Pablo Planas: ‘El Estado hace años que desapareció de Cataluña’


Conversación tranquila de @jmfrancas con Pablo Planas. Periodista, un emboscado/empotrado en Cataluña.

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JMF: ¿Emboscado por?

PP: Porque ejerzo como un francotirador. No formo parte de la tribu periodística del catalanismo, que es abrumadoramente mayoritaria en la región como bien sabes.

JMF: ¿Y cómo peridistea un francotirador en entorno hostil?

PP: Pues a la contra, agudizando el instinto crítico, renunciando a determinadas comodidades y afrontando con dignidad (eso intento al menos) la etiqueta de paria y de facha. Son muchos años de experiencia. Empecé en ABC, seguí en La Razón, continúo en Libertad Digital y Crónica Global. Siempre en la esquina contraria al nacionalismo.

JMF: ¿Los colegas etiquetan?

PP: Y señalan. Practican formas escasamente sutiles de vacío.

JMF: ¿Llega al terreno personal?

PP: Hay una doble moral, gente que dice apreciarte en privado pero luego niega conocerte en público. De todas maneras, en el periodismo en general hay poco de personal. ¿No crees? La hostilidad se manifiesta en miradas por encima del hombro, en gestos de una cierta condescendencia y en excluirte de eso que los cursis llaman conversación pública. Una forma de supremacismo como tantas.

JMF: Y la administración catalana, ¿cómo te trata?

PP: Procuro tratar lo menos posible. Ponen caras raras (para ocultar el desprecio) porque escribo Generalidad o utilizo el término región. Para los elementos más jóvenes de las consejerías resulta incomprensible la existencia de periodistas que no comulguen con los preceptos instaurados por el pujolismo.

JMF: ¿Sigue entonces un ambiente ‘asfixiante’?

PP: Claro, incluso peor que en el 17 porque los nacionalistas están frustrados. Están sentando las bases del próximo embate, según su terminología, y ya se acabó aquello de la “revolta dels somriures”. En Cataluña hay dos comunidades claramente diferenciadas. Una frontera invisible, pero evidente. Y la comunidad nacionalista está mucho más cohesionada que la no nacionalista, donde la mayoría no está en absoluto politizada.

JMF: ¿Cuál será el próximo debate?

PP: El próximo debate está siendo el de la lengua. Después de cuarenta años de imposiciones y totalitarismo lingüístico dicen que la inmersión ha fracasado, que los niños pasan del catalán y que en Barcelona se habla más español que catalán. La guerra de la lengua les sirve además para mantener movilizada a su clientela y para alimentar la cultura del agravio y el victimismo, toda esa basura supremacista de que los camareros no saben lo que es un “tallat”.

JMF: Después de la falsa inmersión, ¿qué pretenden?

PP: Inocular el separatismo a través de la lengua y la enseñanza para ganar masa crítica en el próximo golpe de Estado, para obtener a la larga una mayoría clara que haga inevitable la independencia. Y tienen a favor el hecho desgraciado de que el Estado hace años que desapareció de Cataluña así como la postura delictiva en la materia del PSOE y el PP. La renuncia a defender la españolidad de Cataluña.

JMF: Eres coordinador de ‘El libro negro del nacionalismo: La ideología totalitaria que ha conducido a Cataluña al desastre‘. ¿Qué pretendéis con ese libro?

PP: Gracias a la participación de Miriam Tey, Sergio Fidalgo y Juan Pablo Cardenal, verdaderos motores del volumen, el texto ha conseguido compilar material disperso, aportar algo de claridad, llenar un cierto vacío, denunciar un régimen opresivo y totalista, denunciar la construcción artificial de una nación, la inmensa pérdida de oportunidades que ha comportado el nacionalismo, el saqueo de los recursos públicos amparado en la falsa patria, la manipulación periodística, la dictadura lingüística, el supremacismo, la xenofobia, el odio a España, el odio a los funcionarios de España, la exclusión de quienes no asumen los postulados separatistas, la falsedad de los dirigentes nacionalistas, las grandes mentiras del nacionalismo… Denunciar un desastre que ya vieron los redactores del Manifiesto de los 2.300. Y la violencia intrínseca del separatismo que no es solo el secuestro y el tiro en la pierna a Federico Jiménez Losantos, sino el manto de silencio con el que se encubrió ese crimen por parte de los partidos y las instituciones autonómicas. Es para echarse a temblar cuando dicen eso de que «somos gente de paz”.

