Aixa Laxmi: ’La experiencia del nacimiento marca al ser humano de por vida’


Conversación tranquila de @jmfrancas con Aixa Laxmi, creadora del Método Laxmi y autora del libro «El Método Laxmi, 9 Claves para un Parto sin Dolor”. (El libro está ahora en preventa, se publicará el 5 de abril).

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JFK: ¿Por qué este tema?

AL: Sufrí violencia obstétrica dando a luz a mi hija Sara, y formo a profesionales de la maternidad en las técnicas de mi Método para un parto más natural y menos intervenido.

JMF: ¿Parto más natural equivale a menos dolor?

AL: Parto más natural equivale a menos sufrimiento, menos riesgo y menos patología para la madre y para el bebé. La experiencia del nacimiento marca al ser humano de por vida. La naturaleza lleva decenas de miles de años perfeccionando el proceso del parto para garantizar la supervivencia de nuestros hijos y para que se dé algo muy importante para la salud mental del bebé, el apego temprano positivo entre la madre y el hijo. Resumiéndolo mucho, el proceso hormonal por el que pasan ambos hace que la madre se enamore perdidamente del bebé y que se sienta muy poderosa. Que sienta que si ha logrado dar vida a un nuevo ser humano es capaz de todo. Por otro lado el bebé nace inundado por la oxitocina endógena, es literalmente un baño de amor y seguridad. Esta oxitocina hace que se despierte y se desarrollen áreas cerebrales relacionadas con la empatía. Es lo que nos hace ser más humanos, tener relaciones más sanas y sentirnos seguros en el mundo para actuar con mayor libertad. Los partos intervenidos dejan secuelas físicas, emocionales y mentales en madre y bebé. Por ejemplo, los niños nacidos por cesárea tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes, alergías y trastornos que se han multiplicado en las últimas décadas como TDHA y los TEA. Además de ser más susceptibles de sufrir enfermedades mentales como depresión, ansiedad en su edad adulta. En la madre las intervenciones dejan cicatrices y pueden dar lugar a patologías como disfunciones sexuales, incontinencias, prolapsos y emocionalmente la sensanción de desvalorización personal.

JMF: ¿Qué es violencia obstétrica?

AL: La violencia obstétrica tiene muchas definiciones. Te voy a dar la mía. Por un lado la violencia obstétrica es mala praxis generalizada y sistematizada ejercida en el ámbito de la atención obstétrica y ginecológica y es violencia de género porque se ejerce sobre la mujer por el mero hecho de serlo. Esto es lo que dice la OMS, la ONU y la mayoría de las asociaciones de activistas por el parto respetado. Pero para mí, además de ser violencia de género, es un atentado al ser humano en el momento más vulnerable de su vida que es su propio nacimiento

Está tan normalizada que en ocasiones es difícil de identificar y se da cuando ocurre alguno de los factores siguientes:

– No se sigue la evidencia científica ni las buenas prácticas.

– No se cumple la ley: desde la Constitución, hasta la Ley de Autonomía del Paciente.

– Se da un trato deshumanizado o parternalista.

JMF: ¿Qué buenas prácticas son esas?

AL: Más bien te hablaré de las malas prácticas que se han perpetuado. Hay muchas prácticas protocolizadas en la atención al parto que están obsoletas pero se sigue realizando. Se ha demostrado que no solo no ayudan al proceso fisiológico sino que lo patologizan y lo ponen en riesgo. Sin embargo están muy asentadas y se siguen haciendo sin ningún respaldo científico:

– Tomar una vía a la mujer durante el parto.

– No permitirle que coma ni beba.

– Impedir su movimiento conectándola a varios aparatos para la monitorización continua de las contracciones uterinas y el latido fetal.

– Romper la bolsa de líquido amniótico.

– Colocar oxitocina sintética si el parto se para en algún momento sin valorar qué ha podido ocurrir para que la fisiología del parto se haya desviado de su curso normal. La oxitocina sintética está catalogada como uno de los 11 medicamentos más peligrosos y se administra a la mayoría de las mujeres durante el parto.

