Joroen Dijsselbloem, el gracioso


Cuesta creer que un político, con mando en plaza de la tan políticamente correcta Unión Europea, declare en una entrevista en pleno siglo XXI en el periódico escrito más importante de Alemania, el Frankfurter Allgemeine Zeitung, que: «El pacto dentro de la zona Euro se basa la confianza. En la crisis del euro, los países del euro del Norte han mostrado su solidaridad con los países en crisis. Como socialdemócrata considero la solidaridad extremadamente importante. Pero quien la exige también tiene obligaciones. No puedo gastarme todo mi dinero en licor y mujeres y a continuación pedir ayuda. Este principio se aplica a nivel personal, local, nacional e incluso a nivel europeo» y no rectifique inmediatamente.

Es evidente que los países del sur tenemos cierta fama de alegres frente a los países del norte; el sol es más nuestro que suyo, pero pensarse que el alcohol es nuestro deporte es no conocer el comportamiento de muchísimos norteños, tanto en su tierra como aquí. Lo de las mujeres prefiero omitirlo, aunque bastaría recordar de donde vino el famoso destape para ver que el personaje no conoce ni siquiera las costumbres europeas.

No es de recibo que una autoridad piense así de países de la UE. No es de recibo que el comportamiento de muchos políticos del sur den motivos para que alguien piense así. Pero, sobre todo, no es de recibo que una generalización de este estilo no cause, en el que la ha hecho, rubor cuanto no vergüenza y se haya apresurado, cual mente bien amueblada, a rectificarla por confundir lo particular de algunos, en su querido norte tambien los hay, con lo universal de un país.

No entiendo nada. ¿A que espera para dimitir semejante personaje que ya no puede representar a media UE? ¿Alguien me lo explica?


Un comentario en «Joroen Dijsselbloem, el gracioso»

  1. Completamente de acuerdo contigo.
    En plan gracioso también me acuerdo de algo referente a un volquete de putas y de una persona muy conocida que murió de cirrosis tras una reconocida reputación de corrupción y afición al alcohol. Y ambos recuerdos me hablan de un partido que no voy a volver a mencionar para dejarle algo a la imaginación de cualquiera que lea.
    Es verdad, que los del norte tienen una gran reputación de bebedores y de pocas inhibiciones sexuales. Seguramente no tienen nada que reprochar a nadie, ni a los del sur ni a los de ningún sitio. Desgraciadamente, los cristianos hemos sido mucho más cuidadosos en perseguir la herejía que los vicios. Dios nos juzgará por ello y espero que tenga mucha misericordia porque la vamos a necesitar.
    Sin embargo, los del norte tienen también la reputación de que, sin importar lo que metan por el gaznate o lo que hagan con los genitales, cumplen sus responsabilidades, acuden al trabajo, hacen las cosas bien, dicen la verdad, no roban, son puntuales, pagan sus deudas, no ofrecen lo que no pueden cumplir, son respetuosos y en general inspiran confianza. Todo esto teniendo que cuenta que las generalizaciones son generalizaciones. Sabiendo que un suizo puede ser muy impuntual, eso no quita que los suizos tienen reputación de puntuales. De la misma forma que los españoles cargamos con una reputación negativa aunque muchos nos esforcemos seriamente en comportarnos según los mejores estándares.
    La autocrítica es buena y, aunque duela, se puede alimentar también de los comentarios de graciosillos de una persona irrespetuosa e indigna.

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