No todos somos iguales


No entiendo nada. Seguimos inmersos en la crisis económica más espeluznante de la historia. Casi todas las previsiones no gubernamentales indican que España aún no ha tocado fondo y que nuestra salida de la crisis va para largo, tan largo que seremos de los últimos países en salir. Con todo esto encima de la mesa, los titulares de la prensa se resumen en: corrupción.

Aún entiendo menos que cada vez que aparece un nuevo caso de corrupción, alguien se sienta obligado a apostillar: “no todos los políticos somos iguales”. Estoy convencido de que es así. No todos los políticos son iguales en el sentido de que no todos los políticos están de porquería hasta arriba. Es evidente, siento decirlo, que este tipo de declaraciones ya no bastan. La sociedad está harta de que permanentemente aparezcan casos -uno tras otro- y, lo que es peor, se ha instalado en la sociedad la presunción de culpabilidad para lo que se ha dado en llamar la clase política.

Pocos estamentos profesionales son más culpables de la fama que arrastran que el de los políticos. No solo porque ellos mismos usan la presunción de culpabilidad cuando es el contrario el que es señalado por el dedo de la justicia, sino porque usan con gran frecuencia como único argumento para descalificar las críticas del oponente el inteligente y profundo argumento del “y tú más”. Por si fuera poco -y esto les hace doblemente culpables- son ellos y solo ellos los que pueden cambiar la legislación de manera que cada vez sea más difícil la impunidad en el saqueo de las arcas comunes.

Si realmente algunos políticos están tan hartos como los ciudadanos de este pestilente espectáculo, les agradecería que me hicieran llegar medidas a tomar para desterrar -o como mínimo dificultar al máximo- los comportamientos que estos últimos días, y a pesar de la crisis, han llenado las portadas de todos los medios.

No entiendo nada. Leo en un periódico de Barcelona un texto sobre cinco preguntas a los responsables de la precampaña autonómica que se avecina. La segunda pregunta viene a interrogar a estos responsables sobre la incidencia que tendrán estos casos de irregularidades en la participación. Las respuestas me suenan a tópico, pero cuando llego a la del Sr. Zaragoza del PSC, me encuentro ante la respuesta que para mí sería el paradigma de lo que no se debe hacer y se hace siempre. Les resumo: “No todos los partidos actuamos igual”. ¿Les suena? “El PSC ha actuado con rapidez, transparencia y contundencia”. Seguimos con el tópico. “La gente espera que se asuman responsabilidades y no huidas hacia delante, como la que ha hecho el PP con el caso Gürtel o CDC con el caso Trias Fragas”. Me imagino al Sr. Zaragoza después de semejante declaración, retozando de gozo intelectual, a la clase política embelesada por su fino diagnóstico del problema y a los ciudadanos del oasis, no fanáticos, con tez esperanzada mirando al mar Egeo y recordando al Oráculo de Delfos. ¡Toma manera de solucionar el problema!


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