Hoy, a pesar de Otegui, mi protagonista es Sánchez. Desesperado por mejorar su trabajo, la condición de secretario general del PSOE le exige resultados que no tuvo, rechazó la oferta del PP y pensó que podría encandilar a los nuevos ‘emprendedores políticos’, Podemos y Ciudadanos.  El PP, de hecho, le ofrecía el puesto de vicepresidente de la empresa pero él, crecido por su ego, aspiraba a ser la cabeza de un gobierno del cambio. Hoy se examina para ocupar el cargo y, la verdad, es que de los muchos miembros del tribunal, solo cuenta con el apoyo de un peso pesado y eso no basta. Sánchez, para ganar la plaza, necesita una pareja para que, junto con él, alcanzar el trio que le da el gobierno.

¿Qué alternativa le queda? Explorada la vía de ser la estrella, el protagonista, con resultado fallido, si su ego se lo permite y con la cabeza gacha, puede volver al que le lanzó la primera oferta. De perdidos al rio. Pienso que de la misma manera que en la ‘Mesa’ del Congreso, por mediación de Ciudadanos, el PP y el PSOE llegaron a  un acuerdo, en el gobierno puede, debe mejor, ocurrir lo mismo.  PP y PSOE, gracias a Ciudadanos, a la UE, al sentido común y al interés político, están condenados a entenderse.

No entiendo nada. Después del juego de egos de Rajoy y Sánchez y dados los resultados electorales, ¿es posible un gobierno presidido por Rivera que sume PP y PSOE? ¿Alguien me lo explica?

Es de suponer que el auge de las nuevas formaciones en España, Ciudadanos y Podemos, viene catalizado por la nefasta actuación de los partidos de siempre en su administración de los comportamientos corruptos. A pesar de los golpes de pecho públicos, cuando mediáticamente aparece un nuevo caso, ni PSOE ni PP, jamás han denunciado un caso propio, se han limitado a hacer leña mediática de los casos descubiertos por la prensa en la casa del oponente. La corrupción, si bien no es eliminable, es perfectamente denunciable, perseguible y sobre todo es perfectamente investigable y rechazable cuando se produce en las propias filas.

Ahora Madrid, el ‘Podemos’ que gobierna la capital de España, al igual que el resto de formaciones políticas y debido a la presión ciudadana, la corrupción ya es una de las preocupaciones importantes del ciudadano español, presentó un código ético para todos su cargos, que asumía un  “compromiso de renuncia o cese de todos los cargos ante la imputación por la judicatura de delitos…” relacionados con “corrupción, racismo, xenofobia, violencia de género, homofobia, contra los Derechos Humanos y los derechos de los trabajadores”.  La realidad triste y vergonzosamente es que la alcaldesa de Madrid tiene ya una causa abierta por delitos contra los “trabajadores”, su portavoz está siendo juzgada por un delito contra un derecho humano y otro concejal está imputado por delitos contra las víctimas de ETA.

No entiendo nada. Según su propio código ético, ¿a qué esperan Carmena, Maestre y Zapata para irse a su casa? ¿Alguien me lo explica?

Bien pudo ser que, alrededor de una copiosa mesa -angulas, champan francés, foie y ostras-, en estas últimas navidades algunos ‘poderosos’, vistos los resultados electorales, el peligroso auge de Podemos -sesenta diputados entonces, ahora de hecho ya solo cuarenta-, el buen resultado de Rivera y el batacazo de PP y PSOE, diseñaran como salvación nacional, y especialmente como salvación propia, un plan para que España fuera gobernada por lo que se conoce como ‘gran coalición’.

Los perdedores deberían purgar su derrota pero sin que perdieran los que en realidad mandan. Para ello había que diseñar un gobierno sumiso a Europa, pero con caras nuevas, no fuera caso que el votante no tragara y ‘Podemos’ -el peligro para todos- pudiera explotar esta intromisión manipulativa.

La primacía del gobierno la debía tener el ganador, el PP, modulado por el emergente limpio, C’S, y con la aquiescencia del PSOE. Si Pedro Sánchez no entendía su función debería aprender con la experiencia: Intentar formar gobierno, no conseguirlo y por tanto haber quemado sus naves. Mientras la tabla de salvación personal de la camarilla que dirige el PSOE, fuera presidir el gobierno o nada, no aceptarían. Cuando su única salvación fuera estar en el gobierno de otros, quizás si transigieran.

No entiendo nada. No estoy seguro de que se produjera el ágape, de hecho yo no estaba, pero, con angulas o sin, bien pudo ser, ¿no? ¿Alguien me lo explica?

