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Artur mas anuncia que deja la presidencia de su Convergencia reciclada. No se va, pero si se va… cosas de políticos catalanes. Las interpretaciones,  sobre esta desaparición controlada, son muchas y probablemente, como la realidad, no tengan una única explicación. Quizás el futuro jurídico que le espera,; quizás el que su delfín, Puigdemont, le incomode pero ya pese políticamente mucho más que él;  quizás el que mirándose al espejo se haya asustado… No lo sé y la verdad poco me importa.

Se va un personaje que fue puesto a dedo por el Patriarca Pujol para guardarle el sitio a su hijo Oriol,  ahora más que imputado por delitos económicos. Mas se creció y consiguió hundir electoralmente el partido heredado, lanzarse primero a los brazos de Esquerra y,  en una última huida hacia el precipicio, impulsar el ‘proces’ que está acabando con una Catalunya históricamente prospera ahora en banca rota y cayendo en picado. Todo un íter nefasto para un personaje que lo mejor que ha podido hacer es marcharse. Realmente la historia de los presidentes de la Generalitat más conocidos, con la honrosa excepción de Tarradellas, es para avergonzarse.

No entiendo nada. ¿Dónde esta el proverbial ‘seny’ de una sociedad que se empeña en elegir para que la gobierne a personajes de esta calaña? ¿Alguien me lo explica?