José Luis Barceló: ‘La política energética española es hipócrita’


Conversación tranquila de @jmfrancas con Jose Luis Barceló, @elmundofinan, periodista y escritor.

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JMF: ¿De qué escribes?

JLB: Soy periodista especializado en economía y finanzas, divulgador y escritor perteneciente a la generación de 1982, enfrascado en novela juvenil y cuentos de terror fantástico y cósmico. He publicado EL ANILLO DE ANUBIS y libros sobre divulgación económica.

JMF: Y, ¿cómo ves la economía de España?

JLB: A los graves problemas que acucian la Economía mundial, como consecuencia de la crisis del Covid-19, se unen las debilidades de nuestro sistema político, que arrastra unos niveles de endeudamiento insoportables, tanto en lo privado como en lo público. Esto no se arreglara con créditos ni ICOs, hace falta inyectar dinero líquido, como el suero a un enfermo en la UCI.

JMF: Y, ¿dónde hay dinero líquido?

JLB: En España no puede salir de las maquinas de imprimir billetes, eso ya lo intentó el Che Guevara en Cuba, pero las cosas no se arreglan imprimiendo mas billetes. Como estamos viendo durante esta crisis -aún no habíamos terminado de salir del Crash del 2008….-, el dinero realmente no existe, se mueve como los electrones, y en cuanto se deja de mover la economía el dinero se para y ya no fluye. Es como la sangre del sistema de un país, fluye de un lado para otro. Hoy, el dinero para España solo puede volver a fluir de unas pocas maneras, que no son incompatibles sino complementarias: reactivando la actividad económica desde arriba, con apoyos honestos a los sectores más afectados y de máximo interés estratégico para España, como la Industria o el Turismo, atrayendo financiación de inversores externos, como Fondos, empresas o países; y finalmente la Unión Europea, en la que nos encuadramos. Para proyectar estos impulsos puede contarse con la Banca, una banca menguada y con escasas capacidades, muy damnificada aún por el Crash del 2008, y en proceso acelerado de convergencia.

JMF: No conozco esa faceta altruista de la banca…

JLB: Los Bancos suelen colaborar con los Gobiernos, y canalizan el dinero. No es una actividad altruista, unos venden pan o libros, y otros venden dinero, como los bancos. Tenemos que imaginarnos el dinero como una mercancía necesaria. Nadie o casi nadie compra una casa o un coche al contado: la financiamos. El banco nos da dinero a un precio y nosotros lo pagamos. No se puede prosperar sin endeudamiento, eso vale para países en desarrollo (nunca podrían adelantar todo el capital que les hace falta para crecer), y nos pasa a las personas o a las PYMES: sencillamente no podemos crecer sin dinero, y no tenemos disponible todo el dinero que nos hace falta para crecer, lo tenemos que pedir prestado. El problema con la Banca actual es que el dinero carece de precio, los tipos del BCE están en cifras negativas, eso significa que los Bancos no tienen margen y que si te dan un préstamo para un coche, un equipamiento, una inversión o una casa casi te tienen que pagar dinero, con tipos al cero por ciento o por debajo del cero. Con éstos márgenes no hay negocio para los Bancos, por eso cobran hoy por todo y no tienen ningún interés en prestar dinero.

JMF: Lo se, pero también se cuanto se aprovechan… ¿Ves a este gobierno con capacidad de no llevarnos a la miseria?

JLB: He llegado a la triste conclusión de que este Gobierno ya nos ha llevado a la miseria. De lo que se trata ahora es de hacer el camino de vuelta atrás, ver cómo recomponemos la Sociedad y la Economía. Creo que este Gobierno ha hecho muchas cosas mal, probablemente sin intención, y es probable que haya hecho alguna bien, aunque no la conozco aún. Pero hay dos cosas que ha hecho terriblemente mal: la primera, no ser capaz de generar un mínimo de horizonte de optimismo en el que la sociedad española pudiera confiar, un umbral de recuperación futura y lejana; en esto, ha sido incapaz por el momento. La segunda cosa en la que ha fracasado estrepitosamente y no veo la manera de recomponerla es que el Gobierno ha perdido toda credibilidad, no solo desde el punto de vista interior, de España, sino, y lo que es peor, exteriormente. España no es un aliado fiable para sus socios en los diversos encuadramientos de alianzas que tiene: la Unión Europea o sus aliados en la NATO, y se ha dedicado a perder todo el respeto de sus hermanos de Hispanoamérica, algo que ya estamos pagando caro.

