Pablo Campos Calvo-Sotelo: ‘El medio físico moldea el comportamiento’


Conversación tranquila de @jmfrancas con Pablo Campos Calvo-Sotelo, @UtoplanPablo,  Académico Real Academia de Doctores de España. Catedrático de Arquitectura en el CEU.

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JMF: ¿Arquitectura en la Universidad?

PCC-S: La misión última de la universidad es la formación integral de la persona. Si se compagina la innovación docente con la sensibilidad humana hacia los vulnerables, el resultado es que se podrán formar profesionales éticamente comprometidos con su entorno social. En los últimos años, realizo con mis alumnos de Composición Arquitectónica (4º Curso) unas dinámicas de innovación pedagógica. Colaboran codo con codo con voluntarios externos con diversas discapacidades (intelectual o visual), quienes les hacen comprender su modo singular, hermosamente imperfecto pero extraordinariamente rico de experimentar la Arquitectura.

JMF: ¿Me hablas de accesibilidad, de entornos amables?

PCC-S: Es trascendental crear «entornos amables» para cualquiera que viva el ámbito universitario (y el escolar). Esa «amabilidad» adquiere dos vertientes: la humana y la arquitectónica. Por un lado, los docentes, que ejerzan el rigor académico, pero en plena compatibilidad con la cercanía afectiva, de modo que transmitan a los discentes el valor de la ética. Un profesor sin valores éticos nunca debería dar clase. Nunca… Por otro, la «amabilidad» aportada por los espacios físicos, a través del valor “mágico» de la estética de la buena Arquitectura. Expresado en otros términos: la formación humana integral es un hecho afectivo, colectivo (el valor del grupo es decisivo en la génesis e interiorización del saber) y espacial, por cuanto radica en el roce personal.

JMF: Profesor sin valores éticos… ¿Se valora la ética para acceder a ser profesor?

PCC-S: Es la gran asignatura pendiente. Al ingresar en una institución educativa, se suele examinar la trayectoria profesional o docente previa, y otros méritos. Pero la ética humana a veces se soslaya, o se da por hecho. No hay peor docente que el que no es capaz de «profesar» con su propia conducta la ética que el alumno debe aprender, al margen de que sea mañana arquitecto, abogado, médico o periodista. Los profesores estamos obligados a dar testimonio de la «llamada» ética (vocación) que un día nos llevó a situarnos en el estrado de un aula. Sucede que, en excesivas ocasiones, se comete un error de principio: cuando a un profesional se le contrata como docente, no se le contrata para ejercer esa profesión, sino otra bien diversa: motivar a un alumno. Existen excelentes profesionales con serias limitaciones de empatía pedagógica; y viceversa.

JMF: Conociendo la Universidad actual, al menos la pública, me cuesta relacionarla con lo que dices. ¿Valoran tus alumnos un compromiso de este estilo?

PCC-S: Bueno, espero que sí. Pero es a ellos a quienes debería formularse esa pregunta. Lo que trato día a día es que segreguen endorfinas (el placer por aprender), y la oxitocina (según he aprendido de los neurocientíficos, se libera al interactuar, lo que beneficia al aprendizaje colectivo). Lo cierto es que nos debe mover la inquietud por innovar, en clave de interacción afectiva con el estudiante. Fruto de esa inquietud, del afán por abandonar las áreas de comodidad, hace 4 años inicié esta aventura compleja, pero gratificante, de introducir en las aulas a maravillosas personas con diversas discapacidades. No fue fácil al principio, pero los resultados han demostrado que el compromiso valió la pena.

JMF: ¿Cuáles son estos resultados?

PCC-S: Yo diría que el resultado esencial es la psicagogía. Es decir, moldear no sólo al alumno de Arquitectura en sus destrezas y capacidades, sino su conciencia. Foucault explicaba: «Podemos denominar pedagogía a la transmisión de una verdad que tiene por función dotar a un sujeto cualquiera de actitudes, de capacidades, de saberes que antes no poseía y que deberá poseer al final de la relación pedagógica. En consecuencia, se podría denominar psicagogía a la transmisión de una verdad que no tiene por función dotar a un sujeto de actitudes, de capacidades y de saberes, sino más bien de modificar el modo de ser de ese sujeto”. El resultado académico es que el alumno aprende más y mejor arquitectura. El resultado humano es esa modificación de la que hablaba Foucault. La inclusión social a través de la inclusión afectiva, que debe siempre fomentarse con creatividad. Cualquier persona con alguna discapacidad posee sin embargo una sorprendente sensibilidad y “capacidad” para despertar creatividad. Así lo llevo comprobando con estas experiencias de innovación docente. Se demuestra que es factible alcanzar la capacidad técnica y profesional a través de la emoción y la empatía para con los vulnerables. Es toda una lección que nos regresa al núcleo esencial de quienes tenemos la vocación docente.

JMF: Modificar el modo de ser…, ¿en qué sentido? ¿No es manipular al alumno eso?

PCC-S: Al contrario: es ayudarle a crecer en la dimensión íntima de su vocación. Quizá las palabras escogidas por Foucault se presten a equívocos… Yo me atrevería a modificarlas: «enriquecer el modo de ser”.

