El mentiroso y el cojo

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“Antes se coge al mentiroso que a un cojo”, así reza un conocido refrán español que tiene razón en todo menos en el tiempo. Se coge sí, pero muchas veces demasiado tarde.

Mientras Antonio Hernando (PSOE) elevaba a los altares de la política a la figura de Pedro Sánchez por no haber querido ser presidente de gobierno a costa del apoyo de los independentistas, sabíamos que el tal Sánchez intentó compadrear esta idea con los poderosos del grupo Prisa y le dijeron que, de eso, nada de nada. Es curioso ese viejo proceder de los políticos de decir una cosa mientras con toda naturalidad se miente y se hace la contraria. Como muestra vale un botón: Zapatero propuso el pacto antiterrorista con el PP y en simultáneo tenía negociaciones con ETA.

Probablemente uno de los placeres intelectuales de la ‘otra vida’ será repasar esos momentos de la historia en la que, con cara beatifica, alguien nos ha llevado al huerto; al posible dolor de sentirnos engañados, opondremos el placer, sin igual, de conocer la verdad que aquí tan frecuentemente se nos oculta.

Según vamos sabiendo el secretario general del PSOE, fiel a sus mayores, ha intentado de todas las maneras posibles ser Presidente de Gobierno, saltándose las líneas rojas que su Comité Federal le impuso. Pienso que ha sido Pablo Iglesias el que no ha querido ser lazarillo de un PSOE herido casi de muerte.

No entiendo nada. ¿Somos conscientes de que España no tiene gobierno porque Pedro Sánchez escogió al que no le quería en vez de elegir al que le buscaba? ¿Alguien me lo explica?

 

Manos Limpias, La Infanta, Negrete y un prestigioso bufete

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La realidad hoy por hoy es que mientras se juzga a una Infanta de España, Cristina de Borbón, muchos pretenden de hecho sentar en el banquillo a la Corona Española. El Estado, Monarquía y Gobierno, tienen claro que hay que separar todo lo posible a la ciudadana, Cristina, de la Casa Real y si además se consigue, una vez que la muchacha ya está en el banquillo, la absolución, miel sobre hojuelas. Lo mejor hubiera sido que nadie la hubiera acusado de nada pero, si ya lo han hecho, lo ideal es que la absuelvan y no que se libre por una vía rara.

Dado que curiosamente se ha podido pillar, aunque veremos en que queda, al acusador, Miguel Bernad -secretario general de Manos Limpias-, colaborando con un presunto rey del chantaje, cabe la opción de anular la cosa y, de paso, salvar a la Infanta.  Ha faltado tiempo a los abogados, menos a los de la Infanta, para pedir que se expulse a Virginia López–Negrete, abogada de Manos Limpias, de la causa y así, como efecto colateral, buscado o no, la Infanta quede libre de la causa.

No entiendo nada. A la luz de los últimos acontecimientos ocurridos crecen los interrogantes. El que ahora se haya acelerado la investigación contra Manos Limpias, ¿tiene que ver con el juicio de Palma? Visto cómo va el juicio y pensando en la posible condena de la Infanta, ¿han pensado que es mejor una salida en falso? Al no colar la doctrina ‘Botín’, ¿se ha pensado en la doctrina ‘machacar al acusador’ para librar al acusado? ¿Alguien me lo explica?

Pagas extras con déficit

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La ventaja, como es mi caso, de no tener ni pajolera idea de economía, es que uno puede leer en el mismo periódico y en la misma página sin sufrir un trauma profundo la noticia de que “España incumplirá el déficit comprometido” al mismo tiempo de saber que ¿El gobierno devolverá la parte de la paga que resta a los funcionarios” que, creo recordar, se quitó porque este mismo gobierno al no cumplir el déficit dijo que no podía abonarla. Milagros de la economía o mejor cosas de la política. No seré yo el que trine en contra de la justa compensación económica del funcionariado español, pero sí seré el que recordaré que el sacrificio que hemos hechos los españoles. Este esfuerzo, en el mundo funcionarial, se ha concretado en supresión de pagas extras devueltas, supresión de días libres casi todos retornados y una pérdida de poder adquisitivo que podría valorar en un 25% de su salario. Curiosamente los del IRPF privados, los currantes con salario no funcionarios, han perdido sobre el 50% y se han ido por millones a la calle. ¿Cómo el Estado les devolverá algo de lo perdido?

