El hecho va de pícaro a esperpéntico. El Mundo publicó el lunes que la Fundación Ideas, ‘think tank’ del PSOE. -la FAES socialista-, tenia entre sus colaboradoras una columnista de lujo. La estrella de la pluma cobraba de la fundación la nada despreciable módica cantidad de 3.000 euros por pieza, 50.000 euros en total, cifra claramente escandalosa.

Después se supo que la tal colaboradora respondía al nombre de Amy Martin y era norteamericana.

La siguiente información fue que la tal Amy no existía y era, ni mas ni menos, un pseudónimo que usaba el director de la fundación, Carlos Mulas, para cobrar unos módicos sobresueldos. El tal director fue cesado ipso facto.

Hoy amanecemos con la información de que Amy es el pseudónimo que usa, Irene Zoe Alameda, la ex mujer de Mulas y que es ella realmente la autora de los textos que firma bajo el nombre de Amy Martin. Visto lo visto: mañana ¿quien será?

Cuando ayer la gente buscaba en internet a la afortunada Amy, se encontraba con una culturista rubia americana de bastante buen ver, señal inequívoca de que el dinero, de o no la felicidad, si permite tirar con soltura de gimnasio.

La verdad, en una semana en que solo hablamos de cuentas en Suiza, de sobres preñados de euros y demás desmanes, la picaresca de ganar un sobresueldo para uno mismo o simplemente para la exmujer, -similar al hecho de los clones de los vástagos Pujol-Ferrusola– si no fuera porque llueve sobre mojado, causaría hilaridad. Sería el relato de un pícaro del siglo XXI.

No olvidemos que la citada Fundación, sufragada con dinero público -de todos- ya fue noticia la semana pasada cuando se supo que destinaba 600.000 euros a pagos de colaboradores amigos y familiares de dirigentes socialistas.

Lástima que cuando no es uno es otro y desde lo más arriba del Estado hasta infinidad de Ayuntamientos sin tener amys tienen un morro que se lo pisan y unas manos muy largas de carterista. ¿Dónde están los honrados?