JMF: Si hablas de modificar también es lo que hace cualquier corruptor de la juventud y en la universidad sobran mucho de esos… 

PCC-S: Quizá los haya, lamentablemente. Pero yo tengo la suerte de no haberlos sufrido, ni visto. Es cierto que quienes nos dedicamos a la formación humana, en cualquiera de sus etapas y escalas, estamos obligados a sumir que manejamos un material altamente sensible, que debe subordinarse a lo que el alumno aprende en su familia (insustituible).

JMF: Se supone que tú como profesor ayudas a moldear pero, ¿bajo que criterios para no caer en la manipulación?

PCC-S: Ser buena persona.

JMF: ¿Qué significa eso?

PCC-S: Significa creer en valores inherentes a la condición humana (¿es necesario recordarlos…?), y luchar para tratar de transmitirlos. Hablando de moldear. Regresando a los entornos “amables”, debo subrayar que, tras 30 años de experiencia como arquitecto diseñador de campus, y a la vez como profesor, que la formación humana de calidad necesita una Arquitectura de calidad. El medio físico moldea el comportamiento. Una “atmósfera espacial” (por emplear una expresión del arquitecto suizo Peter Zumthor) que sea motivadora, es capaz de inspirar, y de fomentar el placer por el descubrimiento del saber.

JMF: Valores inherentes a la condición humana…, ¿me preguntas si es necesario recordarlos? En este siglo XXI y en la Europa actual, no tengo duda que es más que necesario, hace tiempo que vamos contra ellos…

PCC-S: Precisamente por eso. Estoy de acuerdo. Por eso cualquier docente actual debe asumir que necesitará un esfuerzo añadido para que, trascendiendo el adiestramiento técnico de los estudiantes, les procure abrir los ojos a esos valores que hoy están en riesgo. ¿Es necesario recordarlos?…Pues los recordamos, al menos los que yo destaco: verdad, transparencia, cultura del esfuerzo, respeto, generosidad (personal y académica), entre otros muchos. Y cuidado del vulnerable, lo que me sirve de argumento para regresar a estas experiencias con personas con discapacidad.

JMF: ¿Cómo te imaginas la universidad del futuro?

PCC-S: Viva, ante todo. Y humana (se está despersonalizando, me temo). La obligación de la universidad es alejarse del perfil de guetto elitista y acercarse a la sociedad, y a sus sectores más frágiles. Por ello, las personas con discapacidad, nos regalan su sensibilidad, que actúa como nutriente de quienes estudian hoy, para mañana ser profesionales.

JMF: Y la arquitectura del futuro, ¿cómo la sueñas?

PCC-S: Análogamente sensible al ser humano. No existe arquitectura sin personas. De hecho, suelo decir a mis alumnos (ante su estupor) que la arquitectura no existe. Lo que existe son relaciones de personas en el espacio. Y el contenedor arquitectónico se debe encargar de aportar el marco edificado. Si, además, está ideada y compuesta con compromiso, aportará una dimensión estética que enriquecerá a quien la habite. Decía Louis Kahn que en el mundo hay muchos edificios, pero poca Arquitectura. Estoy de acuerdo. De hecho, la Arquitectura de calidad es la primera lección que un alumno debería recibir al entrar en un campus…

JMF: ¿No es más humana una choza que un rascacielos?

PCC-S: Seguramente, aunque menos habitable. La Arquitectura exige una componente técnica que se sume a la artística. Esa es la misteriosa y sugerente dualidad que nos debe motivar a la creatividad. La Arquitectura debe procurar bienestar físico, y bienestar psicológico.

JMF: Hablas mucho de personas con discapacidad, ¿por qué?

PCC-S: Porque creo que ocuparse de ellos es uno de esos valores que recordar.

JMF: En tus palabras intuyo no solo preocuparse sino aprender de ellos… ¿piensas que nos humanizan?

PCC-S: No te quepa duda. Tengo una sobrina (y ahijada mía y de mi mujer) de una hermana que murió. Una muchachita maravillosa, que nos ha «modificado» y enriquecido la vida. Tiene síndrome de Down. Es decir, una discapacidad intelectual. Pues bien: tiene una «discapacidad» aún mayor: es incapaz de odiar. ¿hace falta decir más?

JMF: A mi no, a esta sociedad que les aniquila antes de nacer, si que hace falta que se lo grites…

PCC-S: El grito más iracundo es la propia cotidianidad, y su mirada misteriosamente inteligente y con mucho más alma de lo que cabría nadie imaginar.

JMF: Gracias Pablo, un abrazo y enhorabuena por tener tan cerca un ángel.

PCC-S: Espero que te haya logrado aportar algún contenido de interés… Y cuando quieras, ya sabes dónde estoy. gracias a tí por tu generosidad.


2 comentarios en “Pablo Campos Calvo-Sotelo: ‘El medio físico moldea el comportamiento’

  1. «Existen excelentes profesionales con serias limitaciones de empatía pedagógica; y viceversa.»

    Ante esta frase que resalto del resto, todas interesantes, yo me pregunto porqué no se divide cada asignatura entre dos profesores que ambos, por separado, reunan las cualidades que hace falta para que el alumnado reciba la enseñanza ética y técnica.

    Todos no lo podemos tener todo, eso sucede en todas las profesiones, sin embargo si una asignatura la imparte dos profesores con las cualidades antes mencionadas, tal vez, el alumno obtenga una mayor entidad profesional.
    Pongo el ejemplo de los padres que todos tenemos, las cualidades que ambos progenitores nos han enseñado conforma lo que somos de adultos.

    ¡Tan solo es una idea!

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