– Alentar a la mujer a usar anestesia epidural sin advertirle de sus efectos adversos.

– No informar a la mujer de su proceso y hablar como si ella no estuviera presente.

– Medicar o intervenir durante el parto informar y sin pedir permiso, tal como dice la ley.

– Permitir que muchas personas entren en el lugar del parto y nacimiento sin presentarse y sin pedir permiso.

– Realizar tactos vaginales didácticos.

– Tratar a la mujer como a una niña que no es capaz de decidir o como una loca si sus decisiones no son las que el profesional recomienda.

– No permitir el acompañamiento de la persona que elija la mujer en su parto o en una cesárea.

-Impedir el movimiento libre durante el parto e imponerle una posición determinada para parir. La inmensa mayoría de las mujeres dan a luz en litotomía, tumbada sobre la espalda con las piernas en alto. Se ha demostrado que esta posición es antifisiológica y que propicia el uso de forceps o ventosas al dificultar el nacimiento del bebé.

Podría seguir, la lista es muy larga.

Las intervenciones en el parto deben limitarse lo máximo posible porque cuando se interfiere en el proceso hormonal, se corre mayores riesgos de que el parto se desvíe de la normalidad y que sean necesarias intervenciones mayores. Es lo que se denomina la cascada de intervenciones… Muchas mujeres creen que les han salvado la vida en el parto a ellas y a sus bebés, pero en muchas ocasiones sus vidas ha corrido riesgo precisamente porque se empezó a intervenir sin necesidad.

Se me olvidó mencionar la episiotomía. Es un corte en el periné para agrandar el canal del parto. Se realiza a casi la mitad de las mujeres que dan a luz por vía vaginal y en el 70% de los casos da lugar a un desgarro mayor que afecta a sus relaciones sexuales y da problemas de incontinencia, a veces de por vida.

JMF: Muy extendidas están muchas de esas prácticas. ¿A qué se deben?

AL: No nos lo explicamos. En la mayoría de las especialidades médicas en cuanto hay un estudio científico que demuestra que una práctica es mejor que otra, se cambian los protocolos de inmediato.  En el campo de la ginecología y la obstetricia, está siendo necesario el activismo y la movilización de las madres y de de muchos profesionales que son testigos y que también sufre la mala praxis de sus compañeros. Ahora mismo se está intentando legislar sobre el tema en España y hay varios países en los que ya hay leyes contra la violencia obstétrica. Parece que a los profesionales les cuesta ver la violencia porque somos mujeres. Se trata de un sesgo de género. En cuanto a la episiotomía, por ejemplo. Si nos planteásemos realizar un corte en los genitales de un hombre sin ningún motivo justificado médicamente nos llevaríamos las manos a la cabeza. Pero hacerle un corte en la vagina a la mujer se considera algo normal y a nadie le preocupa si no vuelve a tener jamás relaciones placenteras o si tiene dolor de por vida. Hay un vídeo muy curioso que ejemplifica esto. Aquí vemos cómo tratan a un hombre en un parto. Si se tratara de una mujer nos parecería que todo es normal, pero al colocar a un hombre nos resulta chocante.

JMF: ¿Qué legislación hay sobre el tema?

AL: Sobre todo la ley de Autonomía del Paciente de 2002 que es la que más se vulnera en el parto. Esta ley exige que se informe al paciente, se le explique sobre los riesgos de la medicación o las intervenciones que se le proponen, se le den opciones y que sea el paciente el que elija. Esta ley aún no se aplica en todos los partos. Por otro lado, a veces se aplica al revés, cuando la mujer se niega a someterse a la intervención que el médico considera oportuna, se le hace firmar un documento en el que da fe de su negativa. Además el Ministerio de Sanidad ha hecho un gran trabajo proporcionando amplia documentación basada en evidencia científica. Pero su implementación no es obligatoria. Son solo recomendaciones y cada hospital sigue sus protocolos. No hay una supervisión de la implementación de la evidencia científica en la atención al parto. Pero también se vulnera la propia Constitución Española cuando se obliga a la mujer a permanecer tumbada durante su parto. Todos los ciudadanos tenemos derecho a la libre deambulación. Este derecho lo perdemos en cuanto entramos a un paritorio.