Hemos conocido el último escollo para el pacto, para no se sabe qué, entre PP y Ciudadanos. El problema estaba en la aceptación de una reforma exprés de la Constitución, propuesta por C’s al que se quiera apuntar, para resolver los grandes problemas de España. Por mucho que las modificaciones propuestas fueran realmente simples pero eficaces para transformar nuestro país, este modelo de reforma exprés no está claro que sea ni siquiera posible. Según aclaran los constitucionalistas, incluso aquellas reformas de la Constitución que no precisan disolver las cámaras y ni siquiera un referéndum, gozan del seguro de que si tan solo un 10% de diputados o Senadores lo piden el referéndum es del todo obligatorio.

¿El monstruo administrativo español se resuelve con la supresión de las Diputaciones transformándolas en asambleas de ediles? Una capital de provincia española estándar depende, como ciudad, de su ayuntamiento, de su diputación, ordinaria, foral, cabildo  o como se llame, de su mancomunidad de municipios, puede tenerla, de su gobierno autonómico con multitud de delegaciones por áreas,    además de un delegado del gobierno central y su equipo y dotación y, como no, de la Unión Europa que cada vez está más presente. En todo este berenjenal administrativo, ¿solo sobran las diputaciones?

No entiendo nada. En un pacto para nada se postulan puntos que poco resuelven y que está claro que son inaprobables. ¿A qué viene este sainete? ¿Alguien me lo explica?

Justo después de las elecciones, y gracias a la matemática electoral, el PSOE se quedó siendo la sal de todos los platos. No había, ni de hecho hay, opción de formar un gobierno sin la aquiescencia del PSOE. La negativa de Sánchez a ni siquiera rozarse con el PP le arrinconó a pesar de los esfuerzos de sus dirigentes para arrancar del Rey su candidatura a la investidura. Sánchez y Rajoy ni se hablaban y eso hacía que C’s, absolutamente ninguneados por el resultado electoral, podían desvanecerse y esperar acontecimientos o saltar a la arena y contra todo pronóstico liderar el proceso. Podemos con su visión tan novedosa de solo preocuparse por asientos y cargos les dejaba con el ‘pompis’ al aire hasta nuevos tiempos.

Rivera, y con el C’s, emergen cada vez más como los únicos que realmente buscan un cambio con planteamientos serios de un gobierno para nuevos tiempos: Adelgazar la administración, despolitizar la justicia, mantener la unidad de España, bajar la presión fiscal y limpiar España son cuestiones suficientemente básicas como para formar parte de un acuerdo.

No entiendo nada. El teóricamente más bisoño está dando lecciones de política real a los mandamases. ¿Es Rivera, cogiendo el toro por los cuernos en esta crisis, el que más méritos está haciendo para gobernar España? ¿Alguien me lo explica?

Contaban de Italia, en aquella época en que cambiaba de gobierno cada dos por tres, que gracias a esto se había acostumbrado a funcionar a pesar de los políticos. Gracias a la matemática electoral, especialmente a los votos de los electores españoles, las cuentas para una investidura en España no cuadran. Eso hace que podamos estar una temporada más bien larga sin gobierno puesto que al PP de Rajoy no lo quiere ningún otro partido y al PSOE de Sánchez los que le quieren son pocos.

Sigo pensando que lo más probable es que no haya elecciones sobre todo porque, a pesar de las mil encuestas contradictorias, nada hace prever que vayan a cambiar, con nuevos comicios, mucho las cosas. El posible bloque de ‘derecha’ ganaría otra vez pero al estar fraccionado no tendría el plus de la Ley electoral y por tanto no llegaría en ningún caso a la mayoría absoluta. Lo más previsible es que sigamos en atasco institucional.

No entiendo nada. Parece que estemos en una partida de ajedrez en que los jugadores solo están jugando para eludir acabar en tablas. En una situación así de parálisis política, ¿es capaz nuestra administración de funcionar sola? ¿Alguien me lo explica?

La famosa frase de Piqué, futbolista del Barça y, pese a quien le pese, de la Selección Española con más trofeos que todos los políticos catalanes juntos, ‘contigo empezó todo’ acaba de ser pronunciada en sede parlamentaria por Puigdemont, actual presidente de la Generalitat de Catalunya, cuyos méritos aún están por demostrar. Si bien la frase del futbolista tuvo el acierto del humor, su repetición no tiene sentido alguno.