El gobierno, que a decir verdad y comparado con el anterior, el de Zapatero, parecía en lo económico, el día frente a la noche, al final suspenderá también en economía. Le ha bastado un atisbo de crecimiento económico para volver a desatarse en crecer en número de funcionarios avanzando un poco más en la economía improductiva. ¿Hay ahora menos políticos? ¿Hay menos asesores? ¿Hay menos municipios? ¿Hay menos Estado?

No entiendo nada. Si salvar la crisis es poner en crisis a toda la clase media española dejando al margen del infortunio solo a los ricos ricos y a la clase política, lo han hecho de sobresaliente. ¿Tener más deuda, seguir con déficit, reducir el paro a cuenta gotas y cobrar tasas e impuestos hasta por respirar es ser brillante en economía? ¿Alguien me lo explica?

La bruja ‘bruji’

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Llevo casi cuatro meses en que, salvo honrosas excepciones, se me pide emular el rol de pitonisa. Desde el día 20 de diciembre por la noche, las preguntas más recurrentes que se me hacen son más bien para  un profesional de la brujería: ¿habrá gobierno? ¿Quién pactará? Así hasta hoy y es probable que hasta mucho más adelante.

Si ni los protagonista saben que pasará, ¿cómo pretenden que lo sepamos los periodistas? Puedo responder con mayor o menor fortuna a las preguntas de ¿qué está pasando? ¿A que juegan? ¿Qué pretenden? Y ahí, dependiendo de mi información y mi capacidad de análisis por mis conocimientos de la materia, podré interpretar, con mayor o menor acierto, la realidad y, sobre todo, analizar las posibles consecuencias de lo que hacen o dejan de hacer.

¿Qué saben los distintos partidos desde el día 20 por la noche? El PP sabe que sin el PSOE, no puede nada. El PSOE sabe que cualquier opción tiene un alto precio en el futuro y su secretario general sabe que, sin gobierno, se marcha a casa. Podemos sabe que se ha quedado corto y que tiene que llevar al PSOE al precipicio para que dé un paso al frente y, Ciudadanos, sabe que o espabila o no es nada. ¿Algo de eso ha cambiado? No parece. ¿Algo de eso cambiará si hay elecciones? ‘Bruji’ sabrá, pero no es probable.

No entiendo nada. ¿No saben ver que, dados los resultados y la realidad de España, el momento invita y hace posible que PP Y PSOE, con el que se apunte, tienen la oportunidad histórica de pensar en grande y hacer todas aquellas modificaciones que, sin prejuicios partidarios, pueden vertebrar España? ¿Alguien me lo explica?

Acusación popular

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La detención del secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernad, ha servido para algunos de excusa para poner en tela de juicio la llamada ‘Acusación popular’. No olvídemos que Manos Limpias ha intervenido en multitud de causas alegando en base a este principio. La actuación más mediática en este sentido es su personación en el llamado ‘caso Nóos’ que mantiene a la Infanta Cristina sentada en el banquillo de los acusados a pesar de que ni siquiera la fiscalía ve signos de delito en su actuación.

¿Qué es la ‘acusación popular’? Es la capacidad reconocida en nuestra Constitución de ser parte demandante o acusadora sin haber sufrido un daño particular por la conducta denunciada. Distinto es esto de la llamada ‘acusación particular’ que es aquella que ejerce uno o un grupo de particulares, por sentirse directamente afectados por el hecho denunciado. En ambos casos la iniciativa corresponde a una entidad, privada o pública,  distinta de la acción de la fiscalía.

Parece ser que, en una sociedad organizada, si se descubre un delito, hay un organismo del Estado que deber actuar de oficio: la fiscalía. El Ministerio Público, así es como también se llama, debe actuar siempre que vea atacada la legalidad o los derechos de los ciudadanos o el interés público. Pero, ¿qué ocurre cuando el Ministerio Público está a por uvas? Ocurre que hay un seguro de legalidad que somos los ciudadanos, o bien porque somos la víctima, acusación particular, o porque estamos más concienciados que la fiscalía, acusación popular, y levantamos la liebre y la llevamos ante la justicia.

No entiendo nada. Siendo la politización de la justicia en España, uno de los pilares de la galopante corrupción que nos ahoga, ¿Por qué algunos pretenden restringir la ‘acusación popular’ que es uno de los pocos mecanismos de independencia judicial que nos quedan? ¿Alguien me lo explica?

