Escuchas


3d8b9085766867ca92198ba0aa004c40Según parece la todopoderosa Merkel también ha sido espiada. Su teléfono móvil, como en su momento el teléfono del Rey fue un juguete para Narcis Serra, ha sido intervenido por los chicos escucha, la NSA, de Obama. Cómo se las gastan esos del partido demócrata, no respetan ni a la Supercanciller, a la mujer que trae frita a Europa y que nos marca hasta las propinas a los españoles. Al final sigue mandando el dolar o lo que es lo mismo la tecnología yankee.

Ya en serio, de la cuestión podemos extraer varias lecciones. De la misma manera que los generales romanos exitosos tenían que hacer un recorrido por Roma en cuadriga acompañados por un esclavo que, sosteniendo los laureles de la victoria sobre su cabeza, les recordaba constantemente la edificante y molesta fórmula: «Mira hacia atrás y recuerda que sólo eres un hombre”. Ahora Obama, algo más que un esclavo, supliendo está didáctica función le recuerda a Merkel que para la tecnología es una más. Hay que suponer que doña Angela ya hizo el cursillo de prudencia en su Alemania Oriental bien espiada por la ‘stasi’, pero como todo lo malo se olvida y la buena vida se pega, igual respirando libertad y democracia la han pillado ‘in albis’.

De este hecho, mejor dicho de la aparición en la opinión pública del hecho, que tanto, y con razón, ha molestado a la Merkel, debemos concluir una vez más que los políticos se molestan no por lo que les hacen, todo el que puede espía y por tanto sabe que será espiado, sino porque se sepa que se lo hacen. La lección para los demás mortales debe llevarnos a la sana costumbre en esta nueva era digital de no decir nunca lo que no queremos que se sepa, no escribir jamás lo que no queramos que se lea y,a este paso, no pensemos nada que no queramos que se acabe conociendo: menudo plan.

Sobre la moralidad del espionaje, el derecho a la intimidad, la intromisión del estado en la vida privada y el modelo de estado protector: padre, madre, padrino y demás, no pienso valga la pena añadir nada; para este modelo somos un número y poco más. Para los que creemos en el hombre, todo está muy claro. Para los que no, que lean ‘Rebelión en la granja’ de Georges Orwell que es del 1945;  yo, ya no voy a perder el tiempo.


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