Me dice Alfonso Piñeiro, escritor y emprendedor


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Paro estructural y medidas pandémicas

¿Es posible relacionar el paro estructural en España con las medidas y restricciones vinculadas a la COVID, y que no resulte un ejercicio temerario? Me voy a permitir el intento haciendo la aproximación no por las medidas mismas, sino por su grado de cumplimiento en nuestro país. Es decir, procurando un enfoque psicosociológico y no, como correspondería al hablar de desempleo, con puntos de vista más habituales como el económico o el legal.

El español medio es un personaje sumiso. Es un adjetivo que conviene diferenciar de la actitud de “obediencia”. Frente al obediente, que es aquel que acata las órdenes porque las comprende, las interioriza y las asume, el sumiso es quién aún sin tener claro el sentido de las instrucciones que recibe, las cumple sin rechistar. Es más, el sumiso puede puntualmente desacatar una orden recibida, siempre y cuando se den dos circunstancias: una, no se cree vigilado por quienes le puedan sancionar su insubordinación; o dos, recibe otro estímulo que le reclama con más fuerza que el miedo a la sanción por incumplir las órdenes recibidas.

Esto es algo que hemos visto a lo largo de los últimos 16 meses con normativas que han tenido prácticamente el sello made in Spain, como el uso obligatorio de mascarillas independientemente de guardar una distancia de seguridad, o los confinamientos estrictos que impusieron incluso permanecer en casa a los niños. Restricciones que a duras penas se han encontrado en otras latitudes, y que en la “piel de toro” han sido acatadas de forma total, generando incluso fenómenos como los policías de balcón.

El español es un ser cómodo. Es alguien que se pliega a las circunstancias porque “esto es lo que hay”. Frente al mito donjuanesco del español rebelde e inconformista, en general aceptamos las situaciones bajo la premisa de “no queda otra” o “no se puede pedir más”. El mercado laboral español responde pues a esa idiosincrasia, que cristaliza en nuestra “propuesta de (no) valor”: la rigidez del sistema. Como idea colectiva, somos incapaces de alterar aquellas circunstancias del mercado que hemos asumido como mandatadas, a la vez que nos cuesta horrores plantear alternativas que doten al sistema de un funcionamiento ágil, dinámico, eficaz y que brinde al ciudadano la posibilidad de asumir riesgos, responsabilidades y madurez. Es decir, construir su propio futuro.

En ese sentido, el elevado paro estructural no es un problema macroeconómico. Es que el paro es estructural per se. Forma parte de nuestros esquemas mentales: “nos vamos a la calle” porque “no queda otra”; y “no encontramos trabajo” porque “es lo que hay”. Ni exigimos condiciones, ni planteamos alternativas, ni siquiera somos capaces de negociar. Porque “en la calle hace frío” y “virgencita que me quede como estoy”. Mejor quedarse en casa, no sé bien por qué, pero mejor quedarse. Mejor seguir usando mascarilla, no sé bien por qué, pero mejor seguir usándola.

Alfonso Piñeiro, escritor y emprendedor, con pasado y alma de periodista y autor de  ‘La Ola Definitiva’.


2 comentarios en “Me dice Alfonso Piñeiro, escritor y emprendedor

  1. Quizá no la tenga toda pero, no le falta razón. La idiosincrasia tiene mucho que ver.

  2. La sumisión tiene grados y desde hace 35 años, más o menos, el poder se ha encargado de hacer de la población un grupo cada vez más sumiso. Actualmente, creo que la sumisión se ha transformado en «obediencia aprendida», esto es, haz esto que te digo, que es lo mejor para tí. Y si no me crees lee El País, ABC, El Español…. O mira la televisión x,y,z….etc…. Verás como yo (el gobierno, el estado, el poder) tengo razón. Juegan con cartas marcadas y además reparten el juego.
    Confío en que un día, la gente se les enfrente y les haga pagar todo el daño que están haciendo.

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