Me dice María Saavedra, directora de la Cátedra Internacional CEU Elcano. Primera Vuelta al Mundo


El derribo de la estatua de Fray Junípero Serra, canonizado por el Papa Francisco en 2015, se enmarca en  la situación que atraviesa Estados Unidos tras las tensiones raciales provocadas por la muerte de George Floyd (negro) por causa del maltrato de un policía (blanco).

Y sin embargo, nada en absoluto induce a vincular un acto de violencia racista, con un fraile que hace ya más de doscientos años renunció a su vida en Mallorca para viajar a América a extender el evangelio. Con una grave lesión en la pierna, Serra recorrió a pie las dos Californias, cerca de 9.000 kilómetros, fundando una serie de misiones. Las misiones mexicanas son reconocidas por la UNESCO como  patrimonio de la humanidad, mientras que en los Estados Unidos, las viejas edificaciones hablan del origen español y cristiano de ciudades tan significativas como San Diego. Está documentada la implicación de fray Junípero en defensa de las poblaciones nativas de California, realidad que en ocasiones le llevó a enfrentarse con las autoridades civiles.

Pero quienes derriban estatuas no leen documentos. Asumen un planteamiento repetido hasta la saciedad: español, blanco y cristiano… tiene que ser malo. Y así, solo movidos por una visceralidad exenta de un mínimo de raciocinio linchan a la estatua. Ella no puede defenderse.


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