Juan Ángel Soto Gómez: ‘Los liberales no existen’


Conversación tranquila de @jmfrancas con Juan Ángel Soto Gómez (@JuanASotoG). «Director de la Fundación Civismo» (@TTCivismo).

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JMF: ¿Qué es la Fundación Civismo?

JASG: La Fundación Civismo es un think tank o centro de pensamiento centrado en la investigación, difusión y formación bajo los principios del liberalismo clásico o liberalismo conservador. Nace en 2009 como think tank independiente, no vinculado a ninguna formación política y cuya financiación proviene exclusivamente de donantes privados.

JMF: ¿Liberalismo? ¿Se lleva otra vez esto?

JASG: ¡Por supuesto! El problema es que es un término absolutamente mancillado por amigos y enemigos, y decir «liberal» es como decir «mamífero». El pelaje de los susodichos liberales y demás características son de lo más variopinto. Por eso precisamente, salvo cuando preguntan «¿qué es Civismo?» Lo que conviene es hablar de ideas, que no de etiquetas. Desgraciadamente, cuando uno no se define, lo hacen otros por él. De ahí la inevitabilidad de escoger etiqueta y, con ella, a la tribu.

JMF: Dice un amigo mio que hay tantos liberalismos como liberales… ¿qué principios comunes tenéis?

JASG: Pues en primer lugar, hay que dejar claro que en Civismo, como en tantas otras organizaciones de características similares, hay muchas sensibilidades dentro de un marco de pensamiento razonablemente bien definido (quizá precisamente por lo que acabas de señalar). Dicho esto, personalmente opino que los liberales no existen, sino las políticas públicas con inspiración en el pensamiento político liberal. De hecho, en Occidente, me atrevería a decir que los mejor posicionados para defender ese liberalismo clásico son precisamente los conservadores. En cuanto a ese núcleo común yo destacaría una gran sensibilidad por la libertad (aunque, aquí también, cabe preguntarse qué tipo de sujeto es abiertamente contrario a la libertad), lo que se traduce en la defensa del libre mercado, la propiedad privada y un Estado reducido.

JMF: Cuando hablas de conservadores ¿te refieres a los partidos ‘conservadores’?

JASG: Los partidos son animales muy complicados. Me refiero eminentemente a las personas que suscriben un pensamiento conservador (que es más un modus vivendi). Son estos quienes tienen en su ADN la defensa de todo lo que estiman bueno, bondadoso y, por supuesto, práctico. Y mucho de esto es precisamente lo que ha traído consigo. De ahí que diga que el liberalismo no necesita más liberales sino más conservadores. Estamos bien así (o estábamos bien así). No conviene «progresar» más.

JMF: Tengo la sensación de que la ‘sociedad occidental’ asume sin chistar los valores menos liberales, la socialdemocracia casi es un dogma de facto de nuestras sociedades, ¿lo ves así?

JASG: La sociedad occidental, como la denominas, es fruto de esos valores, en una mezcla de resultado bastante satisfactorio con otros sistemas de valores y linajes intelectuales y religiosos. Pero sí, resulta preocupante ver esa aceptación de valores que son anti-liberales (y también anti-socialdemocrátas, todo sea dicho). Y caben varias hipótesis. Una es que el liberalismo se ha pasado de frenada, como señalaba antes, y quizá «abolir» o hacer una enmienda a la totalidad del presente es del todo imprudente. Otra alternativa, de la que el liberalismo sería inocente, es que se está revirtiendo ese mismo sistema.

JMF: ¿En qué somos anti socialdemócratas?

JASG: La socialdemocracia es un «rescate» del socialismo light por parte de la democracia cristiana. No habría que darle más vueltas. Pero a lo que me refiero es a que hemos ido mucho más allá de la socialdemocracia. Un claro ejemplo es lo que ha sucedido no con el coronavirus sino con la respuesta global a la pandemia. Cuando totalitarismo comunista (China), pseudo autocracias como la Rusa, las denominadas democracias anti-liberales (como Hungría) y las democracias liberales como la nuestra, adoptan exactamente las mismas medidas, es para hacérselo mirar. ¿Y cuáles son estas medidas? Control de la información, freno de la actividad económica y de los desplazamientos de la población, cierre de fronteras, etc. El grado de intervención varía según los países y modelos. Pero las medidas son las mismas. Y si esto es así, ni Hungría es tan mala ni España o Francia tan buenas. La superioridad moral (siempre autoarrogada) de las «democracias liberales» se ha puesto en entredicho.

JMF: Sin duda toda reacción ha sido más intervencionismo, menos libertad individual, más sector público, más gasto y finalmente para aquilatar será muchos mas impuestos… ¿cómo combatir esta praxis tan de moda?

JASG: No tengo la solución, salvo animar a que centremos nuestros esfuerzos en la educación. Dicho esto, ante una amenaza, la gente no acostumbra a pedir libertad, sino seguridad. Y ya sabemos cómo acaba esta historia. La seguridad implica control y cesión de libertad, y la recuperación de esta última una vez cesa la amenaza nunca está garantizada. Es quizá por eso por lo que creo que una mayor formación en este tema de la libertad ayudaría a que estemos más vigilantes. Evidentemente, no tengo la clave del éxito.

JMF: Más formación para más libertad… buenas receta. Pero parece que nos quieren más ignorantes.

