Vivir del enfrentamiento


Nada hay más triste y estéril que tener que vivir siendo un parásito, vivir a costa de la vida de otro. Frente a la simbiosis, dos seres que se complementan, el parasitismo supone que los dos no caben en el mismo mundo. Me duele, y no sabés cuanto, constatar como la nueva Catalunya, la Catalunya de las España democrática salida de la Constitución del 78, fue tomada por algunos nacionalistas que cimentaron su crecimiento en el modelo parásito del enfrentamiento. Desde el himno y la fiesta, hasta el propio impulso a la lengua, se ha buscado en todo ello un trasfondo de enfrentamiento. El himno, ‘Els Segadors’, con un fuerte componente de violencia frente a otros, ‘La Santa Espina’ o ‘El cant del ocells’ o tantos otros, que animan a la propia afirmación sin la necesidad de ir contra otros. ‘La diada’, una derrota militar, frente al día de ‘Sant Jordi’; y un impulso del catalán basado en sustituir al castellano a través del eufemismo de ‘Llei de normalització lingüística’. Hoy, este planteamiento acomplejado gris y triste, quiere cimentar la nueva Catalunya, no en el arrastrar a España al siglo XXI, sino en enfrentarse a ella.

No entiendo nada. ¿Tan poco cree uno en si mismo que, para nacer y crecer, tiene que acabar con el otro? ¿Alguien me lo explica?


Un comentario en «Vivir del enfrentamiento»

  1. Cuestión de acaparar poder. Quien tiene el poder tiene el dinero, es más así que al revés. Si lo reducimos al caso más concreto, podemos reflejarlo en la frase «la bolsa o la vida». Tienes el poder, tienes el dinero (impuestos). A partir de ahí haces de parásito para que empresarios pelotas afiancen tu poder económicamente (mediante una política mercantilista). CiU y ahora PdCat quieren el poder absoluto para instaurar una política mercantilista. CUP y ERC para hacer una revolución socialista-nacionalista, es decir, para instaurar un Estado nazi o nacional-soviético.

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