Tiempo del Rey

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Tengo la sensación, como muchos españoles, que a la Monarquía le quedan pocas opciones perdonables de error. Más meteduras de pata darían al traste con una Institución que, a pesar de los pesares, tiene sus grandes ventajas. Felipe VI ha decidido arriesgar poco, consciente de su fragilidad institucional. Los mensajitos del “compi yogui’ han supuesto la primera tarjeta amarilla en una competición en la que estos avisos son acumulables. Es por ello que el papel del Rey en estos momentos de propuesta de candidato para presidente de gobierno, se han ajustado escrupulosamente a lo que la legalidad constitucional esperaba de él.

No forzó a Rajoy. Aceptó el paso al frente de Sánchez y vuelve a convocar a todos para oír su opinión y obrar en consecuencia.  Sánchez ya tuvo su oportunidad, ¿la tendrá, si la pide, ahora Rajoy? Las declaraciones de Patxi López, Presidente ‘partidista’ de las Cortes, sugiriendo que el Rey no puede encargar nada al que, al contrario que a Pedro Sánchez, no presente una aritmética triunfadora, dan a entender que algo de esto teme el PSOE. No sería de extrañar que, a pesar de que los números no cuadren, Rajoy esta vez sí aceptara la que va a ser última oportunidad de hacer un movimiento proactivo, que tendría la virtud del ‘más vale tarde que nunca’ al mismo tiempo que sería un buen escaparate de precampaña electoral.  Si realmente el PP está orgulloso de lo que ha hecho en la última legislatura y/o tenía una oferta que un Sánchez menos sectario no hubiera podido rechazar, ahora es el momento de presentar en sociedad está propuesta y, dándoselas de estadista, retratar que busca cada uno.

No entiendo nada. Ya sé que un Rey más avezado podría haber inducido una solución salomónica de gobierno, pero dado que es como es, ¿se atreverá a dar a Rajoy, si se la pide, una oportunidad con escasas, cuando no nulas, posibilidades de que sea eficaz para formar gobierno? ¿Alguien me lo explica?

La EsPPe

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La lideresa, liberada de muchas de sus hasta hace poco obligaciones profesionales, ha tenido tiempo de escribir: Yo no me callo. Quitando el ‘yo’, es algo pedante, y añadiendo el ‘ahora’, quizás vendería menos ejemplares pero ganaría en objetividad.

Muchos dirán ‘a buenas horas, mangas verdes’, otros recordaran el dicho de ‘más vale tarde, que nunca’. Intentaré dejar la crítica a la autora para mejor ocasión y, dado que no tengo la necesidad de desmarcarme de nadie, hace tiempo que voy por libre, aprovecharé para hacerme eco del mensaje de fondo que contiene el libro, en unos momentos en que florece lo nuevo que no es más que lo más viejo con lacitos de protesta.

La verdad es que lo que le ocurra al PP, como al PSOE, personalmente me trae sin cuidado, ambos se me cayeron del guindo, pero una nación si no quiere diluirse, precisa de partidos con cara y ojos y, sobre todo, de ciudadanos con principios. ¿Qué son el PP o el PSOE? Son máquinas de poder y oficinas de colocación de demasiados mediocres y así nos va.

Esperanza reivindica, y esto si lo valoro, un partido cuya ideología huya del colectivismo igualitarista para sembrar libertad en sus ciudadanos y en todas las formas de organizar su vida. ¿Liberalismo? Quizás. No nos perdamos en nombres. Ella lo resume y me gusta: “más libertad individual, más España, menos burocracia y menos impuestos.

No entiendo nada. Ya sé que esto que reivindica Esperanza no es el PP de ahora, el de Rajoy, quizás lo fue pero, ¿lo volverá a ser algún día? ¿Alguien me lo explica?

La picota

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Con la picota me refiero a las columnas donde se exponía a aquellos espabiladillos que habían sido pillados con las manos en la masa a los que se aplicaba esta pena, más bien leve, de exposición para el escarnio público. Hoy probablemente está picota ha pasado a ser lo que llamamos pena de telediario que sinceramente parece difícilmente evitable.