El problema catalán no es que el Constitucional haya sido invitado a ninguna fiesta, el problema es que alguien, o muchos alguienes, no saben estar en su sitio. No sé quien haría de Ronaldo, ni de Kevin, ni del resto de jugadores del equipo blanco, pero sí sé que de los pocos que si están en su sitio son los miembros de Tribunal que, de momento y en este tema, sentencian de acuerdo a la Carta Magna. Los demás actores de la fiesta Puigdemont, y los suyos, y Rajoy y los suyos, son los que a mi entender no saben dónde paran y nos arrastran a todos al desastre de temporada que realizó el diez veces rey de Europa en la liga pasada.

No entiendo nada. ¿Qué más hace falta, cuando una autoridad pública en sede oficial dice que no acatará al Tribunal Constitucional, para inhabilitarlo? ¿Faltan leyes u hormonas de los que tienen que hacer cumplir el mandato? ¿Alguien me lo explica?

Una tal poetisa en presencia de una tal alcaldesa de una conocida ciudad esputó un texto, parafraseando al ‘Padrenuestro’, que resulto vomitivo. Calificaciones jurídicas aparte, dependen del color del cristal ideológico con que se mire, y obviando los adjetivos: irreverente, blasfemo, pornográfico… yo me voy a quedar con las diversas actitudes de los presentes en la sala.

La actual alcaldesa, Ada Colau, alabó la valentía de la sujeta ya que a ‘su ciudad le conviene dejar a un lado los prejuicios y que fluyan las ideas” dejando el concepto ‘ideas’ al nivel del betún.

Xavier Trías, el alcalde anterior, habla “de error institucional” pero añade que “él no se levanta ni hace numeritos” en alusión al portavoz del PP en el consistorio Barcelonés que si reacciono y abandono la Gala.

Tres actitudes que definen muy bien a nuestra sociedad.  La de la alcaldesa irreverente y provocativa solo con lo católico que está de moda; la mayoritaria del creyente cobarde, la de Trías; y la valiente, muy excepcional, la de Fernández.

No entiendo nada. ¿No se dan cuenta que la reacción de otras creencias es tomarse la justicia por su mano y que la reacción del católico, fruto colateral de síndrome de ‘la otra mejilla’ para no ser violenta necesita estar amparada por un código penal eficaz? ¿Alguien me lo explica?

“Pablo, no sabes dónde estás”. Con esta frase resumía Antonio Hernando, portavoz del PSOE en el Congreso, la gracia que les había hecho a los socialistas la última oferta de Podemos. Puede ser que Pablo, Iglesias Turrión para más señas, no sepa dónde está cuando pretende aumentar cada año 24.000 millones de euros el gasto público. Puede ser que el mismo Pablo no sepa dónde está cuando pretende dar carta de naturaleza a un referéndum de unos españoles sobre los del resto de España. Puede ser que el tal Iglesias no sepa dónde está cuando pretende incrementar la presión impositiva en la España con más impuestos de la historia.  Puede ser que no lo sepa. Pero, lo que es seguro, es que el PSOE de Sánchez aún sabe menos dónde está si pretende homologar en Europa un gobierno con Podemos y, sobre todo, no sabe dónde está si no se da cuenta que dar la mano a los de Iglesias supone que se te coman el brazo, el tórax, las extremidades y el mismísimo cráneo incluyendo el propio encéfalo.

No entiendo nada. ¿Nadie en el equipo dirigente del PSOE se da cuenta que el objetivo de Iglesias es humillarlos al ver como renuncian a su ideología por un plato de malas lentejas? ¿Alguien me lo explica?

Me da Pena, Penita, Pena la desmembración del PP. Si bien  es verdad que desde ya hace tiempo no es mi partido, no deja de ser penoso ver a una organización humana, con tanta gente comprometida, ir descomponiéndose por la desidia de sus dirigentes.

El PP de Rajoy ganó las elecciones porqué las perdió el PSOE de Zapatero. Por aquella época Rajoy llego a decir que el que asumiera el Gobierno de una España tan devastada se quemaría al sacarla del precipicio. Le esperanza de millones de españoles estaba depositada en aquel del que se decía que si bien era un mal candidato sería un buen presidente. Investido Rajoy con un programa de derecha moderna y moderada, llegó el primer Consejo de Ministros y ahí ‘empezó todo’. Pronto vimos que el programa con el que había concurrido el PP a las elecciones era, más que papel mojado, papel falso. La política dejó paso a la contabilidad.

Ahora el inmovilismo de Rajoy y la visualización de la corrupción omnipresente, acosan a un PP desideologizado y a un líder ausente.

No entiendo nada. Esperanza Aguirre, que sí hace política, dimite por ‘in vigilando’ haber convivido con la corrupción del PP. ¿Con quién ha convivido Rajoy? ¿Alguien me lo explica?