Me dice Antonio Fornés, filósofo


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De la indignación y la miseria intelectual al “totalitarismo democrático”

En el verano del pasado 2020, cuando parecía que la terrible pandemia del COVID-19 nos daba una tregua y era posible volver a las reuniones presenciales, la biblioteca central de Hospitalet de Llobregat, mi ciudad, me invitó a dar una charla a propósito de mi último libro, “¿Son demócratas las abejas? La democracia en la época del coronavirus.” En el turno de preguntas, un señor se identificó como comunista y arremetió indignado contra mi presentación porque en ella había afirmado que no podía catalogarse al pensamiento marxista como exactamente democrático. Al menos, aclaré, tal y como se entiende lo democrático, en la actualidad, en el mundo occidental. Cuando acabó su diatriba, preferí que no fuera yo quien le contestase, sino alguien que no creo que resulte sospechoso de haber militado en el anticomunismo, ni en ningún movimiento de derechas…, decidí –pues tenía la cita a mano-, que le contestase nada menos que Friedrich Engels, el más cercano y fiel colaborador de Marx:

“No siendo el Estado más que una institución transitoria de la que ha de servirse en la lucha, en la revolución, para aplastar con la fuerza a los propios enemigos, hablar de un Estado popular libre es absurdo: mientras el proletariado tenga todavía necesidad del Estado, tiene esa necesidad no en el interés de la libertad, sino en el interés del aplastamiento de sus adversarios.”

Al bullanguero señor, la respuesta de uno de los padres del comunismo le dio igual, pues ya se sabe que en general, y con alguna excepción, los actuales militantes del pseudoprogresismo son mucho de indignarse y levantar la voz cuando se les lleva la contraria, pero son poco no ya de escuchar a los demás, sino de conocer mínimamente las raíces teóricas de aquello que, falsamente, creen defender. 

Personalmente leo todos los escandalosos acontecimientos políticos de estos días en Murcia, Madrid y aledaños desde esta clave: la del abandono total del conocimiento, la reflexión y el pensamiento. La ideología, que no es más que una caricatura ridícula del pensamiento, lo ha enfangado todo, y cuando sólo hay ideología ya no hay debate, ni posibilidad de diálogo, solo confrontación y polarización, pues cuando los inanes argumentos ideológicos se repiten una y otra vez sin solución de continuidad, la única salida para imponerse es la de gritar cada vez más fuerte… La falta de auténtico pensamiento, el desprecio de la filosofía política, es la causa del gran problema de fondo: no tenemos, hoy en día, ninguna alternativa intelectual a nuestra necrosada democracia liberal. En mitad del griterío y de la lucha furibunda por el poder, nadie es capaz de, por una vez, callarse y ponerse a pensar. Ningún modelo político es eterno, el nuestro tampoco, pues todo lo humano es pasajero. Por ello es urgente cambiar nuestro modelo democrático para salvarlo, porque si seguimos así estamos condenados a que cada vez nuestra democracia vaya tomando tintes cada vez más autoritarios. Pues la invasión de la ideología y la profesionalización extrema de la política conlleva, inevitablemente, la aparición de una casta política que, en pos de la conservación de sus parcelas de poder y sus intereses económicos, está dispuesta absolutamente a todo, de forma que para defender “formalmente” al estado democrático que les mantiene en la cima de la sociedad no tendrá reparo alguno en laminar todos y cada uno de nuestros derechos y libertades individuales. Hace ya unos siglos, el lúcido de Maistre lo vio venir y adelantó de forma abierta, el mensaje que se esconde tras los indignados discursos pretendidamente en pos del bien común, de nuestros gobernantes:

«Creéis no querer esta ley, pero estad seguros de que la queréis. Si os atrevéis a refutarla, os ametrallaremos para castigaros por no querer lo que queréis».

Antonio Fornés, filósofo.


4 comentarios en “Me dice Antonio Fornés, filósofo

  1. Qué buena reflexión sobre la actual situación de nuestra sociedad en la que sólo vale la opinión del más ignorante y zafio que, cuando no consigue salirse con la suya, amenaza y grita. Esto nos pasa por llevar en las escuelas unos cuantos años igualando por abajo. Gracias por su escrito.

  2. Antonio Fornés, me gusta mucho su reflexión y estoy totalmente de acuerdo con usted
    Esperemos que algún día seamos capaces de escuchar, reflexionar y aprender

  3. En primer lugar mi felicitación por tu obra escrita, conferencias, programas de radio, intervenciones varias, etc.

    Ante la lamentable situación actual, y dado mi carácter impulsivo e impaciente, he comentado a veces la necesidad de una institución que, ante semejante estado de cosas, pudiera decidir un cambio de rumbo, pero como esta idea está más cerca del delirio que de la realidad, me tengo que quedar con el lúcido y admirado Conde Joseph de Maistre:
    «¿Por qué se ha cometido la imprudencia de dar la palabra a todo el mundo? Eso es lo que nos ha perdido.»

  4. El liberalismo ha muerto de éxito y ha sido sustituido por un socialismo democrático que de democrático solo tiene la fachada y que aliado de ese mal que llaman globalismo está destrozando la sociedad y matando al ser humano en su faceta de ser pensante.
    Desde que en 1945 Europa se suicidó todo va de mal en peor, el pensamiento, de la mano de una especie de democracia obligatoria a la americana ha dominado el mundo civilizado, destruyendo las raices social-cristianas-romanas y sustituyéndolas por un amasijo mezcla de masonería revolucionaria francesa y estulticia pequeña burguesa neoyorquina que solo es ruido y colorido sin nada detrás más que los cuatro bandidos forrados de dinero que creen que puede emular a Dios y que nos van a meter en un follón de mil diablos.
    En la actualidad, en España, todo es virtualidad y mentira, todo es como debería ser, pero nada es lo que dicen que es.
    La gente no es que no sepa pensar, es que no sabe que tiene cerebro.
    En cualquier caso todo en este mundo se termina pagando

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