Esta semana sin ir más lejos dos personajes públicos, nada parecidos por otra parte, han sido sometidos a esta público escarmiento. Mario Conde, el ex banquero, ex presidiario y ex escritor, y el aún ministro Soria. Me limitaré de momento al caso de Conde, dado que el inicio del castigo público empieza por una actuación judicial y una intervención de la UCO. De momento hay secreto de sumario a pesar de que algunos medios de comunicación, visionarios sin duda, parecen dominar los intríngulis del caso. En plena explosión de los papeles de Panamá, de cómo sacar dinero de España, aparece el caso de uno que quería reingresarlos. Sin entrar en el juicio de valor, valga como siempre la presunción de inocencia sobre todo cuando tengo la seguridad de no tener ni idea de lo que ha hecho o ha dejado de hacer, si diré que la gente en la calle vuelve a estar sobreirritada.

Es curioso que ante cualquier caso con sospechas de corrupción económica, la gente tiene la sensación que, además de la picota, poco pasa. Se esfuma siempre el dinero, que resarcimos luego entre todos y los tiempos jurídicos hacen que se eternice la aplicación de las penas.

No entiendo nada. Porque, ante un caso tan mediático como es el de Mario Conde, la pregunta que se hacen los ciudadanos es:  y con los Pujol: ¿qué pasa? ¿Tienen bula que hasta de picota casi nada de nada? ¿Alguien me lo explica?

Por qué no te callas

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Es evidente que la incontinencia verbal ha sido causa de múltiples fracasos. Sin llegar a los silencios exagerados de Rajoy, la prudencia hace que midamos nuestras palabras. Somos, como reza el dicho, dueños de nuestros silencios y es evidente que algunos deberían controlar su afición a ser procaces. La teórica obligación de hablar continuamente ha hundido multitud de currículos brillantes. Por la boca muere el pez y ridiculiza a los deslenguados bocazas.

Lo de los líderes venezolanos ya es paradigmático. Chávez, en su momento, y Maduro, ahora, no paran de hablar y la verdad que, para lo que dicen, más les valdría estar callados. Cuando te ríen las gracias tienes un problema si no eres gracioso. Alardear de hundir un país, es esperpéntico. Alardear de gobernar gracias al miedo, es macabro. Alardear de sembrar hambre y miseria, es casi sádico.

Las relaciones de España con los países hispanohablantes deben, siempre que sea posible, estar por encima de los vaivenes políticos, de la singularidad de los mandatarios e incluso de las torpezas de sus dirigentes. Además de la diplomacia, deben existir lazos sociales que aguanten carros y carretas perdurando en el tiempo. Pero, para ello, es básico un mínimo nivel de sentido común en los mandamases que haga que, cuando no tengan nada bueno que aportar, simplemente se callen.

No entiendo nada. Castro, mucho más inteligente que sus copias, a pesar de hablar mucho, sabía contener su desmesura. ¿Qué le pasa a Maduro que, al igual que Chávez, necesita oír de alguien con autoridad el ‘por qué no te callas’? ¿Alguien me lo explica?

Política y pitufeo

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En plena semana de portadas con la lista de los Papeles de Panamá y después de días y días hozando en el estiércol del pitufeo blanqueador de capitales del PP de Valencia, aparece en la prensa la duda, cuanto menos razonable, sobre la financiación de ‘Podemos’, por su peculiar procedencia y posterior posible blanqueo, y el rumor cada, día más insistente, de opacidad en la financiación de Ciudadanos que amenaza con salir a la luz en cualquier momento.

Lejos de hacer de altavoz a rumores o ni siquiera extender noticias sobre comportamientos dudosos de personas o partidos, me parece más interesante señalar porque seguimos en eso.

Uno tiene la sensación, cuando no la casi seguridad, de vivir en un mundo de cuatreros. La máxima existencial de nuestro modus vivendi se resume perfectamente con el viejo casticismo, hoy políticamente de la más incorrecto, de ‘maricón el último’.

A falta de una profunda moral personal que valore la honradez como característica básica del buen ciudadano, ayuda mucho al buen comportamiento el que quien la hace la paga y la pague más bien caro. Si uno no tiene principios,  quizás tenga miedo a lo que le pueda ocurrir si actúa malamente y, dado que no estamos en el lejano oeste las leyes deben ser las que sancionen esos frecuentes atrevimientos.

No entiendo nada. ¿Realmente alguien se cree que con partidos políticos poco democráticos y con el poder judicial sin medios y secuestrado por la política, es posible erradicar la corrupción? ¿Alguien me lo explica?