JASG: La información es poder, como quien dice. Y ser más ignorantes o estar peor informados nos hace más sumisos. Esa es una lectura que creo que es correcta. Asimismo, hay que tener en cuenta también el proceso de homogeneización al que estamos siendo sometidos. El gobierno de sociedades homogéneas no cabe duda de que es más sencillo que el de otras heterogéneas (racialmente, religiosamente, etc.). En la actualidad, bajo la apariencia de la diversidad, nuestras sociedades están siendo uniformizadas rápida y contundentemente por parte de «lo público». Como es lógico, no se emplean técnicas aparentemente más agresivas como antaño (véase la deportación e intercambio de población entre Grecia y Turquía tras la Primera Guerra Mundial), pero las actuales son más eficientes. A saber: la educación y la información. De ahí la obsesión del Gobierno de turno de controlar esos dos aspectos. Ideas y propaganda. Nada nuevo bajo el sol.

JMF: Nada nuevo, pero parece que estos procesos se aceleran y con el virus más… En España nueva ley de educación bajando el nivel y control por subvenciones de la información. ¿Qué hacemos?

JASG: Tratar de vencer el agotamiento al que malvados y estúpidos nos someten cada día. Corremos el riesgo, ante la abundancia de los anteriores, de bien acostumbrarnos a esta «nueva normalidad» de atropello diario de derechos y libertades, bien pensar que no podemos hacer nada para revertir la situación. Sin embargo, lo que nos corresponde es plantar batalla allá donde surja, cómo hace Civismo y cómo nuestra fundación tantas personas y organizaciones. Y diré algo más en este punto. Cuando señalo que esto es «lo que nos corresponde», me refiero a que es nuestra responsabilidad actuar así. En esta sociedad del consenso, parece que no hay nada construido sobre roca (ese «abolicionismo» del que hablaba antes) y que todo esta «en venta». Sin embargo, como decía Burke, el «pacto social» no es solo entre contemporáneos, sino entre los que ya no están y los que están por venir. Especialmente por estos últimos, no podemos permitirnos el lujo de pensar «esto no va conmigo» cuando vemos esos abusos.

JMF: ¿Qué abusos destacarías?

JASG: Por ejemplo el de la nueva ley de educación a la que has hecho referencia, o la ley de seguridad nacional que está en el horno.

JMF: Todos ellos hacia una sociedad totalitaria… ¿La UE puede aceptar eso?

JASG: La UE es cómplice (o artífice directamente) de muchos de estos “avances». Si los países del Este de Europa cierran fronteras ante la crisis de los «refugiados» de 2015, son unos intolerantes. Si lo hacemos por culpa del virus, c’est la vie. O podemos bailar el Kumbaya de la solidaridad europea todo lo que queramos, pero cuando Italia se desangraba en marzo y abril del año pasado, era China la que ayudaba con material sanitario (e intereses económicos, por supuesto) ante la pasividad de Bruselas. Y por eso tenemos un problema.

JMF: ¿Por qué ocurre eso? ¿De qué va Bruselas?

JASG: Porque el poder es muy atractivo, por un lado, y porque hay una agenda ideológica detrás de cada política pública (creer en la asepsia normativa de las políticas públicas es un error). Y el perfil ideológico que han adoptado las instituciones europeas creo que no va encaminado hacia una mayor libertad sino todo lo contrario.

JMF: ¿De qué agenda ideológica me hablas?

JASG: De una que busca más peso, poder y control de «lo público» en detrimento de «lo privado» y las personas. La hipertrofia normativa de la regulación europea es un ejemplo de este fenómeno. Parece baladí pero no lo es, sino que es una soga al cuello de sectores empresariales enteros y ni que decir tiene de los pequeños empresarios. La educación en valores es otro ejemplo. Véase la cruzada que Bruselas ha emprendido contra Hungría por negarse esta a impartir educación en cuestiones LGBT a menores de edad.

JMF: ¿Qué hace ‘Civismo’ para plantar batalla a esa agenda?

JASG: Civismo lleva 10 años realizando estudios, montando conferencias, impartiendo cursos de formación para jóvenes, etc. Nuestra investigación queda recogida a su vez en medios tradicionales de comunicación, alcanzando en los últimos años más de 800 apariciones en prensa anualmente… Sin embargo, además de esta labor de investigación y divulgación, lo más importante en la defensa de estas ideas es la comunidad de personas que se crea y crece en torno a ellas.

JMF: ¿Cómo puede un ciudadano colaborar con vosotros?

JASG: De muchísimas formas. Entre otras, a través de su participación en las numerosas actividades que organizamos cada año, ofreciendo su «expertise» para el desarrollo de alguna labor de investigación, prestando algún tipo de asesoramiento externo y, por supuesto, ayudando económicamente como donante de la Fundación o patrocinador de alguna de sus iniciativas. Somos libres, pero no ricos.

JMF: Y, ¿cómo contactan con vosotros?

JASG: Pueden llamarnos al +34 914 02 30 95 o escribir a info@civismo.org. Por supuesto, también nos encontrarán en redes sociales, en especial en Twitter (@TTCivismo), Instagram (@FCivismo) y LinkedIn.

JMF: Gracias Juan Ángel, mucho ánimo que la tarea es ingente y a cortacorriente. Un abrazo y seguimos en contacto.

JASG: Gracias a ti Josep Maria, ha sido un placer. Ánimo a ti también pues, en efecto, no sobran manos en esta cubierta. ¡Un abrazo y hasta pronto!


Un comentario en «Juan Ángel Soto Gómez: ‘Los liberales no existen’»

  1. Sin duda la tendencia en la Unión Europea es al incremento de lo público y no sólo por parte de los comunistas de podemos, sino especialmente por parte de la Comisión . Este incremento, acompañado (naturalmente) de un incremento de los impuestos, es la forma de controlar más y mejor nuestras vidas, con una clarísima tendencia hacia una forma de esclavitud. Una pérdida progresiva de las libertades individuales y una tendencia manifiesta a la opresión por parte de las nuevas élites globalistas.

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