¿Elecciones ya?

Tengo muy claro que en democracia las ‘rarezas’ se resuelven en unas elecciones, de la misma manera que se sobrevive a la pluralidad haciéndolas y ateniéndose a las consecuencias. Gracias a Dios que nos ha hecho así, la pluralidad es innata a nuestra especie. Aunque sea en tono de anécdota pregunten a cualquier camarero cuantos variedades de café se toman en una mesa de cinco…

Vivir en pluralidad implica que el que tiene más apoyos gobierna pero no debe nunca despreciar a los que tienen menos. Hace ya muchos años, en la Comunidad de Madrid, se produjo una rareza democrática. Esperanza Aguirre, PP, ganó las elecciones con una mayoría no suficiente, de modo que el segundo partido de la oposición, el PSOE, plateó una coalición con más diputados que ella. Cuando se iba a fraguar esto, dos diputados del PSOE madrileño se ausentaron y hicieron imposible esa mayoría alternativa. Fue el conocido ‘Tamayazo’. Esperanza, que podría haber optado con éxito a la investidura, no quiso y forzó nuevas elecciones. Saco mayoría absoluta y gobernó varias legislaturas. El caso catalán no tiene nada que ver esto, pero me ayuda a pensar que la buena solución son las urnas. La solución ideal sería que las convocará el propio Puigdemont, dado que su gobierno ha roto a la ciudadania. Si no lo hace él, lo deberá hacer el Gobierno Central en virtud del 155, aunque quizás por prudencia, dándose mas tiempo.

No entiendo nada. Una elecciones ahora tienen riesgo pero, ¿qué mejor riesgo que el de que la gente legalmente decida quien le gobierna? Pero,  ¿es prudente convocar elecciones en Catalunya inmediatamente?  ¿Alguien me lo explica?

Help Catalanes

Mi único amor a las piedras, a la tierra, es fruto de mi interés por la Geología y la Ecología, ambas materias importantes en mi formación intelectual, pero ampliamente superadas por mi predilección por la genética, también en mi curriculum, que me enseñó que por encima de las piedras están los hombres que son únicos y distintos y, por mi visión  trascendente, añado a este supuesto el plus de la dignidad máxima de cada uno de los humanos. Me importa muy poco, ya lo siento, Catalunya; me importan mucho, muchísimo,  los catalanes.

Si uno ve el video “Help Catalonia” y no sabe nada de nada, se viene abajo. Un pueblo, siete millones de ciudadanos, reprimidos y violentados en pleno siglo XXI en Europa y, ¿nadie hace nada? Si el que ve el video intenta objetivizarlo, yo lo he intentado, lo que ve es una clase práctica de comunicación en la que el fin justifica los medios y que manipula y desprecia a millones de catalanes. Curiosamente el independentismo siempre va un paso por delante: fueron los autores del primer, y único, relato sobre el derecho a decidir; consiguieron poner urnas, filmaron y viralizaran los videos de la parte de choque entre fuerzas seguridad y ciudadanos en día del referéndum que les favorecían y ahora, ya se que me dejo muchos otros éxitos de su agitprop, se han adelantado con un video que manipulando la realidad vende compasión para unas ideas que como mínimo son de los más trasnochadas y que harán retroceder a los catalanes de a pie a épocas superadas y muy lejanas.

No entiendo nada. Pobres catalanes. Los independentistas van a la vanguardia y el gobierno central, a por uvas, ¿solo da para correr por detrás y sin pillarles? ¿Alguien me lo explica?

Ajedrez epistolar

Dos no discuten si uno no quiere; dos no juegan si uno no se apunta. Es altamente difícil entender algo de lo que Puigdemont escribe, el castellano no debe ser lo suyo, porque se contradice el solito. Quizás en la intimidad y con el catalán de Aznar se entenderían mejor.

Basarse en la legitimidad de un referéndum que ni los más alterados por el virus postmoderno aceptan, es de risa. Hablar de que proclamó la Independencia en el parlament de Catalunya, es ilusorio. Decir que el Parlament suspendió la DUI, es simplemente falso. ¿En que quedamos? Bien fácil: Puigdemont está tomando el pelo a Rajoy y probablemente a sí mismo; y lo que es peor, Rajoy, al menos hasta ahora, se deja.

A la Rajoy le caben tres opciones: contestar con otra carta fantasma hablando de… da lo mismo;    aceptar que, después de un análisis profundo y de sesudos políticos, Puigdemont en el fondo ha dicho que no hizo nada; o perder la paciencia y mandarlo, con el 155, a freír puñetas. ¿Qué hará Rajoy? A estas horas parece que se le han hinchado las narices y sigue con el lento deambular del 155 a la rajoyana.