JMF: He visto un libro tuyo que se llama ‘El cambio climático sin complejos’. ¿Qué complejos?

JLB: Escribí este libro desde una perspectiva no negacionista, sino revisionista. Me parece, como dice el científico del MIT Richard Lindzen, que se hace demasiada política con el Medio Ambiente. Hemos pasado del calentamiento global, del agujero de la capa de ozono o de la desaparición masiva de especies, al «cambio climático», un concepto mucho más global. Grupos ecologistas politizados o personas y creadores de opinión, como la niña Greta Thunberg, se permiten opinar de casi cualquier cosa de manera dogmática, sin que quepa la duda razonada o la opinión contraria o divergente. Hay dogmas ambientales que se han convertido en verdades inmutables acerca de las que nadie, ni siquiera los científicos, pueden dudar, so pena de ser calificados de retrógrados o reaccionarios. Este libro quiere ser una ventana a la disidencia razonada acerca de algunas verdades que hoy se ofrecen como únicas.

JMF: ¿Qué dogmas mediaoambientalistas das como ciertos?

JLB: No los doy yo, y precisamente entro a cuestionarlos. No me parece correcto hablar de «sexta extinción masiva» (en las cinco anteriores no había humanos), ni que dicha extinción se deba a la mano del Hombre. Tampoco hay coincidencia científica acerca de las causas del supuesto calentamiento global o del cambio climático, ni que las causas sean de origen humano. Muchos grupos ecologistas de izquierda, implantados en los países desarrollados, piden a menudo que se pare la industria o que las ciudades se queden sin coches. Esto ni lo han conseguido estos grupos, ni la niña Greta, lo ha conseguido el Covid-19. Ya no circulan coches por las calles ni los aviones surcan los cielos. Llevamos un año con buena parte de las industrias del planeta paradas y no parece que hayan salido publicados datos acerca de la incidencia que esta parálisis haya podido traer para el cambio climático: si se han parado de derretir los Polos, si el agujero de la capa de ozono crece o disminuye, si el letargo de la pesca ha permitido que los mares se recuperen o si hay más o menos emisiones de gases a la atmósfera y qué efecto ha tenido esto. Nadie aporta datos por el momento. Queda claro que parece que muchos querrían que no hubiera humanos sobre el Planeta, pero no entiendo los motivos para este deseo de autofagia. El progreso de la humanidad siempre ha tenido un resultado positivo, es cierto, damos dos pasos para adelante y uno para atrás, pero siempre queda un saldo positivo.

JMF: Se habla de emergencia medioambiental y todo lo que se propone supone un gasto que, hoy por hoy, penaliza fundamentalmente a Europa. ¿Es necesario ese peaje?

JLB: Parece que la «emergencia ambiental» solamente afecta a los países desarrollados, Canadá, Estados Unidos, la Unión Europea o Japón, que resulta que son precisamente los que más medidas y regulaciones ambientales aplican. Los países más restrictivos medioambientalmente hablando, los que gastan más en educación ambiental, los que cuentan con una población más habituada concienciada en el reciclaje, los que más invierten en I+D+i en ecología y energías alternativas o los más regulados en materia ambiental, resulta que son los que más se exigen. Hoy países como Suecia o Noruega continúan viviendo de la tala de madera, del mueble y del papel, sin embargo, cuentan con bosques sostenibles. Los países con mayor desarrollo en energías alternativas y sostenibles del planeta son los de la Unión Europea, sin embargo, son los que más ataques reciben de su industria. Pero no se habla nunca de las industrias contaminantes de China o la India o de cualquier otro país en desarrollo. Si nos fijamos bien, todas las campañas ambientalistas van contra los países de economías capitalistas y desarrollados, nunca contra países emergentes o en proceso de industrialización, que suelen ser además los más devastadores desde el punto de vista ambiental.

