Alberto G. Ibáñez: ‘La primera Modernidad es hispana’


Conversación tranquila de @jmfrancas con Alberto G. Ibáñez, @GibanezAlberto, doctor en derecho y en ciencias de las religiones, autor de los libros «La Conjura silenciada contra España», «La Leyenda negra: Historia del odio a España», «La Guerra Cultural: los enemigos internos de España y Occidente» y su último libro «El Sacro Imperio Romano Hispánico: Una mirada a nuestro pasado común para una nueva Hispanidad».

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JMF: ¿Qué es eso de ‘El Sacro Imperio Romano Hispánico?

AGI: En mi último libro exploro las contradicciones que atesora la «marca de éxito» El Sacro Imperio Romano Germánico, un término algo anacrónico pues casi nunca fue un Imperio (mandaban los príncipes), ni Sacro (fue mayormente protestante), ni Romano (no hablaban latín) y escasamente germánico (Alemania tardaría siglos en nacer, y ni siquiera Prusia formó parte sino hasta el final). Por contra, los 300 años de Imperio Hispánico languidecen entre nubes de complejos y auto-justificaciones sin una marca de éxito que refleje lo que en realidad fue: Sacro (defendió a la Iglesia a menudo por encima de sus propios intereses), Imperio (los reyes hispanos aunque no adoptaran siempre ese nombre ejercieron «materialmente» un poder solo comparable a los emperadores romanos), Romano (extendió la lengua, cultural y civilización romanas «plus ultra») e Hispano (pues representa la continuidad de la idea y lengua de una Hispania unida, aunque tuviera varios centros).

JMF: ¿De qué período temporal estamos hablando?

AGI: El Imperio romano realmente acaba en 1453, lo que pasa que desde Occidente tendemos a olvidarnos del Imperio bizantino (por cierto un término que se le ha dado después sin que ningún historiador se queje). En esos momentos Europa estaba en decadencia, presta a caer en las garras del Imperio otomano y con las rutas comerciales cortadas dominadas por chinos y árabes. En 1492, la Europa cristiana toma pulso de nuevo gracias a una hazaña que no tiene parangón en la Historia, donde el mundo se conoce a sí mismo. Como señala el historiador Fernández-Armesto, es ahí cuando nace la Modernidad, aunque este hecho ha sido ocultado por haber sido protagonizado por hispanos. De ahí le sigue el siglo de las luces hispanas, el XVI en torno a la Escuela de Salamanca, donde se sientan las bases fundacionales de una organización política-comercial enormemente innovadora que dará lugar a la primera Unión Económica y Monetaria con el real de a ocho como primera moneda única y global. Son 300 años de éxito que acaban con las mal llamadas «guerras de la Independencia» donde unos supuestos libertadores en realidad hicieron el trabajo sucio de nuestros adversarios políticos y culturales, dejando a una América divida, fracturada, enfrentada y endeudada. Sin un adecuado diagnósticos de los problemas jamás podremos dar con la solución apropiada para la decadencia de los últimos dos siglos.

JMF: ¿Los hispanos protagonizaron la Modernidad?