No entiendo nada. ¿Por qué hemos tenido que esperar al casi hundimiento de la economía para hacer lo correcto? ¿Alguien me lo explica?

Presos políticos

Si uno busca en internet ‘preso político’, tarea de lo más ordinaria para antes de escribir sobre cualquier tema,  como siempre uno se encuentra de todo. A las mil noticias de los ‘jordis’ en España, dado que son calificados de presos políticos por el nacionalismo y mucha, aunque no toda, de la izquierda, encontraremos cientos de noticias sobre Venezuela donde casi todos, menos la izquierda que califica a los Jordis de presos políticos, acusan al régimen de Caracas de dictadura con cientos de opositores entre rejas. Aparte de esto, y si uno insiste más, se encuentra con definiciones varias de este tipo de presos; intentando sintetizarlas diré que se podría definir preso político como aquel sujeto privado de libertad por sus ideas, cosa difícil en un país democrático, aderezado con la violación de alguna de las garantías procesales.

Cuando en España se habla de pesos políticos y los así calificados tienen posibilidades de defensa letrada, derecho de recusación y de revisión de las decisiones judiciales y el derecho a recurrir a tribunales superiores  no solo es difícil de creer sino incluso de argumentar.

No entiendo nada. ¿La disensión política es patente de corso para saltarse la ley, enfrentarse a la autoridad y destrozar lo que uno quiera? ¿Alguien me lo explica?

Los jordis

Ayer, la juez Lamela, ordenó prisión incondicional sin fianza para los que en Catalunya se conocen como ‘jordis’. El líder de Òmnium, permítaseme omitir lo de cultural por razones obvias,  y el de la ANC, entidades privadas que desde hace tiempo se han erigido en coautoridad en Catalunya, han sido corresponsables de todo lo que está pasando en esta, hasta ahora, Comunidad, y de hecho nadie duda que lideran la insurrección de la calle. Parece que la juez ha decidido que lo que era un hecho, más que palmario, pasara a tener también entidad de derecho y les ha mandado a ‘pensar’ una temporada en terrenos madrileños. No soy partidario de la prisión provisional o preventiva y pienso además que en muchos casos es un abuso real por parte de la judicatura, pero dado que no soy ni juez, ni fiscal, ni siquiera abogado, no suelo pronunciarme en los casos concretos. Si soy educador, enseñante más bien, y fruto de mi experiencia sé que es básico que ‘el que la hace la pague’, aunque la pague poco, y que cuando se  te rebota un alumno y se enfrenta a tu autoridad, hay que pararle los pies individualizándole o adiós clase.

No entiendo nada. ¿Quién en su sano juicio puede pretender que saltarse la Ley y liderar  una masa para impedir una actuación judicial en un país democrático no es delito? ¿Alguien me lo explica?

El 155

 

A una Declaración Unilateral de Independencia en diferido de Puigdemont, el Gobierno, y el PSOE y C’S, han respondido con la aplicación del 155 en diferido. Lo que parecía el recurso último, solo a aplicar en caso de no queda más remedio, la semana pasada pareció la manera más proporcionada y tranquila de responder a lo que cada día supone un pasito más en el íter de la creación de esa llamada República catalana de nuevo cuño.

Para mi la virtualidad del 155 es que, además de haber dado un tiempo a rectificar, solo afecta a los insurrectos y al mismo tiempo es altamente modulable. No sé por qué se ha magnificado tanto esta medida, cuando lo único que hace es dotar al gobierno, previo paso por el Senado, de la facultad de revocar en el mando a personajes que han decidido estar por encima de la ley, que se comprometieron a defender, y a no cumplir con las obligaciones, para las que fueron elegidos.

Desgraciadamente, cuando alguien se empeña en amotinarse y no recula, la opción para hacerle volver a la legalidad siempre pasa por alguna medida impositiva y en general si no hay voluntad de corregirse por parte del sedicioso la medida represiva con el tiempo siempre va a más.

No entiendo nada. Es evidente que responder a Puigdemont aplicando el 155 supone un riesgo pero, ¿qué escenario es peor? ¿Encontrarse con una reacción desmesurada o que la bola crezca tanto que pararla entrañe una violencia peor? ¿Alguien me lo explica?

Gatillazo

Si la cara es el espejo del alma, ayer hubo gatillo independentista sin segunda oportunidad. Los diez segundos de república virtual, no parece que sean suficientes para tanto tiempo de tira y afloja. Digo república virtual por que la realidad es algo más que surrealista: Una pantomima de referéndum que, apoyándose en leyes suspendidas, otorga a un Parlamento la facultad, suspendida también, de proclamar una independencia, que no se proclama, para diez segundos después pedir una suspensión temporal, que nadie concede, dado que no se vota, es una actuación delirante difícil de tomar en serio. De hecho las multitudes que debían con su euforia acompañar al momento histórico desaparecieron mustias y con la cabeza gacha. El arreglo forzado por la CUP de hacer firmar un manifiesto en una sala contigua, no en el hemiciclo, reafirma la voluntad del independentismo de forzar la tan ansiada república, pero una vez más al margen de la ley. Las interpretaciones de lo ocurrido la tarde noche pueden ser muchas pero la realidad es que no hubo declaración de nada pero si hubo intención de hacerlo algún día.