JMF: ¿No son gente de paz?

PP: En absoluto. Lo demuestran cada día en sus declaraciones, en sus manifestaciones de odio y de superioridad en relación a los españoles. Lo demuestran al hablar de «enemigos», cuando dicen que si esto no te gusta, ahí está la puerta. El bloqueo de la consejería de Economía el 20 de septiembre de 2017 para tratar de impedir el registro de la Guardia Civil mostró la verdadera cara del separatismo. Ahí estaban Carles Sastre y Fredi Bentanachs, dos exterroristas cuya presencia era simbólica. Sastre formó parte del comando que le adosó una bomba en el pecho al empresario Bultó y ahora es una figura del sindicalismo, un tipo al que en TV3 presentaron como «un gran reserva del nacionalismo» ocultando su pasado criminal. Eso hay que repetirlo porque la gente no termina de creérselo. Prefieren quedarse con las expresiones beatíficas de Junqueras, un tipo que dice que los catalanes tienen más que ver genéticamente con los franceses que con el resto de los españoles. Entiéndase que me refiero a los dirigentes separatistas, no a todos los separatistas, donde habrá de todo.

JMF: ¿Las nuevas generaciones son menos radicales?

PP: Creo que al contrario porque en su gran mayoría lo ignoran todo de España gracias al adoctrinamiento. Les han ocultado sus vínculos con el resto de España. No hay más que ver el acoso a los estudiantes constitucionalistas en los campus universitarios, donde se ha instalado el matonismo separatista.

JMF: Por lo que cuentas vais a peor, ¿cómo romper esa dinámica totalitaria creciente?

PP: El 155 fue una gran oportunidad perdida. Después de las elecciones del 21 de diciembre de 2017, PSOE y PP volvieron por donde solían, abandonaron la frágil unidad constitucionalista. Ciudadanos, por su parte, no supo administrar el importante logro de haber sido la primera fuerza. Se requeriría en primer lugar no comprar la teoría de que el proceso separatista ya es historia porque no es cierto. Ahora ha adoptado otra forma, se están preparando para el próximo capítulo. Es cierto que están desunidos, pero lo volverán a intentar a la mínima oportunidad. Es lo que dicen y sin contarse un pelo. Me temo que la parte no separatista de la sociedad catalana es tan diversa y plural que sólo se cohesiona ante el riesgo extremo de separación, como ocurrió en octubre de 2017. El único motivo para la esperanza son aquellas dos grandes manifestaciones de octubre, la del 8 y el 29, cuando más de un millón de personas en cada una de dichas manifestaciones, salieron a la calle para parar los pies al separatismo. Y aquello fue posible casi sin convocatorias, sin el concurso de la mayoría de los medios.

JMF: Para acabar dame algún motivo de esperanza…

PP: Bueno, los dirigentes separatistas son bastante torpes, la política catalana es un circo y alberga personajes como Puigdemont, que difícilmente pueden lograr lo que se proponen a pesar de la ausencia del Estado en Cataluña.

JMF: Mi gracias, ojalá vuestro libro ‘denuncia’ corra como la pólvora y sea eficaz. Un abrazo.

PP: Muchas gracias a ti. Espero poder saludarte en persona.


2 comentarios en “Pablo Planas: ‘El Estado hace años que desapareció de Cataluña’

  1. Que la situación es preocupante, es evidente y así lo demuestra la chulería de Rufián con las inversiones en el edificio de la policía en Vía Layetana.

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