesores lo hicieran correctamente bien poca chance tendrían sus estocadas.

Colonialismo anacrónico

gibraltar-monkeyEl hecho es que hoy, esta tarde, el Ministro de Exteriores español ha comparecido en el Congreso para hablar de uno de los temas estrella del verano: Gibraltar. Al margen del show esperpéntico de Tardá, el de Esquerra, el discurso del ministro ha sido de lo más sensato, pragmático a la vez que tajante y claro con la posición española. Es evidente que un país que en el siglo XXI es capaz de mantener una colonia en territorio de un aliado, la mantendrá sine die. Es evidente que un país que traga con el hecho de que un socio mantenga una colonia en su territorio en pleno siglo XXI, se la tragará de por vida.

Entiendo que, dada la realidad y los antecedentes, hoy por hoy  no toca discutir de soberanía, sería un diálogo de besugos. No nos podemos permitir el lujo de perder la ‘amistad’ del Reino Unido, es más fuerte y pinta mucho más que nosotros. Sin renunciar a nada, hay que plantear las cuestiones que nos enfrentan en el ámbito de la legalidad: ámbito fiscal, económico, pesquero, medioambiental etc.

Por último, es básico no soltar la mano del PSOE a pesar de las idioteces efectuadas en la época Zapatero, la referencia de Margallo a Felipe Gónzalez ha sido genial; probablemente Gibraltar sigue siendo una colonia -anacrónica sin duda- porque la política exterior del Reino Unido es seria y duradera y no depende de las ideas peregrinas y contradictorias del color del Gobierno de turno como si nos pasa aquí.

Jarrón chino

73e980c50c9e8e6293405b7f1235846fEl hecho es que hoy sigue el desfile de los ex. Si ayer era Guerra, un exvicepresidente, el bocasuelta, hoy vuelve a ser un number one: Felipe González ha hablado en París. Ninguna mención a su partido ni a su líder (no tienen), simplemente, y como el que no quiere la cosa, ha dejado caer que el mismo día que Aznar vapuleaba al Gobierno y a su Presidente en Antena 3, él estuvo largo rato de cháchara con Mariano en la Moncloa. No creo que la entrevista respondiera a un gratificante consuelo mutuo por si Aznar ampliaba su campo de tiro a ambos ex, más bien creo que perseguía objetivos más de largo alcance.

Felipe, como el buen vino español, mejora con el tiempo, tiene saber y callo y eso se nota. Está de vuelta y, dado que sigue contando con la devoción de todo socialista que se precie, tiene capacidad para desde este siniestro (izquierda) espectro ideológico poder arropar en aquello que hoy por hoy es impepinable para el futuro de España. Imagínense que Felipe propone una imaginativa solución para desencallar el sudoku del déficit a la carta. Piensen en que lanza una novedosa idea de cómo resolver lo imposible de no retocar las pensiones. Sueñen con que da con una solución para volver al redil a separatistas catalanes y vascos o, simple y llanamente, propone una solución para castigar a Urdangarín dejando la Casa Real al margen. ¿Verdad que cualquier idea propuesta por él, previo acuerdo con Rajoy, sería útil y parecería hasta progre?

Tiempo de ‘ex’

monarquia-rey-juan-carlos-I-borbon-gonzalez-aznar-zapatero-rajoy-160112Es hecho es que muchos ‘ex’ están declarando. Inició la gira Aznar, siguió Zapatero y hoy es Guerra el que pontifica. Los famosos jarrones chinos de Felipe González siguen siendo jarrones que uno no sabe dónde poner.

La experiencia si hablamos de expresidentes es que ya Felipe inauguró el ‘meterse donde no le llaman’ al poner en sucesivas ocasiones el dedo en el ojo no solo de sus sucesores, sino de su propio partido. La entrevista de Aznar será difícilmente superable como diatriba hacia su heredero. Felipe, en su crueldad, nunca le arreó tantos golpes bajos en prime time a su sucesor y eso que se lo merecía más que Rajoy y, lo que es más importante, él no lo había puesto.

Es una lástima y poco dice de los políticos españoles la incapacidad de los ex para ser útiles a la nación a pesar de vivir suculenta y eternamente de ella. ¿Alguien se imagina a los ex en armonía y pensando en España dada su lejanía de la batalla política? Igual hasta se les ocurría como conciliar estrategias nacionales contra la crisis, ideas de como atemperar el secesionismo o incluso como evitar que la crisis urdangarínica se trague la monarquía.