JMF: Y a que obedece este contrasentido…

JLB: Es política. Entiendo que buena parte de los países desarrollados estamos encuadrados en un sistema económico y de convivencia abierto, flexible, de mercado, donde rigen libertades públicas (de las que abusamos y no sabemos valorar…). Recordemos la confrontación de la Guerra Fría entre los bloques soviético y Occidental. Suponía la lucha entre dos puntos de vista divergentes acerca de cómo debían desarrollarse la vida de un país y una sociedad. Afortunadamente fue vencido el sistema comunista que asoló durante décadas países enteros. En aquel momento, la Unión Soviética financió grupos terroristas en la mayor parte de los países europeos, las Brigadas Rojas en Italia, el IRA en Irlanda, Baader Meinhof en Alemania o la ETA en España, todos ellos encaminados a destruir las bases de nuestro sistema de convivencia y nuestras sociedades prósperas. Muchos grupos ecologistas de extrema izquierda que nacieron en los años 80 tuvieron esa misma génesis, no hay que ser hipócrita y ocultarlo, no hay que tener complejos para admitirlo, lo que hacían realmente era luchar contra el progreso de Occidente intentando meter miedo acerca de la energía nuclear (la Occidental, no la Soviética), y recordemos que solo se luchaba en la cale contra los misiles de la OTAN; pero no había manifestaciones contra los misiles soviéticos. Esa misma lucha tiene hoy un paralelismo en las campañas medioambientales que están politizadas: solamente quieren limitar y cuestionar las industrias de Occidente, que, ¡qué casualidad!, son precisamente las más escrupulosas con la gestión ambiental.

JMF: Hablando de energía nuclear, España la está suprimiendo… ¿Entiendes eso?

JLB: Es una mala política, y voy a hacer algo que no es políticamente correcto, que es defender la energía nuclear como cualquiera otra. Se ha criminalizado la energía nuclear y es incorrecto. Se trata probablemente de la energía más limpia que existe, no causa emisiones ni tiene ningún impacto ambiental; en ese sentido, podría decirse que es la energía más limpia del planeta. España tiene un problema con la energía, y su política energética es hipócrita: cierra sus centrales nucleares pero compra los excedentes energéticos a Francia, uno de los países del mundo que mayor porcentaje de energía eléctrica produce con origen nuclear. España no está sustituyendo la caída de producción con ninguna fuente fiable. Comprar a Francia es practicar la táctica del avestruz: geográficamente daría lo mismo que explotara una central nuclear en Francia o en España, los efectos serían idénticos para nosotros, por eso digo que es una tremenda hipocresía. El progreso humano solo se ha conseguido con energía cada ve más potente, algo que sea capaz de permitir nuestro gigantesco desarrollo. ¿Sabe?, entre los cinco principales productores de energía nuclear están Rusia o China, y los países que tienen en marcha un programa de construcción nuclear más agresivo son Rusia, Hungría y China, siendo la nuclear un tipo de producción que llegará a sobrepasar el 25% de producción eléctrica mundial hacia el 2050, pero no precisamente entre los países Occidentales.

JMF: Una vez más estamos haciendo el primo…

JLB: Realmente somos el modelo para el resto del planeta, aunque no lo queramos reconocer y hagamos mucha autocrítica. Todo el mundo quiere vivir como un Occidental, y medio planeta quiere vivir en Estados Unidos o Europa. Hacemos el primo, realmente. Lo que habría que hacer es tomar medidas para que el resto del planeta viviera como nosotros: agua corriente en las casas, energía eléctrica sin interrupciones, alimentos garantizados, trabajo mas o menos estable, sistemas sanitarios eficientes (por mucho que ahora no nos lo parezca…), transportes públicos eficaces, todo el mundo con coche o moto. No sabemos gestionar nuestro éxito. Suele decirse por algunos radicales que todo el planeta no puede aspirar a vivir con estos niveles de derroche, pero no es cierto. Verdaderamente, somos un grano de polvo en el universo, las ciudades son puntos microscópicos en el planeta. Son mucho más limpias las ciudades occidentales que urbes como Calcuta, Estambul o El Cairo, ineficientes ambientalmente y con concentraciones humanas que superan los 15 millones de habitantes cada una. Desde nuestros medios de comunicación y tertulias, solo vemos lo que queremos ver: la caza del zorro, el perro atropellado o el cormorán con petróleo de la Guerra dl Golfo. Parecía no importarnos el resto de la guerra, pero el cormorán dio pena. Mientras la mentira tarda dos segundos en dar la vuelta al planeta, la verdad aún se está atando las zapatillas…

JMF: Mil gracias José Luis, es verdad que somos privilegiados a pesar de que en nuestra propia casa algunos se empeñen en que dejemos de serlo. Un Abrazo.

JLB: Gracias Josep María!!


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