No entiendo nada. Acaba la semana y con ella los últimos despropósitos nacionales. Público adelanta una buena noticia: el Gobierno ajusta altos cargos –ya era hora– pero el matiz es preocupante porque la medida crea tensión. Parece que muchos, en el propio Ejecutivo, no se enteran de que esto camina hacia la quiebra. La Vanguardia nos plantea otro despropósito: el Parlamento de Cataluña proclama incompetente al TC. ¿Dónde pone que el Parlamento es el intérprete de la Constitución? ¿No es, más bien, su propia legitimidad la que emana de ella? El Semanal Digital recoge las maniobras del Gobierno para esquivar el capón que supuso la bajada del rating por parte de S&P. Boyer, en El País, escribe sobre la situación económica y Carrascal, en ABC, nos recuerda las distintas causas judiciales que persiguen a Garzón. El Senado y las lenguas es tema de comentario en Libertad Digital y el TC merece la atención de Justino Sinova en El Mundo. En lo deportivo, destaca el pase a la final europea del Atlético, los planes de Florentino para niquelar al Madrid y, cómo no, la eliminación de la Champions del Barça, que, en lo que va de año, ya se ha visto apeado de dos competiciones.