Ay,ay, ay


No entiendo nada. Sé que estoy exagerando, sería mejor empezar diciendo: hay cosas que no entiendo, pero me perdonarán si magnifico un poco y sigo usando el «no entiendo nada». Estoy comprobando que no estoy solo, son muchos los que «no entienden nada».
Tengo una gran ventaja, al no formar parte de ningún gobierno puedo permitirme el lujo, el súper lujo, de no entender y decirlo, de no entender y esperar que alguien me lo explique. Cosa que les ruego vivamente. También es verdad que, muchas veces, pienso que no es que no entienda, sino que muchas cosas no hay quien las explique; pero, aún con esto, sigo prefiriendo escribir «no entiendo nada».

No entiendo que esta semana una mente preclara del Gobierno, estratégicamente un figura, afirme con rotundidad que «soy católico, no practicante y lo llevo con orgullo». Tampoco entiendo, que el mismo personaje, pueda afirmar que «desde cuando se considera que el nasciturus es un ser humano o no lo es, es un debate no resuelto». El argumento me suena, pero tengo que reconocer que no me sentó igual. José Blanco, prócer del que estoy parafraseando textos, no es Bibiana y por tanto me esperaba bastante mas de él. A propósito si realmente el debate sobre la «humanidad» del nasciturus no esta resuelto, cosa que no me creo, vale la pena pararse a resolverlo de inmediato y con urgencia. A no ser, claro, que este argumento solo sea una excusa de mal pagador.

La otra cuestión que no entiendo, tiene que ver con el tema de la semana: los impuestos. No solo porque no entienda que en época de crisis, haya que darle un palo a las clases medias, que es evidente que no lo entiendo ni yo, ni… Sino, que lo que no entiendo, es que nuestro presidente, el de todos, el de España, haya dicho la que ha dicho, que sin pretender ser exhaustivo, resumiré: Agosto, vuelta del verano, afirma Zapatero que las «subidas» de impuestos que el Gobierno decida serán «limitadas y temporales». Final de agosto, cuando se le critica con el llamado «fuego amigo», que sus medidas económicas son solo fruto de la improvisación y, aprovecha desde Estocolmo para enfatizar que «las subidas serán prudentes, moderadas y limitadas», y explica que lo que se va a pedir es un esfuerzo a quien «puede hacerlo». Llega septiembre y, en una entrevista radiofónica, nos confirma que la subida de impuestos será «pequeña, moderada, temporal» y además «limitada». Aprovecho para citar otra perla de la entrevista, dijo Zapatero : «Aquí no se ha engañado a nadie». Y ya, en avanzado septiembre y en sede internacional, rueda de prensa en la 64 Asamblea General de las Naciones Unidas donde confirma: «las rentas más altas son las que van a hacer el esfuerzo significativo, sin duda», mientras, a continuación, pasa la pelota a su vicepresidenta económica, Elena Salgado, para que celebrado el consejo de ministros del «impuestazo» nos aclare la traducción económica de las intenciones del Jefe. Y, así lo hace, primero, la flamante ministra de economía, nos aclara que la subida «no será temporal» porque las circunstancias «no lo aconsejan» y «el Gobierno no tiene previsión de que pueda cambiarse» y nos confirma los augurios de que será la «amplísima» clase media la que soporte el mayor esfuerzo, porque es «la base de la recaudación fiscal», admitiendo que la mayor parte de los ingresos tributarios procede de las rentas del trabajo. Al final pues las rentas medias y bajas pagarán casi toda la subida de impuestos, pues de los 10.950 millones adicionales que se recaudarán sólo 430 millones procederán de quienes obtengan réditos de capital superiores a 90.000 euros. Supongo que entienden que diga «no entiendo nada» y que les implore abiertamente que si pueden, me lo expliquen.

No voy a comentar en este primer texto cuestiones sobre la oposición, el PP; lo he buscado y si bien está, perece algo perdido. Me dicen que andan por Valencia muy liados.

Ya les adelanto que hay otras cuestiones de las que no entenderé nada. Todos los partidos de izquierda y derecha, todos las sindicatos e incluso las patronales, han criticado abierta y duramente este proyecto de presupuestos; sin embargo veremos, ya están anunciadas, manifestaciones de los sindicatos contra los empresarios y, créanselo, veremos los presupuestos aprobados con la complicidad de los que hoy, son críticos agrios. ¿Lo entenderán ustedes?

Por cierto, al husmear en la hemeroteca sobre estas cuestiones, me he encontrado con multitud de referencias a la resistencia de Zapatero al envite de los poderosos; curiosamente mucha prensa nacional e internacional cuando habla del G20, este lugar que tanto ansia zapatero, lo bautizan como «la cumbre de los poderosos». ¡Ay, ay, ay!.


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