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Da la sensación de que Sánchez con la ‘presencia’ catalana en su Gobierno electoral ha pretendido “poner una vela a Dios y otra al diablo”, lejos de mi comparar a Borrell con Dios o a Batet con el maligno y viceversa, pero la misma frase en catalán, la de la “ramoneta” todavía se compadece peor para este tipo de comparaciones. El nombramiento de Borrell, levantó ampollas en el nacionalismo y el nombramiento de Batet puso en alerta al cosntitucionalismo. Borrell, el que llamó totalitario a Junqueras y habló de que en Cataluña se está “al borde de un enfrentamiento civil”, choca con Batet, la ministra de la ‘confusión territorial’ como ya la han bautizado, cuando era partidaria de un ‘referendum pactado’ y habla de reformar la Constitución ya, avanzando hacia un modelo federal. Borrel explicando a Europa que España es una y Batet paseando por las ramblas al grito de ‘nación de naciones’…  Ese “pretender estar en Misa a la par que replicando” ya llevó al PSC a una presencia poco más que testimonial en Cataluña al igual que ha dejado al PP como partido residual. No vale poner cara de póquer y querer contentar a todos porque la realidad es que no contestas a nadie, pero…

No entiendo nada. ¿Se ha planteado en serio el PSOE que el federalismo nunca ha contentado al nacionalismo separatista que solo busca ser más que los demás? ¿Alguien me lo explica?