AGI: En efecto, la primera Modernidad es hispana. Luego hay otra que se apropia del nombre, en una suerte de secuestro terminológico (ya se sabe: «quien denomina, domina» nuestro inconsciente…), pero que en realidad es un sucedáneo de la primera. A menudo se dice también que el mundo hispano no tuvo su revolución, pero ese juego conceptual tiene algo de trampa propia de trileros. la primera gran Revolución tuvo lugar entre finales del siglo XV y el siglo XVI, es cuando los dos hemisferios, que antes no se conocían (olvidamos que hasta ese momento ni los griegos sabían dónde vivíamos ni quienes eran los humanos) se juntan y se conectan dando pie a la primera globalización. Tal fue la revolución que Felipe II afirmaría: «el orbe no era suficiente», dando base conceptual incluso a la futura carrera espacial, que no sería sino otro sucedáneo de la carrera de las Indias, en su papel de viaje a lo desconocido, «plus ultra». La revolución hispana fue tecnológica (las naos de la época eran las naves espaciales de hoy; la NASA estaba en el mundo hispano), comercial (con la primera gran ruta de la seda bioceánica) y humanista (el ser humano era la base fundamental). Vitoria y Suárez , entre otros, se convierten en los grandes referentes intelectuales para el resto de Europa pues modernizan la filosofía griega y el derecho romano sentando las bases filosóficas y políticas del la República global del «orbe todo». El resto de revoluciones o son copias algo deficientes de la primera o sientan los fundamentos para un cada vez menor peso del ser humano en favor de las máquinas. Todo esto ha sido cancelado por haber sido protagonizado por hispanos en una suerte de movimiento “pre-woke”.

JMF: Me estas diciendo qué los herederos de estos grandes españoles somos unos ‘pardillos’ y nos han comido la moral negándonos nuestra más que loable historia…

AGI: Tú lo has dicho. En mis libros demuestro que el vicio español por antonomasia no es la envidia sino la ingenuidad, hasta el punto de haberse creado una nueva clase socio-política dominante en todas las esferas y sectores, la de los «hispanobobos». No sé si recuerdas el famoso libro de Juan José López Ibor «El español y su complejo de inferioridad»; hubiera sido escribir ese mismo libro con otro gentilicio. En los últimos estudios del Pew Research Center se muestra que los españoles somos el pueblo con la autoestima colectiva más baja de Europa, con más de 20 puntos de diferencia con el penúltimo. Este es nuestro verdadero hecho diferencial y no los otros a los que interesadamente se hacen referencia.

JMF: Esa que tu llamas ingenuidad y yo he llamado ‘pardillismo’. ¿No será fruto en gran parte de la ignorancia y de un sistema educativo penoso?

AGI: Son siglos de manipulación muy bien orquestada, donde, a diferencia de otros países, nuestras elites no se han dedicado a defender su propio modelo cultural sino que han preferido venderse al mejor postor aceptando y sosteniendo como relato dominante el más pernicioso para nuestros intereses. De ahí abajo toda la sociedad (incluida la educación) ha acabado contaminada, asumiendo como natural y veraz el someterse acríticamente a lo que viene de fuera, en una suerte de vasallaje cognitivo explícito o implícito. Fíjate que la derecha política hispana suele ser anglófila mientras la izquierda se hace entusiasta francófila (aunque se olviden, como quien no quiere la cosa, de que Francia es esencialmente centralista), pero ¿hay alguien hispanófilo? Eso no, no vayan a criticarles por carca o patriotero. Esto no ocurre en ningún país del mundo. Hasta los griegos de hoy se sienten herederos orgullosos, sin complejos (y en este caso sí de forma algo anacrónica) de un pasado glorioso ¡¡¡de hace más de 2.500 años!! Te pongo un ejemplo práctico de ese vasallaje cultural extrañamente entusiasta. ¿No te resulta algo estrambótico que nuestros grandes cocineros se arrastren para que un francés certifique la calidad de su arte culinario colgándoles un neumático francés (al que de paso de le hace publicidad gratis) en la puerta del restaurante? ¿No fue el mundo hispano, con el intercambio de productos entre Europa, América y Asia ,el que creó la cocina internacional? ¿Por qué asumimos que la cocina francesa es un referente para la nuestra y no al revés? Y así en tantos sectores…

JMF: ¿Cómo hacer hispanófilos en nuestros tiempos?