No entiendo nada. ¿Hasta cuando los líderes independentistas catalanes van a llevarnos a hacer el ridículo? ¿Alguien me lo explica?

No hay salida

Es difícil escribir hoy cuando muchos hablan del día D. ¿Qué puñetas puedo aportar yo ante un momento tan trascendental y dónde tantos ‘cerebros’ opinan y tantos ‘estrategas’ trabajan?  Sabemos lugar, día, hora y protagonista; cientos de periodistas quieren retransmitirlo en directo y miles de ciudadanos esperarán en la calle el momento preciso en que Puigdemont declarará la independencia de Catalunya. ¿Lo hará? Puede. ¿Habrá independencia? Imposible.

En los últimos años me han preguntado cientos de veces como acabará el llamado ‘procés’ y siempre he respondido los mismo: ¡yo que sé!,  añadiendo que de derecho ‘no pasará nada’. No puedo ocurrir aquello que es imposible. Es imposible que Catalunya sea independiente en el siglo XXI. Una Catalunya independiente en tiempos de más Unión Europea y en plena globalización, no es posible. El mundo desarrollado no camina en esa dirección. Así de fácil: no hay salida. Cuestión distinta es lo que pueda ocurrir en un callejón sin salida con miles de personas deseando encontrarla, no puede ser nada bueno y en esas estamos.

No entiendo nada. En un callejón sin salida cabe  dar marcha atrás si te dejan y dejar en la gatera todo aquello que el que controla la única salida te permita. ¿Ganará o perderá Catalunya autonomía? ¿Alguien me lo explica?

Espíritu de Urquinaona

Ayer, convocados por Societat Civil Catalana, el nombre lo dice todo, alrededor de un millón de ciudadanos salió a la calle en Barcelona como no había salido nunca: sin complejos y sin miedos. Recuperar el ‘seny’ la sensatez, la cordura, el sentido común, es el eslogan que les convocó. La verdad es que la realidad no se quedó en esto. Desde hace muchos años la voz oficial de Catalunya, de sus políticos, de sus entidades, de sus medios de comunicación y casi podríamos decir de la calle, era una voz única: la del nacionalismo convertida ya abiertamente en separatismo. Ayer, por fin, se rompió con eso. El nuevo espíritu de Ermua, de Urquinaona en este caso, rompe sin violencia la falsa uniformidad del totalitarismo nacionalista por dónde más le duele: la calle. Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura y Josep Borrell, expresidente del Parlamento Europeo, pusieron cara y voz a lo que más de media Catalunya es, siente y desea: la Catalunya plural. Primero fue el Rey, después el mundo económico tan propio de Catalunya y ahora ha sido la calle la que, rompiendo el miedo, ha dicho su particular ‘basta ya’ gritando ‘prou’.

No entiendo nada. Ermua lo cambió todo pero tardó mucho por la oposición de políticos temerosos de perder su estatus. ¿Sabrán estar a la altura de la sociedad los políticos de España? ¿Alguien me lo explica?

Votos o España

“Si el PP y el PSOE hubiésemos tenido más ganas de acabar con ETA que de ganar las elecciones, ETA hubiera acabado antes” la frase es de José Bono y fue pronunciada ante mis narices en el acto de presentación en Madrid del libro ‘Escucha, Catalunya. Escucha, España’, que contiene ensayos acerca de la cuestión catalana de Josep Borrell, Francesc de Carreras,  Juan-José López Burniol y Josep Piqué. Todos los ponentes en el acto coincidían en que, de hecho, el nacionalismo tiene ‘relato’ y desde hace años, mientras que el Estado ni lo tiene, ni tiene quien lo escriba. Sin duda este es el gran problema y ahí es cuando lo ligo con la frase de Bono que, prescindiendo de la mención a ETA, resume muy bien el gran problema de España. Mientras en Catalunya los antisistema, las CUP,  pueden ir de la mano de lo más rancio de la burguesía catalana, los convergentes, en España PP y PSOE, desde hace años, solo se mueven con miras electoralistas. La realidad es que si siguen buscando solo los votos, se van a encontrar sin votos y sin España.

No entiendo nada. Si ningún gran partido prioriza España, ¿cómo se puede ganar la batalla al independentismo? ¿Alguien me lo explica?