JMF: Un aborto voluntario es superviolencia ¿supongo?

AL: Puf! Los abortos y los procesos de fertilidad son otro tema del que podríamos tratar largo y tendido. Los abortos, voluntarios, los involuntarios, las pérdidas gestacionales y las muertes perinatales necesitan de un acompañamiento emocional especial. La mayoría de los profesionales no están preparados para ese acompañamiento. 

JMF: Dará para otra conversación, pero con lo que cuentas me vienen imágenes de praxis en abortos y me da como hablar de otro mundo… Es como ingresar a una persona por un corte y en la cera de enfrente decapitar a otra…

AL: Pongamos un toque de esperanza Josep si te parece bien para terminar la entrevista. Están cambiando muchas cosas se están dando grandes pasos. Hablemos de ello, por favor.

JMF: Háblame de ello…

AL: Afortunadamente están cambiando muchísimo las cosas. Hay un número creciente de profesionales sanitarios que están formándose, cambiando sus prácticas y posicionándose en el activismo para el parto respetado. Hay muchos hospitales en los que se están cambiando protocolos. Y el mensaje está calando en la sociedad. Tengamos en cuenta que también es necesario una educación prenatal para las madres y sus parejas. En general la mujer tiene mucho miedo al parto y está dispuesta a dejarse hacer de todo. Es necesario un esfuerzo educativo en ambos lados. Además, no creo que exista una intención de dañar por parte de los profesionales que ejercen la violencia obstétrica. Creo que no son conscientes de que la ejercen. Simplemente se han perpetuado en unas prácticas que aprendieron de sus maestros y que consideran correctas. Pero esto ya no puede ser más una excusa. Ha llegado el momento hacer autocrítica. Y yo les animo a ser valientes. A reconocer que han hecho mucho daño, a escuchar a las mujeres que hemos vivido la violencia en nuestros partos. No nos la inventamos. También le pido y les recomiendo que tomen terapia, porque es muy duro reconocer que llevas años ejerciendo mala praxis. Todos tenemos un recorrido en la vida. Es el momento de cambiar por el bien de las mujeres y por el bien de los bebés. El parto puede ser una de las experiencias más increíbles para una madre, y un recibimiento seguro para los bebés. Muchos profesionales que atienden a mujeres que se han formado en mi Método después se quieren formar en él. Porque de verdad se puede disfrutar del parto y asistir a una mujer que sabe, que está tranquila, disfruta, que se siente fuerte y en control de su cuerpo es muy gratificante. Tengo que decir que el futuro es prometedor y al mismo tiempo, que hay un gran camino por recorrer.

JMF: Mil gracias quedamos para otra conversación más adelante. Un beso y ánimo en tu labor.

AL: Muchas gracias a ti Josep.


2 comentarios en “Aixa Laxmi: ’La experiencia del nacimiento marca al ser humano de por vida’

  1. No tengo ninguna pega en que se revisen los protocolos para mejorar el trance de dar a luz pero lo de considerar violencia de género un mal parto me parece pasarse tres pueblos y un sintagma muy desafortunado para aplicar al caso.
    Hay violencia intrafamiliar con resultado de muerte que no es condenada institucionalmente porque no la ha realizado un hombre sobre su mujer. Los ejemplos de madres que matan a sus bebés, hijos que asesinan a sus padres y hermanos o mujeres que agreden a sus parejas dentro de una relación lésbica están a la orden del día y no se consideran violencia de género ni tienen especial protección. Un error en mi opinión pero que viene, precisamente, por la definición misma que tiene ‘violencia de género’.
    Dejemos estas expresiones más políticas que prácticas que no solucionan nada, que más bien contribuyen a ahondar en el problema, fuera de temas tan delicados e importantes como el que lucha por mejorar tu entrevistada.
    Buen día.

  2. Combinación jurídica y médica científica muy adecuada. Da bastante certidumbre sobre el parto .

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