Este viernes las distintas Comunidades Autónomas debe hacer llegar al Ministerio de Hacienda un informe evaluando el sistema de financiación autonómica actual con vistas a un nuevo modelo para todas ellas. Madrid, que desde hace muchos años se siente discriminada, ya ha empezado la batalla mediática para mejorar su financiación hasta tal punto que su presidente, Ignacio González, ha puesto en tela de juicio públicamente el modelo vasco y navarro en los términos en que ahora está.

Siempre he pensado que la legislación europea y la batalla de Catalunya por el pacto fiscal, pondrían en un brete el modelo constitucional excepcional de la financiación del País Vasco y Navarra, pero es evidente que pocos políticos, si no se ven obligados, querrán coger este toro por los cuernos.

La financiación autonómica, lo mismo que la municipal, es caballo de batalla continuo y las fórmulas hasta ahora usadas tiene la virtualidad de complicarlo cada vez más.

No entiendo nada. Dado que es importante que el que gasta dé la cara frente a los ciudadanos, ¿no sería más eficaz que cada nivel administrativo tuviera sus propios impuestos y fuera responsable tanto de su cobro como de su gestión? Hay impuestos que deben asegurar una igualdad en servicios públicos de todos los ciudadanos, educación y sanidad entre otros. ¿No sería más claro que estos impuestos se repartieran por tramos a ingresar cada uno en su ayuntamiento, en su comunidad y en la caja estatal? ¿Por qué el maremágnum impositivo actual? ¿Alguien me lo explica?