AGI: Pues tratando de ahondar en las causas reales de nuestros problemas y demostrando que la autoestima individual es un trasunto, nos guste o no, de la colectiva con la que está indisolublemente conectada…. Y la economía es, entre otras cosas, un estado de ánimo, así que la cuestión no es baladí. Por eso en mi último libro hablo de la «Historioterapia» como disciplina que trataría de examinar justamente la influencia de un determinado relato colectivo en el estado anímico de una nación o comunidad, así como de los individuos que las componen. Cambia tu Historia y cambiará tu vida. Tenemos un grave problema de salud mental en la sociedad, probablemente el reto más relevante y por ello ignorado. Pues bien, resulta algo o bastante ingenuo e interesado no ver la influencia que tiene la manipulación del relato histórico en todo esto. A nuestros jóvenes, la generación probablemente más mimada y sin embargo más frágil de la historia, hay que invitarles a que se rebelen… contra todos aquellos pedagogos que les han robado sus referentes históricos como modelo de crecimiento personal. Cuando voy a algún colegio les pregunto: ¿Hay alguien en la sala tuerto, manco y cojo? Y luego les pongo la foto de Blas de Lezo y les muestro al héroe discapacitado que llegó a Teniente General de la Armada y que con muchos menos medios que nosotros enfrentó con éxito mayores peligros. Y lo hizo sin quejarse y sin deprimirse. Formamos parte de un Club de Talento Hispano con siglos de historia. Si ellos no se derrumbaron, nosotros sus herederos, no tenemos derecho a hacerlo. Si ellos y ellas (Isabel fue la fundadora de todo aquello) crearon la primera globalización a nosotros nos toca no traicionar su legado y tratar de levantarnos para que no nos arrastre la segunda globalización y nos derrita como un queso chedar entre los panes anglo y chino.

JMF: Hay un motivo de esperanza, el resurgir de talentos hispanófilos que no solo no se callan, si no que escriben mucho y bien. Felicidades y mi agradecimiento por ello. ¿Has notado lo mismo?

AGI: La buena noticia es que hace apenas ocho años casi nadie hablaba de esto y hoy son cada vez más los expertos, académicos y asociaciones dedicadas a revitalizar el hispanismo. La mala noticia es que los que quieren que fracasemos en este empeño son todavía muy poderosos y algunos de ellos ocupan puestos de liderazgo político en nuestros países hispanos. El reto es bello aunque difícil pero no hay alternativa: estamos en la lucha justa y necesaria porque probablemente se trata de nuestra única salvación. No sé si nosotros veremos el resultado, pero mi intención es que la parca me encuentre luchando, con las botas puestas y no con los calzones caídos.

JMF: Gracias Alberto, un abrazo y enhorabuena una vez mas por tus libros.

AGI: Gracias a ti por la oportunidad que me brindas de difundir mi trabajo. Abrazos.


2 comentarios en “Alberto G. Ibáñez: ‘La primera Modernidad es hispana’

  1. En apretado resumen lo dijo todo,, como ciudadano sudamericano , o hispanoamericano me siento orgulloso.
    La primera globalización nos permitió entender y adaptarnos a la forma mas apegada al respeto humano,. También fue el inicio de los DDHH . Por cuanto los sacrificios a los dioses paganos eran horrorosos

  2. Efectivamente, la cultura hispana ha sido sistemáticamente perseguida por el orden anglosajón y germánico durante siglos. Son modos de entender el mundo y cosmovisiones contrapuestas. La eficacia propagandista del poderoso orbe anglosajón se ha empleado a fondo con silenciarnos y deformarnos. Como acertadamente dice el autor, muchas de las figuras que la intelectualidad venera y son modelo, han bebido de las fuentes de autores hispanos. Y eso se oculta, se tapa, se tergiversa… por fin un investigador e historiador que nos introduce en la realidad de las cosas para poder sentir al fin un orgullo legítimo, legítimo orgullo de ser como somos, y de nuestro legado, mucho más próximo al ideal de humanidad y de coexistencia pacífica. A ver si todo empieza a cambiar. Le doy las gracias al autor por su trabajo, que he devorado y me ha enganchado con su libro. Es genial.

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