Frente a corrupción, destierro (artículo publicado en la contra de la Gaceta del 27 de octubre de 2009)


Está admitido por la mayoría de los intelectuales que Europa tiene su cuna en el Mediterráneo, y sus raíces son, entre otras, la filosofía griega y el derecho romano. Pues bien, del derecho romano actual tomo una idea cuanto menos brillante, sugerente e importable. Desde Italia nos llega una feliz noticia relacionada con esto tan nuestro, tan mediterráneo: la corrupción, el trinque.


Es el caso de Sandra Leonardo Mastella, presidenta del Consejo Regional de la Campania, lo equivalente a un Parlamento Autonómico, a la que el juez instructor del caso ha dictado una resolución según la cual le prohíbe la estancia en la región de la Campania y en las siguientes provincias: Latina, Frosinone, Isernia, Campobasso, Foggia y Potenza, es decir, todas las provincias limítrofes. El juez le ha aplicado la llamada “prohibición de morada”, lo que corresponde a un destierro, por ser sospechosa de dirigir una red de compraventa de favores. Interesante decisión tomada por un juez instructor. Este caso me recuerda la reciente imputación de la presidenta del Parlamento Balear, Maria Antónia Munar, presidenta de honor y líder de Unió Mallorquina, partido cuyos dirigentes están presuntamente implicados en multitud de casos no menores que los de la extraditada Sandra. Y partido del que tanto los políticos del PP como los del PSOE, en privado, hablaban pestes y definían como un cáncer, pero al que ninguno de ellos —cuando les interesó para gobernar— puso la más mínima pega; más bien cedieron todo tipo de facilidades y prebendas, siempre concretadas en ámbitos de poder con buenos presupuestos.
Me ilusiona imaginar si la medida ejemplar mediterránea aplicada en Italia se instalara en España: crear una islita o similar donde fueran a parar temporalmente nuestros «presuntos» implicados. Pienso en nuestro querido Roldán de segurata, en Julián Muñoz regentando el bar, en nuestro ínclito Millet como disc-jockey, en los amigos de Correa montando el espectáculo y, cómo no, nuestra Maria Antónia Munar de responsable política. Podrían organizar un nuevo reality: la isla de los “presuntos”.
Por cierto, la producción del programa se les podría adjudicar, siempre que acepten, a los pícaros mediterráneos, que han producido la recién estrenada película ¡Soy un pelele!, con la que parecen haber tomado el pelo, pícaramente, a todo tipo de autoridades subvencionantes, con triquiñuelas como: que sean óperas primas, rodar en catalán, doblar en castellano, inflar los presupuestos, comprar entradas para que se estrene, han sisado el dinero del contribuyente.
Este reality, seguro que entre tanto espabilado, se convertiría en un buen negocio y el dinero generado debería servir para la redención de la pena en la medida en que se devolviera lo sustraído a sus legítimos dueños.


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