Emilio de Diego: ‘Peligra la libertad, el respeto, la ética, la misma democracia’


Conversación tranquila de @jmfrancas con Emilio de Diego. Historiador académico de Número y Presidente de la Sección de Humanidades de laReal Academia de Doctores de España.

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JMF: ¿Cómo se ve la actualidad española desde la visión de un historiador?

EdD: Se ve con el pesimismo obligado por esa realidad, como decía Ortega. No hay apenas asideros para otra percepción más agradable. Sólo queda regenerar esta sociedad para poder ir superando tanto sentimiento de desasosiego ante lo que estamos viviendo.

JMF: ¿Qué realidades te desasosiegan?

EdD: La pérdida de papel del ser humano en su propio desarrollo vital. Vivir es dar sentido a la existencia y cada día resulta más difícil que el hombre sea protagonista de su historia. Peligra la libertad, el respeto, la ética, la misma democracia… Esto es una realidad. Al fondo la ignorancia y la manipulación hacen al hombre cada vez más dependiente, menos valido.

JMF: Pero se dice que somos la ‘generación’ menos ignorante de la historia… ¿Acaso somos la más manipulada estando tan informados?

EdD: No cabe duda de la preparación técnica, profesional, de algunos de nuestros jóvenes pero su desconocimiento humanístico es pavoroso. No saben quiénes son, de donde vienen o a dónde van. Constreñidos a vivir en la incertidumbre permanente y en la angustia de universos microcósmicos, atrapados en un tiempo sin tiempo bien podríamos decir que su unidad cronológica vital abarca de viernes a viernes, de un fin de semana al siguiente. Los proyectos de felicidad ,y un ser humano es sobre todo eso, se reducen de forma angustiosa, la frivolidad y la banalidad imperan.

JMF: ¿Mucha información y muy poca formación?

EdD: Sí. Información hipervoluminosa y contradictoria cuyo procesamiento personal requiere un tiempo del que carecemos. Formación dirigida a la producción de bienes materiales adaptada a las demandas del mercado, pero vacía de contenidos espirituales, humanísticos, repito estamos ante las generaciones más vulnerables al juego del poder. La educación es el primero y fundamental de los desafíos a los que la sociedad debe responder.

JMF: ¿Pero la ‘educación’ no debe ser función de la familia y dejar la instrucción a la ‘academia’?

EdD: La educación es un derecho y un deber de la familia, sin duda, en cuanto a los valores sobre los que ella se asienta. Pero en muchos casos la capacidad y las posibilidades para desarrollar esa formación son insuficientes y debe continuar en otras instituciones. Eso sí, con el derecho de la familia a elegir tales instituciones y sus enseñanzas. La libertad es la piedra angular de la educación. Y en continuidad una formación en los diversos aspectos que respete los valores esenciales dentro de una pluralidad mayor, que es la que corresponde a la sociedad en su conjunto.

JMF: ¿Algún momento histórico nos da luces sobre la actualidad?

EdD: En cierta medida la crisis española de 1898 a 1913. Pero ahora vivimos un momento nuevo en la Historia de la Humanidad. A finales del siglo XIV escribió Abenjaldun en los «Prolegomenos’ una Filosofía de la Historia que comentaba Ortega en 1927-1928. Según Abenjaldun la historia es camino hacia las distintas Tierras Prometidas, la conquista de las mismas incluso los desengaños posteriores. Dos cosas tenía este proceso en común, esas tierras, esos mundos los ofrecía algún Dios, directa o indirectamente y siempre eran mejores que la realidad presente, una especie de paraíso al que se iba con ilusión. Ahora, por primera vez la tierra, el mundo prometido es incierto y desasosegante. No lo ofrece Dios, al que el hombre «ha matado» al menos en nuestro ámbito, si no que la ofrece el hombre y sin alternativa. Además lo jóvenes que han de caminar hacia ese mundo nuevo están convencidos de que vivirán peor que sus padres. Ahí estamos.

JMF: ¿Piensas que vivirán peor que sus padres?

EdD: No lo pienso yo, o mejor dicho eso importaría poco, lo piensan ellos, en especial los hijos de las clases medias destruidas en las últimas décadas. Por eso impera el «escapismo» de una realidad y de un futuro cargado de miedos. Escapismo por medios alucinógenos, por la transgresión como pauta de comportamiento, por la utopía muerta a manos de cualquier distopía, por la desconfianza en el sistema, en los demás y en nosotros mismos.

JMF: ¿Cómo revertir esto?

EdD: Educación, educación y educación sobre la base de un concepto del hombre que debe aprender a conocerse a sí mismo como objetivo fundamental. A partir de ahí podrá proyectarse lo demás.

JMF: Se acaba de aprobar en España la llamada Ley Celáa que si nuestra ‘educación’ estaba enferma, esta ley la mata. ¿Cómo hacemos?

EdD: Movilizar a quienes sean movilizables, desgraciadamente cada vez menos en una sociedad ‘idiota’. Contará mucho la batalla en los medios. Es obligación ineludible de cualquier intelectual, de cualquier académico y de toda institución de esta naturaleza luchar por la libertad, manteniendo el empeño sin desmayos y desde luego es la obligación de todos los padres que deseen la libertad de sus hijos.

JMF: Gracias Emilio, ojalá no nos conformemos con la desgracia. Un abrazo.

EdD: Otro para usted.


Un comentario en «Emilio de Diego: ‘Peligra la libertad, el respeto, la ética, la misma democracia’»

  1. Todo el mundo habla de la destruccion de la democracia pero nadie habla de la destruccion de lo que da sentido a dicho sistema politico, la nacion, que en España ha sido destruida sistematicamente desde el poder a traves de la Constitucion autonomica del 77.
    Para poder llegar a donde han llegado los enemigos de España el camino ha sido largo, habia que destruir el sentimiento de pertenencia a una comunidad llamada Patria, habia que destruir la cultura que une a los ciudadanos con su tierra, habia que destruir cualquier referente a la historia comun, habia que destruir la cultura y habia que destruir la educacion, por dextruir hasta habia que destruir los buenos modales y la cortesia.
    Destruidos estos basicos principios el resto se ha dado por añadidura.
    España está destruida socialmente, culturalmente, éticamente, idiomáticamente e históricamente, todo se lo ha llevado esa riada llamada «valores democráticos» que no es más que el eufemismo que se utiliza para destruir cualquier disidencia al sistema político que se haa dueñado de las mentes y cuerpos de la gente.
    En nombre de la Libertad se está terminando con la libertad, en nombre de los valores del «hombre nuevo» llamado ya sin medida «ciudadanos» se ha terminado con los derechos naturales y en nombre de la solidaridad se ha malbaratado esa solidaridad a la que desde el poder se dice apelar, rompiendo los hombres y las tierras de España en un enfrentamiento disparatado que ha destruido la fuerza de una sociedad que, cuando está bien dirigida, puede con todo.
    No se puede transmitir lo que se carece y los españoles, desde hace 40 años, carecen de todo.
    Por eso la sociedad española, base de la Patria, ha sido destruida

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